Una muerte real que parece de novela (2)

BUHEDERA

    Pérdida de control del negocio de la seda: En el mes de marzo de 1926, Alfred Leonard Loewenstein (Bruselas, 11 de marzo de 1877 - Canal de la Mancha, 4 de julio de 1928), también conocido como Capitán Loewenstein, perdió el control de la sociedad fabricante de seda artificial British Celanese, la cual le había dado muchos beneficios.

    El intento de control de la Brazilian Traction: En 1926 constituyó en Montreal, en Canadá, otro grupo de empresas, Hydro-Electric Securities, con el mismo objetivo, esta vez enfocado al mercado americano. Ese año intentó obtener el control de la Brazilian Traction, ofreciendo a sus accionistas un intercambio de acciones de la Brazilian Traction por acciones de Hydro-Electric Securities. La propuesta no prosperó, teniendo en su contra al sindicato canadiense accionista de referencia de la empresa y al presidente del consejo de administración de la compañía, Alexander Mackenzie. El motivo era simple: mientras que la Barcelona Traction no tenía resultados económicos satisfactorios y tenía que hacer frecuentes reestructuraciones de la deuda e incluso reducir el valor del capital, la Brazilian Traction presentaba unos buenos resultados. Poner bajo un mismo paraguas a las dos sociedades perjudicaba a los accionistas de la Brazilian Traction. El hecho de querer hacer la compra en contra de la voluntad del accionista de referencia le ganó la enemistad de los que hasta entonces habían sido sus colegas.

    En 1927 Alfred Loewenstein tuvo que vender sus acciones de la Sidro a la Sofina, así como las que había conseguido de la Brazilian Traction a la banca londinense Baring Brothers.

    El intento de compra de la Banca de Bruselas: En 1928 Alfred Loewenstein decidió adquirir una posición de control en la Sofina, y para ello quiso adquirir el Banco de Bruselas, accionista de referencia de Sofina y poder sumar su participación en la empresa con las acciones de Sofina que Loewenstein ya tenía. Su proyecto fracasó después de semanas de turbulencia bursátil en Bruselas.

    Sus objetivos lo acabaron convirtiendo en un rival del sindicato financiero de Toronto (que controlaba la Brazilian Traction), y de Dannie Heineman, administrador de la Sofina.

    Vida personal

    La invasión alemana de Bélgica en 1914 lo hizo huir al Reino Unido, donde acabó residiendo de forma permanente. Aficionado a las carreras de caballos, al boxeo, al billar y a la natación, no bebía ni fumaba. En la década de 1920 viajaba constantemente en su propio avión particular cuando esto era visto como una costosa excentricidad. A menudo lo hacía acompañado de su secretario personal, dos secretarias y un masajista, haciendo más notoria su presencia allí donde fuera. Cuando se bañaba en la playa de su residencia de Biarritz, también se hacía acompañar por dos asistentes y tres secretarias.

    Loeweinstein tampoco mostraba moderación en la compra de residencias; en la década de 1920 adquirió para él una mansión en Bruselas que más tarde se convertiría sucesivamente en la Embajada de Canadá, de los Países Bajos y finalmente en la sede del consejo de estado belga, otra mansión en Biarritz y en Inglaterra un castillo dentro de una propiedad de 400 hectáreas. También tenía una colección de coches de lujo, entre ellos un Rolls-Royce. Su particular estilo teatral de hacer negocios hacían que fuera visto a menudo como un excéntrico, comportamiento que se acentuó a partir de la caída de un caballo en 1926.

    A lo largo de su vida Alfred Loewenstein fue consultado por numerosos jefes de Estado y el gobierno británico lo hizo miembro de la Orden del Baño.

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