¿Continuará China comprando
granos en 2021?

En China, donde la información es muy restringida, la pregunta de que si continuará comprando granos en 2021 y si los precios se mantendrán elevados, presenta múltiples evaluaciones y respuestas contradictorias.

Lo que es seguro es que a la fecha no puede alimentar a su población con su producción nacional e incluso tampoco podrá en un futuro cercano, aun cuando la seguridad alimentaria es uno de los principales temas en su agenda.

Actualmente China tiene la política de alcanzar la autosuficiencia alimentaria, con la regla de que el 95 por ciento de la oferta local de alimentos debe abastecer el mismo porcentaje de la demanda interna. Por ejemplo, para 2025 planea producir el 95 por ciento de su consumo de carne de puerco, lo que representa un desafío importante, dado que en la próxima década se espera que 189 millones de hogares más asciendan a clase media, estimulando la adquisición de cárnicos.

Asimismo, a partir de 2018 la fiebre porcina devastó su hato porcícola reduciéndolo a casi a la mitad. Con ello su producción de carne de cerdo bajó a niveles de 16 años atrás a 42.6 millones de toneladas en 2019, y para 2020 se espera una reducción extra del 20 por ciento, señala Rabobank.

Actualmente el hato de cerdos ya se encuentra en recuperación y la población de animales está creciendo de manera acelerada. Este rebote está impulsando el consumo de alimento para ganado, en el cual se incluye el maíz y la soya, que para satisfacer su demanda tienen que recurrir a la importación de entre 80 y 90 millones de toneladas de la oleaginosa, ya que su producción nacional es insuficiente.

Asimismo, como respuesta a la escasez de oferta de soya, en los últimos años los fabricantes de alimento para ganado han tenido que reducir el contenido de soya y complementar sus productos con más aminoácidos, cuya principal materia prima para su fermentación es el maíz, lo que ha aumentado su demanda y empujado el precio del grano, la oleaginosa y los aminoácidos.

Maíz

A partir de 2007 China comenzó una política de acumulación de existencias de maíz, al comprar el grano a sus productores a un precio alto, esto los incentivó a producir aún más. De 2006 a 2015 la superficie sembrada creció 26% a 38 millones de hectáreas, y para 2015 había almacenado suficiente grano para 6 meses, muy por encima del promedio de los inventarios mundiales. Posteriormente en 2016 dejo de acumular y comprar a precios elevados.

Actualmente el mercado de maíz está lleno de contradicciones. China señaló que en 2020 tuvieron una producción de 260 millones de toneladas, virtualmente sin cambios en relación al año anterior. Sin embargo, esto es extraño para muchos observadores independientes, por los acames que ocasionaron los tifones en la parte noreste del cinturón del maíz y las inundaciones generalizadas en el país asiático.

Asimismo, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que de 2020 a 2021 China había importado 17.5 millones de toneladas, 130 por ciento más que las 4.8 millones de toneladas que en 2018-2019, pese a que comentan que produjeron prácticamente la misma cantidad que el año anterior.

El proveedor de S&P Global Platts, mencionó que pudiera existir un déficit estructural, es decir que producen menos de lo que consumen, diferencia que podría incrementarse a lo mucho a 32 millones de toneladas en 2021-2022.

Por otro lado, el director general de ADM, una de las comercializadoras más grandes de Estados Unidos, piensa que China importará 25 millones de toneladas en los próximos años, ya que sus reservas son menores a las pensadas.

Pese al aumento de las importaciones, la referencia del futuro de maíz en la bolsa de Dalian llegó a nuevos precios récord en el transcurso de 2020. Por ejemplo, el futuro a mayo de 2021 al 23 de febrero se vendió en 429 dólares por tonelada, 45 por ciento más que un año anterior.

El Ministro de Agricultura de China, en febrero señaló que los precios del maíz se mantendrán altos en 2021, con base en una fuerte demanda por parte del sector pecuario. En este sentido, el Ministro de Agricultura y Asuntos Rurales comentó que, la industria pecuaria consumió 350 millones de toneladas de alimento en 2019, cuando la repoblación porcina era vigorosa.

Por lo que considerando dichos datos y la necesidad de elevar su hato de cerdos para satisfacer la demanda de su creciente clase media, se puede esperar que el consumo de los granos y oleaginosas permanecerá en aumento.

Dado que China es el mayor productor de aminoácidos y vitaminas del mundo, el alza de los precios de las materias primas también seguirá soportando los precios de los aditivos para ganado. Esto tendrá efectos en los ganaderos del resto del mundo, y repercutirá en los costos de producción de muchos de los productos exportables.

La seguridad alimentaria en el país asiático es un tema estratégico, por ende siempre preferirá la creación de amplias reservas, antes de arriesgarse de manera innecesaria a mantener escasos inventarios.

Así que, salvo que haya algún cambio tecnológico importante, China estará atada a los suministros de soya y maíz de Argentina, Brasil y Estados Unidos en el futuro inmediato, lo que brinda un soporte para precios altos.

Redacción: Miguel Ángel Delgado, Analista Económico de la AARC.

Fuente: Agrimoney

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