Dibujar para sobrevivir: la salud mental de la niñez en Gaza

12/10/2025 04:00
Han pasado dos años desde que la niñez de Gaza quedó suspendida en el tiempo. Dos años en los que las niñas, niños y adolescentes han perdido escuelas, amigos, juegos, rutinas y, en demasiados casos, a sus seres queridos. Dos años sin dormir en paz ni soñar sin miedo.

En Gaza, una niña dibuja a una doctora entre escombros. Dice que es ella en el futuro, aunque su escuela ya no existe y el hospital donde soñaba trabajar fue bombardeado. A su lado, otro niño dibuja un cielo lleno de mariposas y platos rebosantes de comida: su forma de imaginar un mundo sin hambre ni miedo.

Estas imágenes forman parte de una serie de dibujos desde Save the Children compartimos con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, y revelan algo más que la creatividad infantil: son una ventana al trauma que viven miles de niñas y niños atrapados en una guerra que no eligieron, pero que ha moldeado cada aspecto de su existencia.

Desde octubre de 2023, cuando comenzó la actual escalada del conflicto, más de 20 mil niñas y niños han sido asesinados en Gaza. Es una cifra tan devastadora que cuesta imaginarla: significa que, en promedio, más de un niño o niña ha muerto cada hora durante dos años.

Al mismo tiempo, la hambruna se ha extendido en la Franja: en agosto pasado fue confirmada oficialmente en la Ciudad de Gaza, y se prevé que afecte a otras zonas donde 132 mil niñas y niños menores de 5 años están en riesgo de morir por desnutrición aguda.

Pero hay otra emergencia, menos visible y igualmente letal: la crisis de salud mental infantil.

La guerra que también destruye por dentro

Antes incluso del 7 de octubre de 2023, las niñas y los niños de Gaza ya vivían una crisis emocional profunda. El bloqueo impuesto desde 2007, las restricciones a la movilidad, la falta de servicios básicos y las escaladas cíclicas de violencia habían generado una sensación permanente de miedo e inestabilidad.

Hoy, esa angustia se ha transformado en desesperanza. Padres y madres nos cuentan que sus hijos ya no pueden imaginar un futuro sin guerra. Hemos visto cómo la salud mental de las niñas y niños se deteriora más que nunca: aparecen el insomnio, la ansiedad, los ataques de pánico, la regresión, la agresividad o el silencio absoluto. Muchos mojan la cama o dejan de comer; otros ya no hablan.

El impacto psicológico de la guerra en la niñez no solo se mide en traumas, sino en vidas fragmentadas. La pérdida de familiares, la destrucción de hogares y escuelas, el desplazamiento continuo y el hambre rompen los cimientos emocionales sobre los que cualquier infancia debería construirse.

Lo que antes eran risas en un patio de recreo, hoy son ecos de miedo en refugios improvisados.

El poder curativo de un dibujo

En medio de este contexto devastador, nuestros espacios amigables para la niñez ofrecen un respiro. Allí, niñas y niños pueden jugar, aprender y, sobre todo, dibujar.

El dibujo es más que una actividad recreativa: es una herramienta terapéutica. Permite que los niños expresen lo que no pueden decir con palabras, transformando el horror en símbolos que pueden comprender. En los talleres grupales, los pequeños descubren que no están solos en su miedo, y que otros sienten lo mismo. Dibujar, en este contexto, es un acto de resistencia emocional.

Estos dibujos representan las experiencias vividas por las niñas y los niños en Gaza, reflejando tanto sus aspiraciones como su realidad diaria. Muestran lo que desean: cosas a las que todos los niños y niñas tienen derecho, pero que a ellos se les niegan: platos de comida, educación, seguridad y un futuro. Cada trazo infantil revela esa dualidad: la guerra y el deseo de paz, la pérdida y la esperanza, el dolor y la imaginación.

La salud mental como derecho

En Save the Children, sabemos que la salud mental también es un derecho, y que sin ella no hay niñez plena. Protegerla es tan urgente como garantizar el acceso a la alimentación o a la atención médica.

Por eso, además de brindar atención de emergencia y salud primaria, nuestra organización ha incorporado la atención psicosocial como parte esencial de la respuesta humanitaria. Los espacios seguros, el juego, el arte y la educación son pilares para ayudar a niñas y niños a reconstruir su sentido de control y seguridad.

El dibujo, en particular, cumple un papel clave: promueve la regulación emocional, la autoexpresión y la resiliencia. Ayuda a los niños a procesar recuerdos traumáticos a su propio ritmo y, al hacerlo, a recuperar poco a poco la confianza en sí mismos y en los demás.

Esas hojas de papel llenas de color son también un recordatorio de la capacidad humana de sanar, incluso entre los escombros.

Dos años sin niñez

Han pasado dos años desde que la niñez de Gaza quedó suspendida en el tiempo. Dos años en los que las niñas, niños y adolescentes han perdido escuelas, amigos, juegos, rutinas y, en demasiados casos, a sus seres queridos. Dos años sin dormir en paz ni soñar sin miedo.

Cada día que pasa sin una solución política y humanitaria es una herida más en la salud mental colectiva de toda una generación. La guerra no solo destruye ciudades: destruye infancias.

La comunidad internacional tiene una responsabilidad moral y legal: proteger a las niñas y los niños en los conflictos armados. No hacerlo es condenarlos a una vida marcada por el trauma y el desarraigo.

Desde Save the Children hacemos un llamado urgente a la comunidad internacional: es necesario un alto al fuego inmediato y definitivo en Gaza, así como el acceso sin restricciones a ayuda humanitaria vital.

Cada día que la guerra continúa, más niñas y niños pierden no solo la vida, sino también su salud mental, su sentido de seguridad y su capacidad de imaginar un futuro.Como humanidad, no podemos permitirnos normalizar que una generación crezca con el sonido de las bombas como banda sonora de su niñez.

En el Día Mundial de la Salud Mental, las niñas y los niños de Gaza nos recuerdan algo esencial: cuidar la mente es cuidar la vida. Y que, incluso en medio del dolor, el arte puede abrir una rendija hacia la esperanza.

Sus dibujos -de mariposas, de escuelas reconstruidas, de doctores y maestras del futuro- son una declaración de vida. Porque, aunque todo a su alrededor parezca derrumbarse, siguen imaginando. Y esa imaginación, esa chispa que resiste entre los escombros, es quizás el acto más valiente de todos.

El mundo les debe algo más que compasión: les debe el derecho a sanar, a jugar y a vivir en paz.

Save the Children (@SaveChildrenMx) es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo.