Que nos guíe la esperanza

Atarraya
04/12/2025 04:02
    Desde las mujeres almejeras de Sinaloa hasta las familias pescadoras del Consejo Consultivo Tortugueros de Campeche, pasando por las mujeres desplazadas de la Comunidad El Bosque, en Tabasco, nos recuerdan que hay personas sumándonos desde diferentes lados, en las costas y en las ciudades, tejiendo redes de esperanza para rescatar nuestros mares.

    Cada ola del mar llega a la costa con un mensaje de esperanza, y regresa al horizonte como una gran marea con la promesa de un mejor mañana.

    Todas y todos iniciamos el año con la pila cargada al cien, optimistas ante los propósitos que nos pusimos y que este año será mejor que el anterior.

    Sin embargo, en estos últimos meses nuestra batería parece estar en líneas rojas y es difícil mantener la buena actitud cuando todos los días vemos en las noticias titulares sobre desastres ambientales, violencia y atentados contra los derechos humanos.

    Suena a cliché, pero entre las nubes de oscuridad, debemos encontrar la luz que guía a la esperanza, aferrarnos a ella y compartirla.

    En Oceana justamente hemos encontrado eso, esperanza, en las profundidades del mar. En las expediciones que realizamos en 2021, 2022 y 2024 descubrimos vida en los arrecifes de coral del Golfo de México.

    También la hemos hallado en las costas, en las manos, en las caras y en las acciones de las comunidades pesqueras. Estas personas son las primeras en enfrentar las consecuencias de la contaminación en los mares y del cambio de temperatura. Quienes todos los días se embarcan a océanos menos abundantes. Los primeros en decir: “No me voy a cruzar de brazos, voy a hacer algo al respecto”.

    Los ejemplos son muchos: las mujeres almejeras de Sinaloa, que al sembrar ostión y cuidar manglares protegen a sus comunidades; en Campeche, familias pescadoras comparten y enseñan la labor de proteger a las tortugas marinas en El Consejo Consultivo Tortugueros de Campeche.

    También en Campeche, los pescadores se organizaron y crearon el Refugio Pesquero Punta del Tigre con el objetivo de “devolverle al mar lo mucho que les ha dado”; los buzos en Oaxaca limpian playas, siembran ostión y combaten la pesca ilegal.

    En Tabasco, mujeres de la comunidad El Bosque, desplazadas de su territorio por los impactos de la crisis climática, se volvieron voceras y luchan para que a otras comunidades no les pase lo mismo.

    Todas estas historias y acciones están guiadas por la esperanza de un mejor mañana, con océanos sanos y abundantes en beneficio de todas las familias mexicanas.

    Después de conocer a estas comunidades y escuchar sus luchas, ¿qué puede hacer uno? Tener esperanza. Actuar a pesar del miedo, ser parte del movimiento sin importar la incertidumbre.

    No hay acción tan grande, ni sueño tan inalcanzable que no podamos lograr en conjunto. Si te sientes solo o sola en tu lucha, recuerda que hay personas sumándonos desde diferentes lados, cada día más. En las costas y en las ciudades estamos tejiendo redes de esperanza.

    El autor es Guillermo Pérez especialista en Comunicación de Oceana