Imagina despertar un día, después de un exhaustivo proceso de selección, solo para descubrir que esa ansiada oportunidad ha desaparecido sin previo aviso y sin certeza de su regreso. Esta situación refleja lo que muchos estudiantes están experimentando con las becas otorgadas por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) en México, a raíz de cambios en sus directrices. Esta problemática no solo afecta a aquellos estudiantes de posgrados que ya no son elegibles, sino también a quienes fueron aceptados y ahora enfrentan una disminución de más del 60 por ciento en la cantidad de becas disponibles.
Históricamente, México ha destacado por brindar sólidos apoyos gubernamentales a los estudiantes de posgrado, a través de generosas becas de manutención. Estas becas han sido el cimiento que han permitido a muchos cursar maestrías y doctorados en ciencias en reconocidas instituciones académicas del país y del extranjero. Sin embargo, para acceder a estas, los estudiantes debían ingresar a programas avalados por el Sistema Nacional de Posgrados, garantizando así la calidad y pertinencia de los estudios. Una de sus premisas fundamentales: la dedicación exclusiva al programa.
Recientemente, se ha generado una amplia polémica debido a una revisión de los programas de posgrado del Conahcyt. Estos cambios no solo han afectado los criterios de admisión, sino que también han carecido de transparencia en los procesos de inclusión o exclusión. Por un lado, ahora los estudiantes tienen la libertad de elegir a qué posgrados ingresar, mientras que anteriormente, esta selección era realizada por un comité académico de cada programa. Por otro lado, el número de programas de posgrado apoyados con becas elegibles se ha reducido hasta un 80 por ciento. De los 2,814 programas en instituciones públicas, solo 542 son prioritarios para becas. Una repercusión preocupante para varios programas de posgrado que han sido eliminados de la lista del Conahcyt, lo que amenaza su viabilidad y existencia.
Actualmente, los programas de posgrado se han clasificado en cuatro categorías diferenciadas entre instituciones públicas y privadas, y subdivididas entre enfoques profesionalizantes y de investigación. Sorprendentemente, los programas privados ya no son elegibles para becas. Los programas de investigación tienen como objetivo principal la generación de nuevo conocimiento, mientras que los profesionalizantes se centran en la formación aplicada del conocimiento en diversas áreas. Definiciones que en la práctica no resultan claras. Por ejemplo, la maestría en Física de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la UAS es considerada profesionalizante, mientras que el programa de Nutrición y Alimentos Medicinales es de investigación.
En Sinaloa, la Universidad Autónoma de Sinaloa lidera el número de posgrado en el estado con 55 programas de posgrado: 22 doctorados, 32 maestrías y 1 especialidad. Le sigue la Universidad Autónoma de Occidente con 7 programas de posgrado. El Tecnológico de Culiacán, registrado como Tecnológico Nacional de México, ofrece 5 posgrados. Solo se cuenta con un programa de posgrado en la Universidad Autónoma Indígena de México y el Instituto Politécnico Nacional.
La UAS ha registrado una disminución del 16 por ciento en sus programas de posgrado debido a que nueve de ellos ya no califican para becas a raíz de cambios recientes. Es sorprendente que programas consolidados, como el de Ciencia y Tecnología de Alimentos, ya no sean elegibles para estas ayudas. La alimentación es indiscutiblemente una prioridad para la humanidad, y creemos que también debería serlo para el Conahcyt. Confiamos en que esta decisión se reevalúe en pro de los estudiantes y del avance científico y tecnológico de la región.
Tanto la UAdeO como el Tecnológico de Culiacán también han sentido el impacto de esta reducción en sus programas de posgrado. La UAdeO ha experimentado un recorte del 47 por ciento en sus programas de posgrado con opción a beca, dejando solo tres programas como elegibles. Por su parte, el Tecnológico de Culiacán enfrenta una reducción del 60 por ciento, con solo 2 de sus 5 programas clasificando para becas.
El posgrado es esencial en la formación de mexicanos, y las becas del Conahcyt han sido vitales. Los cambios recientes, aunque otorgan más autonomía, generan incertidumbre en instituciones y programas. Es vital reflexionar y encontrar soluciones que equilibren calidad con el fomento de la educación superior en México. Esta situación debe guiar hacia un sistema educativo alineado con las necesidades del país.