‘Aquí estamos bien... los jodidos son otros’, dicen en Emiliano Zapata, donde la violencia pasa de largo
CULIACÁN._ “Aquí no hay balaceras, estamos tranquilos”, dicen en Emiliano Zapata, una sindicatura al sur de Culiacán donde la violencia parece pasar de largo.
Mientras otras zonas del municipio lidian con enfrentamientos armados y desapariciones, en este poblado agrícola la rutina aún transcurre con cierta normalidad, según relatan los propios habitantes, concentrados este viernes en el Cabildo Abierto que el Ayuntamiento de Culiacán realizó en la comunidad de Pueblos Unidos.
“Aquí la verdad, la verdad estamos bien. Jodidos otras personas, en otras partes, en otros pueblos, pero aquí gracias a Dios estamos bien”, dice José [nombre ficticio].
Ubicada entre Costa Rica y Eldorado, dos zonas marcadas por episodios de violencia, Emiliano Zapata se levanta en medio del valle de San Lorenzo, rodeada de campos de cultivo y caminos rurales.
La comunidad escucha lo que pasa a su alrededor, pero insiste en que, hasta ahora, el conflicto no ha entrado. Aquí la tensión se siente como un rumor distante.
“En el tema de seguridad ha estado tranquilo, no ha habido detalles de nada. Sí se han oído a los alrededores situaciones que han pasado, que desaparecen en otros lados, pero en sí en la comunidad no”, sostiene Emilia [nombre ficticio], mientras espera a los clientes en su negocio.
“Nosotros oímos que para La Cruz de Elota, que para Tanques que hay agarre, esas situaciones que todo mundo escucha en las noticias”.
Los pobladores repiten con insistencia que lo que “pasa” es en los alrededores o en Culiacán.
“Donde está el desmadre es en Culiacán. Aquí no hay balaceras ni nada”, dice Julia desde su comercio.
Reconocen que hay hombres armados y, a su vez, presencia policial y militar. Sin embargo, atribuyen que la calma en el lugar es porque los grupos armados respetan a la comunidad.
“Sí anda la gente aquí en los carros (armados), pero normal”, apunta Julia.
“Porque aquí, estos plebes de aquí sí cuidan a la gente. Nada de que andan quitándole a la gente los carros o algo, no. Ellos andan en su rollo y en su rollo. No se meten con la gente de aquí”.
Para José, la presencia constante de personas armadas ya no es una sorpresa ni un motivo de alarma, pero dice que la culpa recae en un gobierno incapaz de frenar la violencia y que ha dejado a la población a merced del crimen.
“Mire, no hay que querer tapar el sol con un dedo, donde quiera hay. Vaya a Culiacán y va a mirar, vaya a Eldorado va a mirar, vaya a donde vaya va a mirar... Esto es por donde quiera y sabe de qué, tenemos o ya nos impusimos o vamos a tener que saber vivir con esto”, recalcó.
“Si hay inseguridad y hay mucha inseguridad es por el Gobernador que tenemos que no sirve para nada. Que no ha hecho su trabajo como debe de ser, para empezar, lo malo viene, comenzando con el Gobernador y por la inseguridad”.
La sindicatura de Emiliano Zapata, al sur de Culiacán, comprende comisarías como Estación Obispo, El Sinaloense, Francisco Villa, Colonia Emancipación, Campo de los Rocha, Jacola, La Esperanza, Loma y Tecomate, Heraclio Bernal, La Espinita, La Constancia, El Tule y Península de Villamoros.
Todas están conectadas por la Maxipista Culiacán-Mazatlán y una red de caminos secundarios que atraviesan el valle agrícola.
En la comunidad de Las Flores, justo en la entrada por la Maxipista, una pareja ofrece mangos al borde del camino, mientras un “puntero” cruza en moto con un radio en mano, vigilante pero sin armas visibles.
Cerca, en una camioneta, hombres con olor a mariguana observaban el ambiente con tensa calma.