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Rehabilitación

Dejar el miedo atrás: el Año Nuevo se prepara entre todos en el centro de rehabilitación Esperanza de Culiacán

En Esperanza de Culiacán, internos y personal se organizan para despedir el año con una comida especial, convivencia y acompañamiento emocional, en medio de un contexto marcado por la crisis de inseguridad
31/12/2025 12:21

A un costado del centro de rehabilitación, bajo la sombra de un árbol y entre cajas de madera, tambos y leña apilada, un interno mueve con fuerza un cucharón dentro de una hornilla improvisada. Ahí se cocinará el menudo con el que los internos de Esperanza de Culiacán recibirán el Año Nuevo.

En un año difícil para la ciudad y para los propios centros de rehabilitación, el festejo se mantiene como un espacio de encuentro, contención y esperanza.

La escena se repite cada fin de año, aunque con sus propios matices.

A diferencia de la Navidad, cuando cenaron pozole, esta vez el menú será menudo, preparado por los propios internos con un poco de ayuda externa.

Desde temprano, algunos limpian, otros acomodan la leña, revisan la alacena y ayudan en lo que haga falta. Cada quien tiene una tarea asignada.

Miguel Guerra, director del centro, explica que el cierre de año se vive de forma distinta al resto de los días.

Antes de la cena, los internos participan en una reunión especial donde comparten cómo fue su año y qué esperan del siguiente.

“Los muchachos se suben a tribuna y comparten, parte de su experiencia, cómo vivieron este año que se está cerrando y sus metas que tienen para el año entrante. Todas son palabras motivacionales”, comenta.

Después viene la convivencia. Acomodan sus dos mesas largas para cenar juntos en el patio, ponen música y organizan algunos juegos, pero también hay piñata.

El ambiente es sencillo, pero significativo para quienes pasan estas fechas lejos de casa.

Sin embargo, cuenta Miguel, no todos viven la fecha con la misma calma. Hay quienes resienten más la ausencia de la familia o el peso del momento.

“Hay algunos de los muchachos en ocasiones, si ha pasado que a la hora del festejo se van y se sientan y se agüitan. Los servidores... platican con ellos y lo motivan, al fin de cuentas, todos los muchachos saben que todos saben que es por su bien”.

“No necesariamente tiene que ser un día especial, suele pasar en el transcurso de los días normales también ese tipo de situación. Pues es normal que eso suceda”, reconoce el director.

En esos casos, los servidores, nombre que recibe el personal, se acercan, conversan y brindan contención emocional.

El 1 de enero, el centro abre sus puertas a las familias. En un horario definido, madres, padres y otros familiares llegan con comida preparada en casa, el recalentado de Año Nuevo, y comparten la mesa con los internos. Ese día no hay dinámica grupal: cada quien pasa el tiempo con los suyos.

El festejo ocurre en medio de un año particularmente complicado para la ciudad en materia de seguridad.

Desde el inicio del conflicto interno en el Cártel de Sinaloa, el 9 de septiembre de 2024, y hasta el 7 de abril pasado, se registraron al menos 12 ataques armados contra centros de rehabilitación en diversas localidades del estado.

En ese contexto, Esperanza de Culiacán se mantiene como uno de los pocos centros de rehabilitación regulados en el municipio, al contar con registro federal y estatal para operar, una condición que no es común entre este tipo de espacios y que, reconoce su director, ha sido clave para sostener su funcionamiento.

La crisis de violencia derivada de la pugna interna del Cártel de Sinaloa, así como la situación económica, han reducido considerablemente el número de personas que buscan internarse, reconoce Miguel Guerra.

A ello, lamenta, se sumó el miedo generado por rumores sobre posibles ataques a centros de rehabilitación.

“Lo más difícil que enfrentamos fue miedo, miedo por todos los rumores que había, ya ves que se escuchaba mucho que que iban a ir a los centros a sacar gente para llevarsélos a trabajar y ese tipo de cosas y por las situaciones que pasaron en algunos centros, pues sí sentimos temor a que a que pasaran ese tipo de situaciones aquí también. Gracias a Dios nunca pasó nada”, señaló Guerra.

Aun con esas dificultades, Esperanza de Culiacán sigue operando. Fundado en 2007, el centro trabaja con un modelo que combina los 12 pasos con atención psicológica, médica y psiquiátrica.

Para su director, mantener el festejo de Año Nuevo es parte del proceso.

“Hemos batallado más, los pacientes que tenemos han disminuido mucho el número de ingresos. Económicamente la gente pues no tiene dinero para pagar, nosotros les pedimos una cuota que es una cuota de recuperación a las familias. y muchas veces pues no tienen para pagar y créeme que si hemos sobrevivido todo el año”, apuntó.