¿Cómo elegir a quien liderará un sistema educativo?

    El proceso de selección de la persona que liderará la Secretaría de Educación Pública y Cultura en Sinaloa debe entenderse como una decisión de Estado, más que como una decisión de Gobierno. Esto significa que se debe buscar a alguien que cuente con un conocimiento de la temática lo suficientemente fuerte como para entender la historia de la educación en Sinaloa, sus avances y también sus grandes problemas sin resolver.

    La misión de mejorar la calidad educativa suele ser considerada una de las demandas sociales más importantes. Por lo mismo, el tema suele ser parte de los procesos de creación de programas de Gobierno en periodos electorales. En este caso, es la proximidad de una elección la que pone en duda la continuidad de quien hasta el momento ha liderado al sistema educativo en Sinaloa. Con ello, se presenta una oportunidad clara para reflexionar respecto a los mecanismos que permiten seleccionar personas para tan importante responsabilidad.

    El proceso de selección de la persona que liderará la Secretaría de Educación Pública y Cultura en Sinaloa debe entenderse como una decisión de Estado, más que como una decisión de Gobierno. Esto significa que se debe buscar a alguien que cuente con un conocimiento de la temática lo suficientemente fuerte como para entender la historia de la educación en Sinaloa, sus avances y también sus grandes problemas sin resolver. La razón para esto es simple: ofrecer a docentes, estudiantes y familias un mejor sistema educativo va a requerir un trabajo arduo que se extenderá mucho más allá de un solo sexenio.

    Al abordar esta como una decisión de estado, se da relevancia al hecho de que garantizar el derecho constitucional del que son titulares niñas, niños y jóvenes es una labor que debe trascender de las diferencias entre los distintos partidos y visiones políticas. Al final de cuentas, el balance más importante para juzgar una administración educativa es cuánto, cómo y porqué cambiaron las condiciones que se ofrecen en la escuela y los resultados de aprendizaje obtenidos por los estudiantes. En eso, el color político debiera ocupar un segundo plano.

    En la actualidad, Sinaloa vive desafíos educativos importantes. Se requiere tomar una decisión que privilegie poner en el cargo de máxima autoridad a una persona capaz de sostener una agenda de mejora educativa en el tiempo. Esta selección no debe basarse sólo en lealtad y cercanía política, sino en competencias y compromiso con la educación pública.

    En los últimos años, el aprendizaje académico y socioemocional de los estudiantes en Sinaloa ha dado demostraciones claras de deterioro. Asimismo, las necesidades de infraestructura de los planteles escolares son tan grandes que la autoridad en turno aún no ha sido capaz de dar con un diagnóstico completo que permita establecer el costo total de atender la problemática.

    No responder a estas fuertes urgencias educativas es una amenaza contra el derecho a aprender. Para superar estos desafíos, se requerirá un liderazgo excepcional que obliga a quienes tienen la potestad de seleccionar a la persona que ocupará este cargo a priorizar el interés superior de niñas, niños y jóvenes. Su decisión en el presente marcará el futuro. La gran interrogante es, ¿de qué manera podría renovarse la forma de escoger a quien liderará el rumbo del sistema educativo en Sinaloa?

    Una primera idea para abrir la conversación pasa por redefinir la relación entre Ejecutivo y Legislativo en dicho proceso. Tal como existen posiciones que por su relevancia requieren de un acuerdo entre ambos poderes, la definición del liderazgo máximo de la cartera educativa podría, por ejemplo, salir de una terna propuesta por el Ejecutivo y ratificada por el Congreso. Esta modificación podría ser útil para asegurar un perfil con capacidad de diálogo, articulación y gestión.

    También, permitiría contar con un liderazgo ejecutivo que considere como prioridad atender a las necesidades de todos los distritos electorales en la entidad. Y que fomente la colaboración entre diferentes niveles de gobierno, instituciones educativas y la sociedad civil. La experiencia de alianzas sociales amplias en pos de un mejoramiento educativo sólido demuestra cómo la cooperación puede brindar mayor justicia educativa.

    Otra alternativa que podría permitir renovar el mecanismo de selección de este cargo es valorar la creación de una academia de formación de liderazgos al interior de la SEPyC. Con un portafolio interno de posibles candidaturas con conocimiento profundo del funcionamiento tanto de la Secretaría como del sistema educativo estatal, se puede augurar una mucho mejor respuesta a los desafíos y oportunidades dentro del sistema educativo en Sinaloa.

    Tal como dice el adagio popularmente atribuido a Albert Einstein, locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Considerando la importancia estratégica del liderazgo que moverá a todo un sistema educativo, bien vale la pena tomar un tiempo para pensar afuera de la caja y buscar una alternativa verdaderamente transformadora de ejercer el poder.

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    El autor es director general de Mexicanos Primero Sinaloa

    @Mexicanos1oSin

    www.mexicanosprimerosinaloa.org

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