Lo que cayó y lo que se elevó en Mazatlán
Riñas para Xóchitl y adeptos para Claudia
Con Celia Jáuregui y Estrella Palacios, o Édgar González y Fernando Pucheta, al Gobernador Rubén Rocha Moya se le amplió el menú de pretensos de entre los cuales decidirá a la candidata o candidato del Movimiento Regeneración Nacional a la Alcaldía de Mazatlán. Sea morenista, ex priista o ex emecista, la carta a jugar adquiere eventuales posibilidades de triunfo porque en el lado contrario la alianza opositora fue dinamitada desde adentro por quienes le diseñan a Xóchitl Gálvez en Sinaloa un polvorín en lugar de un salvavidas.
Cualquier observación del caso Mazatlán, aunque sea un asomo superficial, determina lo que sucede en el resto del estado. Morena, concretamente el Gobernador, está armando coaliciones no con los partidos sino con liderazgos que jalan sufragios que le reditúen a la continuidad de la Cuarta Transformación, mientras que los operadores de Xóchitl Gálvez, en particular el PRI, construyen en razón de proyectos personalísimos dejando para el último la cuestión estructural: cómo ganar la confianza ciudadana antes de pretender ganar la votación del 2 de junio próximo.
Por ejemplo, pocos saben que antes de que los entonces militantes de Movimiento Ciudadano, Martín Heredia y Celia Jáuregui, decidieron adherirse a la campaña de Claudia Sheinbaum en el polémico evento del 23 de septiembre, el Frente Político Plural y Ciudadano de Mazatlán que integraban los partidos PAN, PRI, PRD y MC recibió un bazucazo desde Culiacán con el objetivo de pulverizarlo. Las dirigencias estatales priista y panista antepusieron celos políticos al optar por derribar el ejercicio de unidad que empezó bien y habría podido continuar mejor.
La repentina aparición de Celia Jáuregui y Martín Heredia en el evento de adhesión con Sheinbaum fue a consecuencia de que el centralismo partidista estatal que pelea todos los méritos en la integración del capítulo Sinaloa del Frente Amplio por México se resiste a la integración de perfiles políticos y trayectorias ciudadanas electoralmente competitivas si éstas no cuenten con el visto bueno de las cúpulas locales del PRI, PAN y PRD. Tal obstinación del prianredismo por controlarlo todo, por apropiarse de todo, echó a perder la unificación aquí de Movimiento Ciudadano en torno a la candidatura de Gálvez.
El jueves 21 de septiembre, los dirigentes municipales del PAN, Evaristo Corrales, y del PRI, Maribel Chollet, que llevaban casi un año participando en los preparativos del Frente Político Plural y Ciudadano de Mazatlán, procedieron a torpedear la conferencia de prensa que ya se había citado para el día siguiente, el viernes 22, en la cual se daría a conocer el esfuerzo de unificación en torno a Xóchitl Gálvez. Usaron el argumento de que no contaban con la aprobación de las dirigencias estatales de dichos partidos y que, aparte, ya se tenía al candidato que sería por designación y no por consulta como lo proponía el citado bloque.
Tal dispersión ocasionó que los buenos ánimos se fragmentaran en mil desilusiones. Y que el prianredismo voraz le aportara a Rocha Moya un excelente perfil, el de la Diputada ahora ex emecista, talentosa y con bastante ascendencia en los sectores sociales de Mazatlán, en caso de que por cuestiones de equidad de género tuviera que ser mujer la abanderada por Morena a la Presidencia Municipal. Celia Jáuregui está en el ánimo del Gobernador por si acaso Estrella Palacios decidiera permanecer como titular de la Secretaría de Turismo y evitar así aportarle a la conjetura de que las candidaturas serán para los consentidos del titular del Ejecutivo estatal.
El abanico de candidateables creció para Rocha Moya y convierte a Mazatlán en el más interesante experimento político, electoralmente viabilizado por la desbandada de figuras de otros partidos que le resulta benéfica a Morena, esto más allá del cartucho quemado que es el ex panista Alejandro Higuera Osuna, a quien todavía le late el corazón político antes azul; la posibilidad de que el actual Alcalde Edgar González aproveche la alza que registra en la intención del voto y busque la reelección; o que en el balance de la popularidad el ex priista Fernando Pucheta resulte favorecido.
Si en estos momentos el Gobernador tuviera que dar su opinión de quién sea la candidata o candidato sheinbaumista a la Alcaldía de Mazatlán, sin duda decidiría entre el morenista Edgar González o el ex priista Fernando Pucheta si la postulación recayera en el sexo masculino. O bien Estrella Palacios, integrante del Gabinete de Rocha, o Celia Jáuregui, ex militante de MC, si la nominada deba ser una mujer. También tiene a la mano al ex panista Alejandro Higuera a quien los electores consideran pólvora mojada, al ex emecista Martín Heredia que está dedicado de lleno a sus empresas, y la morenista Flor Emilia Guerra que constituye el último naipe con que jugaría el Mandatario estatal.
La 4T sinaloense ejecuta su jugada maestra en Mazatlán con dedicatoria al resto de los municipios y como moraleja para los morenistas que por sentirse desplazados del reparto del pastel 2024 no dimensionan el alcance de la estrategia de atraer votos a través de los liderazgos que los garantizan y no de partidos a los que el electorado detesta.
Al PRI de Mazatlán le consta,
Que le dio un manjar a Morena:
A Claudia le sirvió langosta;
A Xóchitl le dio pena ajena.
Es posible que suceda hoy, porque la fe en las instituciones debe mantenerse a salvo, que el Órgano de Gobierno del Sistema Estatal y Municipal Anticorrupción de Sinaloa repare el daño por discriminación que el presidente del Consejo de Participación Ciudadana, Fernando Ruiz Rangel, le causó a Anabel Quintero Molina, aspirante a la Secretaría Técnica del SEMAS, al votar alevosamente contra ella para sacarla de la terna de la cual se elegirá a quien ocupe el cargo, aun teniendo Anabel una trayectoria ejemplar. Anular la votación que emitió Ruiz Rangel o reponer el procedimiento entero, sentaría el precedente de que para combatir la corrupción de servidores públicos primero el SEMAS debe sanear la cloaca interna.
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