No buscamos una definición justa, literal y exhaustiva. Sabemos que un libro es un conjunto de hojas de papel u otro material que integran un volumen. Normalmente se pide que sean más de 50 hojas, porque de lo contrario equivaldría a un folleto. Su objetivo abarca un amplio abanico, desde ediciones infantiles hasta ciencia o academia.
La tecnología ha revolucionado el tradicional formato de los libros: hoy contamos con libros electrónicos y audiolibros. Incluso, su espectro se expande para hablar de libros de texto, de contabilidad, de cabecera y, sin dejar de lado, el tercer estómago de los rumiantes.
El escritor Rogelio Guedea indicó que el libro apoya nuestra intimidad: “El libro nos dice lo que ninguna otra forma de comunicación puede, quiere o alcanza a decir: La integración completa de nuestras facultades de conocernos a nosotros mismos para realizarnos en el mundo, en nuestro yo y en los demás. El libro nos dice que nuestra vida es un repertorio de posibilidades que transforman el deseo en experiencia y la experiencia en destino”.
Añadió que también nos abre a los demás: “El libro nos dice que existe el otro, que existen los demás, que nuestra personalidad no se agota en sí misma, sino que se vuelca en la obligación moral de prestarle atención a los demás -que nunca son lo demás-.
Precisó que, incluso, se convierte en puerta del amor: “El libro es la amistad tangible, olfativa, táctil, visual, que nos abre las puertas de la casa al amor que nos hermana con el mundo, porque compartimos el verbo del mundo. El libro es la intimidad de un país, la inalienable idea que nos hacemos de nosotros mismos, de nuestros tiempos, de nuestro pasado y de nuestro porvenir”
¿Qué es para mí un libro?