Falacia

05/11/2025 04:00
    Lo que está claro es que las ‘auditorías’ de las que habla la administración universitaria son meras falacias, cuanto más se puede decir que son revisiones superficiales, a modo, de sus estados contables. Muy distinto sería una verdadera auditoría, que diera cuenta sobre el manejo estructural del subsidio universitario.

    Conforme avanza el tiempo, respecto al conflicto en la Universidad, se va dilucidando con más nitidez de parte de quien está la razón. Cada vez, con mayor claridad, para que las cosas se encaucen correctamente, es ineludible una auditoría de parte de la Auditoría Superior de la Federación, que ponga en claro cómo se vienen manejando las finanzas de la institución rosalina. Como dice la gente: cuentas claras y amistades largas. Lo que está claro es que las “auditorías” de las que habla la administración universitaria son meras falacias, cuanto más se puede decir que son revisiones superficiales, a modo, de sus estados contables. Muy distinto sería una verdadera auditoría, que diera cuenta sobre el manejo estructural del subsidio universitario.

    La administración universitaria está dando gato por liebre a los universitarios. Dentro del profesorado hay muchos profesionales con amplios conocimientos sobre lo que significa una verdadera auditoría; entonces, en la UAS no pueden dorar la píldora a sus académicos (ni a estudiantes de cursos avanzados), repitiendo la falacia de que se realizan “auditorías”. Se tiene que ir a fondo para desatar el nudo gordiano de la controversia, para saber cómo y en qué se gasta, dónde hay distorsión y dispendio, para corregir de fondo y sanear las finanzas universitarias. Nada de medias tintas, se tiene que ver con claridad el problema, sin cortapisas.

    Lo hemos dicho y lo reiteramos, las cosas están bien planteadas por parte de los trabajadores jubilados: que se vaya al fondo del problema. Las distorsiones, el dispendio están en otra parte y no en los jubilados y trabajadores en activo. No se puede ni se debe hacer que paguen justos por pecadores y, con plena razón, los jubilados no están dispuestos a ceder en lo más mínimo en la defensa de sus intereses.

    Tiene la Rectoría que mostrar prudencia y renunciar a la prepotencia mal entendida, como se ha venido conduciendo en sus torpes planteamientos. El salario, que es la base de la estabilidad y el bienestar familiar, es sagrado y se debe respetar, según lo convenido, ad lettre.

    En el aspecto político, es contundente la lucha de los trabajadores jubilados y el despertar cada vez más del grueso de trabajadores académicos, que son muy precisos en no aceptar nada que contravenga a sus intereses, en la integridad de su salario, o lo que tienen pactado en el contrato colectivo de trabajo. Eso para ellos es inalterable, está fuera de toda discusión, es una postura firme en cualquier tipo de negociación.

    Fuera de eso, se puede discutir cualquier otro asunto que se proponga como parte de la solución al conflicto, pueden surgir algunas ideas susceptibles de ser discutidas, los trabajadores administrativos y académicos siempre están dispuestos al diálogo, nunca se cierran a ello, siempre han buscado el bien de la Universidad.

    La controversia está muy clara. Creemos que, tarde o temprano, se va a encontrar una solución a la situación que priva en la UAS, hay pequeños indicios de que se encontrará una pronta solución. Si se actúa con seriedad en reducir la plantilla de empleados de confianza y se acepta la auditoría, las cosas pueden encauzarse por buen camino en la solución que requiere la máxima institución de educación superior de los sinaloenses.

    Los ciudadanos sinaloenses estamos viviendo graves problemas, por el lacerante tema de la inseguridad que priva en el estado. A nadie beneficia que se le sumen más perturbaciones sociales en la entidad, eso es inadmisible. Estamos seguros de que el Gobernador es el primer interesado en que en Sinaloa prive la concordia entre núcleos sociales y en la sociedad en su conjunto, y se resuelva el diferendo en la Universidad.

    La solución al problema es viable. Si hay voluntad política por parte del Gobernador Rubén Rocha Moya, se puede llegar a un buen acuerdo de las partes, es cuestión de apretar las teclas a una de las partes, para bajarlo de la nube donde parece que vive y situarlo en la real política. En este estado el primer responsable de lo que pasa es el Gobernador, no hay más poder en esta entidad por encima de él que pueda imponer su ley. Donde manda capitán, no gobierna marinero. Una actuación política firme del señor Gobernador, apegada al justo derecho que le asiste a los jubilados y activos, es determinante para que el diferendo en la Universidad se resuelva.

    La política es el arte de gobernar a favor de los que menos tienen, siempre apegándose a la razón y la justicia.