Polvo y ceniza

ÉTHOS
22/02/2023 04:00

    Tal vez todos conocemos el bolero Cenizas, que dice: “solo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor”. Sin embargo, pocos sabrán que es autoría del compositor yucateco, Manuel, Wello, Rivas Álvarez.

    Hoy, Miércoles de Ceniza, queremos detenernos en el significado de ella, porque parece darse a entender que ya no sirve para nada; sin embargo, como veremos, la ceniza tiene gran significado, simbolismo y utilidad.

    El calendario litúrgico abre el tiempo de Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. Es clásica la fórmula: “Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvo te convertirás” (Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris).

    La ceniza nos recuerda que todo es pasajero; que nuestra vida es un instante; que un momento brillamos, pero en otro nos oscurecemos. Así lo testimonia una antigua sentencia: “Homo humus. Fama fumus. Finis cinis”. Es decir: “El hombre es tierra. La fama es humo. Al final todo es ceniza”.

    En otras palabras, de qué sirve jactarse y llenarse de soberbia por lo que somos y tenemos, si todo pasa y nada permanece. Todos nuestros méritos y grandezas terminarán siendo polvo y ceniza, como señaló el libro del Eclesiástico: “De nada nos sirve el orgullo; solo somos polvo y ceniza, y finalmente todos moriremos” (10,9).

    Para recordarnos esta realidad, iniciamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma con la imposición de ceniza sobre nuestra cabeza (pero, no es pecado no hacerlo). En la Biblia, es común encontrar pasajes en los que se usa la ceniza para manifestar el duelo y la tristeza por el fallecimiento de un ser querido, como signo para pedir perdón por los pecados, o como señal de arrepentimiento y penitencia por los pecados cometidos.

    Además, la ceniza sirve como desengrasante y limpiador eficaz.

    ¿Valoro el signo de la ceniza?