"DÍA DEL NIÑO: Una valiente guerrera llamada Julieta"

"Heidy, madre de la pequeña, platica sobre lo que ha luchado con su hija; cuando Julieta nació, los doctores no esperaban que llegara a los dos años de vida, pero en julio cumplirá ocho, los cuales han sido de felicidad, acompañados también de mucho trabajo duro, paciencia y dedicación"
30/04/2020 11:49

CULIACÁN._ Julieta ya extiende los brazos para que su madre la cargue, ya la reconoce y vive con ella en sintonía cada día que pasan juntas. Este es el séptimo año que se acompañarán un Día del Niño, años que al principio se veían imposibles de pensar, difíciles de imaginarse juntas.

La pequeña tiene 7 años de edad, en julio cumplirá 8, pero hoy pasará otro Día del Niño en compañía de su madre, Heidy Mares Landeros, quien a temprana edad se convirtió en mamá. Cuando se embarazó ya su realidad era difícil: adolescente, sin el apoyo total de su familia; pero lo más duro fue cuando los doctores le dijeron la condición médica de su niña, padecía de parálisis cerebral infantil.

Sin el apoyo de su pareja y con poco dinero en sus bolsillos para hacerle frente al padecimiento de Julieta, ella ni los médicos veían un panorama alentador, su hija no comía, no tenía reflejo de succión, no tenía control sobre su cuerpo, era imposible para la pequeña si quiera sostener su cuello por sí misma, le decían que no duraría ni dos años con vida.

"Le daban dos años de vida por su desnutrición, ella no tenía el reflejo de succión que los bebés tienen. Comencé a darle leche con un algodoncito, lo mojaba y luego lo exprimía dentro de su boca. Obviamente tardaba mucho pero así comenzó a comer. Como no se movía (por su parálisis) comenzó con estreñimiento a los pocos meses y esto le producía mucho dolor e incluso defecar sangre", relata Heidy.

La parálisis cerebral infantil se debe a un desarrollo cerebral anormal, y una de las consecuencias son el poco o nulo control de su cuerpo, así como deficiencia intelectual; Heidy conversa que la razón por la que Julieta tuvo este padecimiento fue debido a una negligencia médica, no recibió atención médica a tiempo, a su hija le faltó oxígeno al nacer, razón que desencadenó en la parálisis.

Todo era desalentador, pero ni ella ni Julieta se dieron por vencidas, a como podía logró mantener a su hija con vida. Reconoce que no sabía nada, ni de ser madre y mucho menos atender a alguien con parálisis cerebral, pero buscó videos en internet, se documentó, investigó por cielo mar y tierra qué podía hacer para darle una mejor condición de vida a su niña, nunca dejaron de luchar juntas.

"Desde los siete meses ella recibe terapia física a diario. Como yo no tenía los recursos para una terapeuta y tampoco podía llevarla al CREE por mi trabajo, comencé a seguir videos en Youtube y fui asesorada por amigas que estudiaban Fisioterapia. Las terapias físicas pues han sido clave para que ella avance", comparte.

"Hace tres años asiste a una escuela especial, el Centro Terapéutico Emmanuel, ella asiste ahí bajo patrocinio, es como APAC, y eso le ayuda mucho tanto a avanzar físicamente como con la ansiedad. Antes no podíamos sacarla de casa porque todo le alteraba, y cuando se altera tiende a autolesionarse y en algunos casos incluso a convulsionar", menciona.

Las horas que lucharon juntas no fueron en vano, con ayuda de remedios naturales, y fisioterapia, Julieta dejó de convulsionar, es más alegre, feliz. En los primeros años de vida, ella ni siquiera podía reconocer a su mamá, hoy ya lo hace, le estira los brazos para que la abrace, ambas sienten el cariño de una hacia otra.

"Aunque tiene limitaciones físicas e intelectuales, ya comienza a mostrar más habilidades, se mueve mucho, expresa emociones. Los tres primeros años ella ni siquiera me reconocía como su mamá y pues obvio eso era súper fuerte para mí, no manifestaba alegría, ni cariño", recuerda.

"Lo siento cuando me mira (el amor de su hija) antes ni me miraba, o cuando hago algo y se ríe o el hecho de que me extienda los brazos para que la cargue. Como yo siempre he trabajado, sí hubo veces que la tuve que llevar a mis lugares de trabajo, al principio era muy complicado porque los ambientes diferentes le alteraban, pero poco a poco he ido sacándola más para que se adapte a diversos lugares. Ahorita incluso me la llevo a las manifestaciones, a eventos y ella ya se adaptó a todo esto", cuenta.

Heidy ha participado con colectivos y movilizaciones feministas en Culiacán, reconoce que eso ha sido parte fundamental para poder sobrellevar su situación, la ha hecho una mujer más fuerte.

Cuando se le pregunta sobre cómo ve el futuro con Julieta, no sabe en sí qué esperar de su hija, lo que sí sabe es que ella no podrá llevar una vida normal, correr y hablar como todos los niños, pero sí será una compañera de vida, no tiene duda que siempre estarán juntas, y espera que aún falten muchos más 30 de abril que pasar juntas.

"Creo que cuando tienes hijos, lo que esperas es que ellos crezcan y se vuelvan independientes y hagan lo que les dé felicidad en la vida, que se casen y tengan sus propios hijos, etcétera. Yo sé que con Julieta las cosas son distintas, me llevó mucho tiempo aceptar que ella no será como otros niños, pero el tiempo y sus avances individuales me han suavizado ese panorama", menciona.

"Voy a ser sincera, no sé qué esperar, no sé cuál es su esperanza de vida, pero me anima mucho ver que su condición ha mejorado mucho, lo difícil ya lo pasamos... Ahorita más que mi hija es mi compañera, va a todos lados conmigo, me acompaña al trabajo, a la escuela, con mis amigos, es muy paciente con mis tiempos cuando no estamos en casa, en ese aspecto ella me ayuda mucho".

 

- ¿Qué es lo que más has aprendido de Julieta?

- A tener paciencia, a buscarle, a no conformarme.