Texcaltitlán: el árbol de la rabia y el abandono

    @causaencomun / Animal Político / @Pajaropolitico
    Los hechos de Texcaltitlán son un sombrío recordatorio de la profunda fractura entre el Gobierno y sus ciudadanos. Este suceso, que vio a pobladores enfrentarse a la violencia del crimen organizado por su cuenta, revela un hartazgo palpable ante la negligencia gubernamental en la garantía de seguridad y justicia.

    México es un país de muchos contrastes y sobre todo de muchos “Méxicos” es una frase que escuchamos constantemente en referencia a las diferentes realidades que aquí coexisten. Sin embargo, hay una realidad que nos atraviesa a todos en alguna medida: la violencia crónica que padecemos, y es que luego de 17 años de una guerra que se resiste a tomar su nombre, los mexicanos de todo el territorio y estrato social hemos tenido contacto con la violencia de la delincuencia organizada de una u otra forma.

    Quizás es por esa familiaridad que muchos de los mexicanos compartimos una sensación de impotencia, hartazgo y desesperanza. Ese nudo en la boca del estómago que sentimos cuando tomamos conocimiento de otro hecho en el que se registró una masacre, el asesinato de un policía o un tiroteo a plena luz del día y cerca de una escuela. También es un síntoma recurrente cuando escuchamos de la extorsión que sufren empresarios, productores y comerciantes de cualquier industria y de cualquier tamaño, solo por tener la mala suerte de llevar a cabo su actividad en un territorio cooptado por la delincuencia organizada, que cada vez está más extendido en el país.

    El reciente enfrentamiento en el municipio de Texcaltitlán el pasado 8 de diciembre, en el cual pobladores de esa localidad llevan años en el desamparo ante la extorsión de integrantes de la Familia Michoacana, es muestra de una situación que se replica en diversas localidades en todo el País. Sin embargo, en esta ocasión la balanza se inclinó a favor de la población que no está dispuesta a tolerar más abuso.

    Audre Lorde señaló en uno de sus poemas: “tiene tantas raíces el árbol de la rabia que a veces las ramas se quiebran antes de dar frutos”. Era tanta la rabia, era tanta la impotencia, que los pobladores lograron hacer frente a quienes habían sido sus verdugos, ante la mirada atónita y de aprobación de todos los demás. ¿Quién se atrevería a cuestionar sus motivos con tantas víctimas y testigos entre nosotros? Como había escrito anteriormente en este espacio de Animal Político, estamos condenados al ostracismo y a la anomia, a sentirnos aislados a pesar de que hay muchos viviendo lo mismo que nosotros y estos hechos nos recordaron que, además de la violencia, compartimos el abandono del gobierno que nos ha dejado a nuestra suerte.

    Los hechos de Texcaltitlán son un sombrío recordatorio de la profunda fractura entre el Gobierno y sus ciudadanos. Este suceso, que vio a pobladores enfrentarse a la violencia del crimen organizado por su cuenta, revela un hartazgo palpable ante la negligencia gubernamental en la garantía de seguridad y justicia. La impunidad con la que la delincuencia organizada ha extendido sus brazos en todo el territorio nacional ha sido la principal arma de estos grupos para lograr el control de todo.

    La violencia recurrente, las extorsiones impunes y la presencia arraigada de organizaciones criminales deberían haber activado las alarmas del Gobierno mucho antes de que Texcaltitlán se tiñera de rojo. La comunidad, cansada de esperar soluciones efectivas, decidió tomar medidas extremas para enfrentar a la Familia Michoacana, evidenciando la falta de confianza en las instituciones gubernamentales. Además, el liderazgo regional de “El Payaso”, figura emblemática de la organización criminal, arroja luz sobre la incapacidad del Gobierno para neutralizar amenazas conocidas. ¿Cómo es posible que líderes del crimen organizado operen impunemente durante tanto tiempo? Esta pregunta resuena en la mente de los ciudadanos, agotados de promesas vacías y respuestas insuficientes.

    La desesperación llevó a la comunidad a actuar por cuenta propia, subrayando la desconexión entre las necesidades reales de la población y las respuestas tardías e ineficaces del Gobierno. Este episodio sangriento es un reflejo del hartazgo social que se propaga como un incendio forestal, alimentado por la negligencia gubernamental y la falta de una estrategia efectiva para abordar la creciente violencia.

    Una vez que ha pasado la euforia de la sublevación, viene el miedo, la diáspora, la conciencia de que ellos tienen las armas, los recursos y, sobre todo, el desprecio por la vida del otro. Si el Gobierno no actuó antes para terminar con el control que este grupo ejerce en la zona, ahora tiene los ojos de todo el País a la expectativa de qué harán para evitar las repercusiones que puede generar este evento.

    Ya se ha confirmado que el despliegue del Ejército y la Guardia Nacional por sí mismo no genera paz, legalidad ni disminuye la violencia. El gobierno de Delfina Gómez es nuevo en la entidad, pero la problemática es bien conocida tanto por ella como por su equipo, así que será un momento de definiciones, en donde se pondrá a prueba la capacidad de su administración de evitar otra tragedia, y de nosotros como ciudadanos del seguimiento que daremos al caso y las exigencias que pondremos sobre sus hombros.

    En este contexto es imperativo que todos reconozcamos la responsabilidad que tenemos en el tema de seguridad pública. Las autoridades deberán entregar resultados, pero es nuestra labor ciudadana mantener nuestras miradas en sus acciones y mantener este tema en la agenda mediática y de gobierno, el no hacerlo es una complicidad que tendremos que pagar con situaciones similares. Texcaltitlán es un símbolo de un problema nacional, donde la omisión y la negligencia del Gobierno se transforma en una fuerza motriz para la toma de decisiones impulsadas por la comunidad; sin embargo, todavía tenemos oportunidad de dejar de abonar el árbol de la rabia.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!