El FALSO dilema de la militarización

LA TAREA NUNCA ACABA
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Someter el poder civil al mando militar sería inédito, ni en los peores momentos de la hegemonía priista. Digno de cualquiera de las dictaduras militares de América Latina durante la década de los 70’s en el siglo pasado, pero no en México. ¿Por qué ahora sí?

El Presidente no tuvo los votos en el Senado de la República para lograr la militarización en México, pero volverá a embestir. Ahora lo intentará por medio de una “consulta popular”, organizada por la Secretaría de Gobernación, como en los tiempos de Manuel Bartlett. Las consultas populares en este país prohíben inscribir temas de seguridad nacional. López Obrador lo sabe, entonces, ¿por qué lo hace?

Si la forma es fondo, entonces hay que desconfiar. Primero se dio la intentona de pasar la Guardia Nacional bajo las órdenes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a pesar de la inconstitucionalidad de dicha acción. El artículo 21 de la Carta Magna dice a la letra: “las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil”. Ahora se pretende un ejercicio “ciudadano” sin poder vinculatorio. La consulta popular, para que sea obligatoria, debe ser organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), con una participación de por lo menos 40%. El Presidente debe conocerlo, ¡fue él quien impulsó esta ley en 2019!

Los dos elementos citados en la parte superior son parte de un intento por colocar a los mexicanos frente a un falso dilema. Esa suerte de razonamiento forzado en el que todos hemos estado alguna vez y tienes que elegir entre un camino u otro. En este caso, de acuerdo con el gobierno federal, o eliges la militarización del país o estás con el crimen organizado. Nada es más falso.

Existía un acuerdo votado en el 2019, a petición del Presidente, en el que la Guardia Nacional permanecería en las calles hasta 2024. Durante este curso, los elementos inscritos a la nueva corporación se profesionalizarían, además de permanecer en todo momento bajo el mando civil. ¿Qué lo hizo cambiar de parecer?

A continuación, enlisto tres falsas premisas de la discusión.

Por principio de cuentas, todo lo que dicen va en contra de la evidencia. Supuestamente, estaremos más seguros al tener más miembros del Ejército en la calle. Si así fuera, desde hace rato viviríamos en otro país. De acuerdo con la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), los homicidios anuales se han triplicado hasta alcanzar más de 35 mil muertos y 100 mil desaparecidos por año, a pesar de incrementar el número de efectivos para combatir la inseguridad. Mientras con Felipe Calderón se contaba con 48,500, con Peña fueron 53,000 y con López Obrador son 73,347. Los resultados están a la vista.

Segundo, el Ejército mexicano es incorruptible. La historia guarda lecciones sabias sobre este particular. En 1996, el General José de Jesús Gutiérrez Rebollo fue nombrado titular del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD). Unos años más tarde fue despedido por recibir sobornos del Cártel de Juárez. El “Zar antidrogas” fue señalado por ignorar las actividades ilícitas “del Señor de los cielos” y ayudarlo así en sus objetivos. A eso se le llama corrupción.

Tercero, no tienes ninguna otra opción, las policías federales y municipales están penetradas por el crimen organizado. Cierto, tenemos un déficit muy grande en este apartado. Sin embargo, el hecho de tener un problema no te da derecho a crearte uno nuevo. Será difícil contar con una policía a la altura de las circunstancias, mientras sus condiciones no mejoren. Imposible alcanzar su profesionalización cuando 93 por ciento de ellos gana menos de 15 mil pesos al mes. Además, es muy difícil que consoliden su trayectoria cuando no hay ascensos por concurso.

En pocas palabras, discutimos de lo que le interesa a Morena para conservar el poder, como transar con algunos generales su “bien-estar”; pero, poco o NADA, de lo que nos interesa a los ciudadanos: la paz.

Las declaraciones del General Secretario, Luis Crescencio Sandoval, al llamar a todos los sectores de la sociedad a la unidad, me pareció decepcionante. El pasado 13 de septiembre enfatizó sobre lo que él llama “comentarios tendenciosos generados por intereses y ambiciones personales que buscan apartar a los militares de la confianza de los mexicanos”. Este llamado por sí mismo representa una pauta histórica nunca antes vista en nuestro país, no es una regresión, es inédito para la presente generación de mexicanxs.

Someter el poder civil al mando militar sería inédito, ni en los peores momentos de la hegemonía priista. Digno de cualquiera de las dictaduras militares de América Latina durante la década de los 70’s en el siglo pasado, pero no en México. ¿Por qué ahora sí?

Si bien no están claras las razones del por qué sí presidencial, existen elementos para desechar falsos argumentos de la presente administración.

Le tomó 30 años al Ejército salir de aquel pasaje negro en su historia vinculado a la matanza de los estudiantes en Tlatelolco, justo en un 2 de octubre como hoy hace 54 años. Sería una tragedia nacional derramar esa legitimidad y aprecio ciudadano por un simple capricho del poder. Así no.

Le guardo el más alto de los reconocimientos a las Fuerzas Armadas mexicanas como institución, pero invitar a hacer negocios a algunos de sus generales, convertirlos en empresarios, políticos, cómplices, en parte de los poderes fácticos que tanto daños nos han hecho como sociedad, no sólo desdibuja los esfuerzos por la pacificación, sino por alguna “oscura” razón lo aleja de su genuino propósito: salvaguardar los intereses de la patria, de TODXS los mexicanxs.

Discutamos sobre la pacificación. Los necesitamos. Necesitamos la neutralidad de las Fuerzas Armadas y su alto aprecio ciudadano.

Que así sea.

PD. Asistí el pasado 22 de septiembre a la presentación de “México tiene opción: justicia y paz”. Se trata de una iniciativa de Movimiento Ciudadano en la que se propone modificar cinco leyes y crear seis nuevas. Algunos dirán, qué caso tiene si no tienen los votos necesarios en el Poder Legislativo; justo de ahí conviene partir: los votos son consecuencia de la idea, de lo contrario, ¿qué caso tiene? Si no ve alternativa, la gente permanecerá donde está. El resto es trabajo de la oposición, una oposición con identidad y no de emblemas partidistas. Aquí hay una propuesta alternativa. Para conocer más sobre ella: https://movimientociudadano.mx/noticias/mexico-tiene-opcion-frente-a-la-militarizacion

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