"Convocan a manos voluntarias"
Cada domingo, ya son más los transeúntes que reciben alimentos al pasar por la esquina de Andrade y Ángel Flores. Es el Comedor de Necesitados de la Casa de la Cristiandad, como le han llamado las familias que lo atienden semana a semana.
Son más de 100 quienes acuden en busca de alimento, ya sea indigentes o personas de bajos recursos que con seguridad saben que recibirán un plato de comida caliente, por lo que hoy en día, quienes atienden este comedor hacen un llamado para que se unan más manos voluntarias a este proyecto.
Las familias que asumen esta misión son los Iturralde Lee, González-Aller Lomelí, González Cázarez, Lafarga Pérez, González Alvarado, Leal Apodaca y Ochoa Elías, quienes invitan a más voluntarios a sumarse a la causa.
Paúl Iturralde López, quien es promotor de este grupo, destaca que estas familias se turnan cada semana para realizar esta labor, que además de cooperar con los alimentos, también consiste en asistir al lugar, armar paquetes de frutas y panes, y servir los platillos.
"Somos cuatro familias las que venimos cada domingo a trabajar desde las 11:30 hasta que la comida se acaba; son de 100 a 120 platillos los que se reparten, y por eso estamos solicitando ayuda", explica.
"Nos traemos a toda la familia; las señoras se encargan de servir la comida y entre nosotros y los niños nos encargamos de 'meserear'", señaló.
También, en muchas ocasiones, comenta, entablan una charla con los comensales, quienes en veces, además de alimento desean ser escuchados.
"El comedor está abierto a quien pase, ya es una tradición desde hace cuatro años", dijo.
Esta historia la comenzaron como padres de familia del Instituto Andes, que han continuado aún cuando son días festivos como Navidad y Año Nuevo, lo cual dicen, ha sido gratificante.
Iturralde López resalta que les han ofrecido hasta pagarles el servicio de un notario para formalizarse como asociación civil, pero es algo que tienen a la espera debido a que piensan que al hacerlo se acabe la magia del altruismo, aunque no lo descartan.
"Esto lo hacemos de corazón, por eso no hemos querido que se haga una institución que se dedique a eso, simplemente es quien quiera hacerlo, se sume; a lo mejor el siguiente paso sería formalizarnos como asociación", comentó.
Antonio González-Aller destaca que esta labor a lo largo de estos cuatro años ha sido una experiencia enriquecedora que desean también vivan y continúen las siguientes generaciones de estas familias.
"Queremos hacerlo siempre en familia, que desde pequeñitos vayan aprendiendo a dar a los demás, no es lo que ven todos los días y es una experiencia de vida, que lo vean natural y lo vayan haciendo, es algo formativo, los niños, aunque se mueren de calor, que aprendan a que hay que dar", expresa.
Los fondos para estas comidas se reúnen entre los integrantes de las familias, además de algunas donaciones que de vez en cuando reciben de algunos supermercados, que les contribuyen con pan y fruta.
"Son gente que en su mayoría no tienen casa, que viven bajo los puentes, en el río, que no tienen más que lo que traen en sus bolsas, por lo que también les damos comida para que lleven", expresa.
En proyecto
Como parte alterna a este comedor, los integrantes de este grupo desean poder abrir otro espacio cercano a la gente que vive cerca de las vías del tren o quienes van de paso sobre todo de Sudamérica, donde además les gustaría ofrecer un espacio donde puedan dormir y baños.
"Ahí sí necesitaríamos a más gente que nos ayude, manos y dinero, para que sea permanente, al igual que este comedor", resalta González-Aller.
"Somos cuatro familias las que venimos cada domingo a trabajar desde las 11:30 hasta que la comida se acaba; son de 100 a 120 platillos los que se reparten, y por eso estamos solicitando ayuda".
Paúl Iturralde López
Voluntario
Ellos son parte del grupo de familias que atienden este comedor.
Domingo a domingo, los transeúntes que pasan por la esquina de Andrade y Ángel Flores, reciben alimento.
Foto: Noroeste/Dalia Cabrales