La migración universitaria del rancho a la ciudad

ENTRE COLUMNAS
01/12/2025 04:02
    Ahí radica la responsabilidad social de la Universidad: en impulsar proyectos de investigación de la mano de jóvenes de aquellas zonas rurales; proyectos y tesis con alta incidencia social, de manera que los estudiantes impulsen mejoras económicas, científicas y culturales en sus lugares de origen.

    Como ocurre cada semestre, también en este que está por concluir recibí en el aula a jóvenes que llegaron a Mazatlán desde comunidades rurales con el propósito claro de obtener un título universitario y construir una vida mejor en la ciudad. Algunos se han asentado definitivamente, mientras que otros realizan diariamente el viaje de ida y vuelta.

    La migración rural-urbana en México suele explicarse a partir de factores como la caída del ingreso agrícola, la mecanización del campo o el desplazamiento forzado. Pero junto a esos procesos se ha consolidado un patrón menos visible y, sin embargo, igual de importante: la migración juvenil motivada por razones educativas.

    Cada año, cientos de jóvenes nacidos en rancherías, ejidos y pueblos serranos de Sinaloa emprenden un desplazamiento cuya brújula apunta no al salario inmediato, sino al anhelado título universitario.

    Los estudios de movilidad interna coinciden en que las ciudades medianas y grandes -como Culiacán, Los Mochis y Mazatlán- funcionan como polos educativos que atraen a estudiantes de regiones que carecen universidades o programas educativos de alto nivel, y en consecuencia generan un flujo constante de jóvenes provenientes de territorios periféricos.

    La migración escolar sinaloense presenta al menos tres rasgos clave que he observado a lo largo de los años: primero, se trata de una migración de corta distancia, pero de alto costo social. Un estudiante que viaja diariamente desde un poblado rural hacia una ciudad universitaria puede recorrer entre 40 y 100 kilómetros. Ese trayecto implica gastos cotidianos de transporte, riesgos carreteros y, con frecuencia, la necesidad de rentar un cuarto compartido. Los padres de familia absorben estos costos con grandes sacrificios.

    Segundo, se trata de una migración crecientemente femenina. El acceso de mujeres jóvenes rurales a la educación superior, particularmente en la Universidad Autónoma de Sinaloa, se ha ampliado notablemente en carreras como enfermería, educación o trabajo social. Esta tendencia impulsa procesos positivos para ellas, como mayor autonomía económica, posposición de la maternidad, o un incremento futuro del ingreso. Pero también genera tensiones familiares y comunitarias, pues muchas jóvenes deben negociar permisos, horarios y expectativas tradicionales de género.

    Tercero, esta migración produce una “fuga rural de talento” difícil de revertir. Al terminar sus estudios, una proporción considerable de jóvenes opta por no regresar a su comunidad. Las razones son evidentes: escasa oferta laboral, inseguridad, o simplemente el deseo de quedarse en entornos urbanos.

    Sin embargo, lejos de concebir esta migración como un problema, deberíamos verla como una oportunidad. El desafío de las universidades consiste en convertir las aspiraciones juveniles en una palanca para el desarrollo rural. Yo lo escucho cada semestre de estudiantes provenientes de Concordia o El Rosario, expresan su deseo de contribuir al desarrollo de sus comunidades.

    Ahí radica la responsabilidad social de la universidad: en impulsar proyectos de investigación de la mano de jóvenes de aquellas zonas rurales; proyectos y tesis con alta incidencia social, de manera que los estudiantes impulsen mejoras económicas, científicas y culturales en sus lugares de origen.

    El Estado también puede hacer lo propio, pues tiene la responsabilidad de descentralizar la educación superior mediante centros tecnológicos comunitarios, financiar casas del estudiante, otorgar becas para fomentar la movilidad circular, así como subsidiar el transporte público de estudiantes rurales.

    Es cuanto...

    Posdata

    Y hablando de talento estudiantil, esta semana los alumnos de la Licenciatura en Comercio Internacional presentarán proyectos sumamente interesantes en la feria anual que organizan en el polideportivo universitario. Si tiene oportunidad, visítelos este miércoles y jueves. Vale la pena conocer lo que están construyendo.