"Así era Doña Leticia Carrillo viuda de Clouthier, la panista"
La última vez que Luis Roberto Loaiza Garzón platicó con la señora Leticia Carrillo fue el 1 de octubre, en la misa de aniversario luctuoso número 28 de "Maquío".
De hecho, las ceremonias religiosas y homenajes al ex candidato a la Gubernatura de Sinaloa en 1986 y ex candidato presidencial en 1988 se convirtieron al final de su vida, en el único punto de encuentro con los panistas.
Doña Lety, como se le conocía en círculos sociales, murió el 15 de diciembre a los 84 años.
En los últimos años ya no venía participando en los homenajes a Manuel J. Clouthier, que año con año organiza el PAN de Sinaloa, aunque procuraba mandar a sus hijos y nietos.
"En la misa de 'Maquío' me tocó saludarla en el tempo de la Sagrada Familia (Colonia Chapultepec, Culiacán). Fue la última vez que la vi, ella siempre con el trato amable, muy discreto, porque esa era una característica de ella, no era protagonista, no le gustaba resaltar, sino ser modesta. Había un evento y se relegaba", describe el ex dirigente.
Al final de la misa, recuerda, Carrillo se le acercó.
Siempre, añade Loaiza, doña Leticia procuraba no faltar a los homenajes para el líder al que se atribuyó el despegue del PAN en Sinaloa y el país, a fines de los años 80.
Si acaso faltó a uno de esos rituales, en más de dos décadas, fue por algún homenaje en otra entidad a "Maquío". Pero ella procuraba, por lo general, estar en Culiacán para recordar la memoria de su esposo.
Nunca las primeras filas
Leticia Carrillo como figura pública del PAN, indica Loaiza, nunca andaba buscando primeras filas.
"La veías tú y de repente la jalabas para decirle 'Doña Lety, usted tiene un lugar de honor', pero ella buscaba estar siempre con gente que le conociera o que le inspirara mucha seguridad y confianza", dice.
El caso de Carrillo, observa Loaiza, no fue como el de otras mujeres, que desaparecieron de la escena pública, ante la muerte de esposos políticos o empresarios de gran peso e influencia.
"No, ella con una participación discreta, no protagónica, ni querer usufructuar la cosecha de la siembra de 'Maquío', nunca fue la tirada de ella de decir 'murió Maquío y yo soy la heredera, la que tiene los derechos de autor y a mí me tienen que rendir pleitesía'; su participación fue siempre dispuesta", expresa.
"Y si alguien, como alguna ocasión le hizo una expresión grosera, de decir 'ya no debemos tener a familiares de Maquío', en este caso doña Lety, ella no reclamó ni nada de eso, porque no fue con esa intención".
- ¿Se refiere al episodio de Manuel Espino, que buscando la dirigencia nacional del PAN la llamó "figura decorativa"?
Sí, eso fue una grosería, porque no era así. A mí me tocó tratarla cuando yo era presidente estatal y ella era consejera estatal y nacional, yo me acerqué a ella a pedirle que abogara por decisiones del comité central hacia el estatal.
Todavía, expresa Loaiza, no se veía en aquellos tiempos la injerencia o la suplantación de decisiones locales por parte de autoridades centrales del PAN, como ocurre ahora.
"En aquel tiempo decidíamos, había el apego del principio de subsidiaridad, es decir, que no haga la autoridad mayor lo que le corresponde a la menor; cuando había discusiones así, le pedía a doña Leticia que abogara por nosotros, que nos defendiera, ella como miembro del órgano nacional", añade.
En aquellos años del PAN, cita Loaiza, se presumía que el partido se construyó desde los estados y municipios, y no desde el centro. Y que por lo tanto, el nacional era "una escuela de aprendices".
Incluso, revela, él como dirigente pidió a doña Leticia Carrillo que intercediera, para evitar que el partido fuera cooptado por el entonces Gobernador de Sinaloa Juan S. Millán.
"Yo le pedí a doña Lety que intercediera en eso, que teníamos un análisis una decisión, así deberían hacerse las cosas, yo veía en aquel tiempo una amenaza grande, de que el Gobernador Juan S. Millán se entendiera con los personajes centrales del PAN y llegaran a tomar decisiones absurdas", subraya.
Este apoyo, abunda, originó que el PAN fuera un contrapeso del Gobierno estatal aquellos años.
Porque se acostumbra, asevera, que los gobiernos se entiendan con las cúpulas nacionales y quiten a los líderes "que estorban".
El día que dijo 'sus verdades' al PAN
Doña Lety, añade, tenía una cualidad: ella nunca abandonó su papel de madre abnegada, de una persona muy conciliadora.
"No se ponía a pelear por ti, no, ella se preguntaba primero 'por qué suceden estas cosas'; era compasiva, buscaba siempre conciliar. Se mortificaba mucho por ejemplo de 'qué está pasando eso en el PAN, por qué pasa esto', pero nunca salió en público a descalificar o recriminar".
Esta postura, admite Loaiza, la rompió ya en los últimos años, cuando dio un discurso muy fuerte de crítica al albiazul, en un homenaje a "Maquío", el 1 de octubre de 2013.
"Sí recuerdo en un discurso que dio hace años, era presidente todavía Edgardo Burgos, y en su cara dijo muchas cosas, verdades fuertes del PAN", comenta.
- Fue el discurso público más duro sobre el PAN, en toda su vida...
Sí, un discurso donde también se incluía, por qué "no éramos ya el PAN de antes".
Doña Lety, añade Loaiza, nunca dejó de ser panista. Y tras la muerte de "Maquío", el 1 de octubre de 1989, recibió ofrecimientos para candidaturas.
"Pero doña Lety nunca quiso que se le dieran esos papeles, que a ella no le endilgaran candidaturas. Ella siempre rechazó eso. Incluso ella en sus pláticas, cuando teníamos la cercanía con 'Maquío', decía que sufría al acompañarlo, porque veía las acciones de atrevimiento de 'Maquío'. 'Yo soy la compañera de él, y ahí voy', decía. No se rajó, pero no era un placer que disfrutara, fue un sacrificio y lo hizo".