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"Despiden al "Padre Pepo""

"Dicen adiós al sacerdote que hacía reír"

"Si algo recuerdan miles de personas del "Padre Pepo" es una carcajada, una risa, una sonrisa de él. Ese sentido del humor, con el cual veía pasar la vida"
19/03/2017 14:11

Si algo recuerdan miles de personas del "Padre Pepo" es una carcajada, una risa, una sonrisa de él. Ese sentido del humor, con el cual veía pasar la vida.

 

Alegre. Así fue, durante sus 56 años de sacerdocio.

 

Ayer José Jiménez Briseño, el "Padre Pepo", como le decían de cariño, convocó a cientos de feligreses en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario, para su última misa.

 

Jiménez Briseño era uno de los integrantes de mayor edad de la Diócesis de Culiacán, con 82 años.

 

Originario de un pueblito de Jalisco, llamado Jamay, vio la primera luz un 5 de febrero de 1935. Se ordenó sacerdote un 16 de junio de 1961. Desde entonces se quedó en Sinaloa, para liderar diversas comunidades: en Navolato, Culiacán, Guasave, Los Mochis. En ciudades y rancherías.

 

Desde los años 70 impartió cursos de cristiandad a los católicos, menciona Fernando García Aguirre.

 

"Nunca cedió a la enfermedad y estuvo atendiendo a este ministerio que lo llevó a él a un nivel muy importante en la vida católica", cuenta.

 

A todos lados el sacerdote llevaba su humor, su música. Primero tocaba el saxofón y después el clarinete. Le gustaba grabar canciones religiosas en casetes, para luego reproducirlos en una grabadora que "se dejaba escuchar" en las misas.

 

"Era muy ocurrente", recuerda uno de los sacerdotes que ayer condujeron su féretro hacia la carroza que lo llevó para sepultarlo en una cripta del panteón Jardines del Humaya.

 

Ahí en Catedral cientos le cantaron.

 

"Era muy juguetón, muy bromista, muy trabajador, era como un niño grande, precioso; sus sermones nos dejaban muchas enseñanzas", recuerda la señora Cresi, quien lo conoció en el templo Sagrado Corazón de Jesús, de Eldorado.

 

"Nos mantenía despiertos con su sentido del humor, guardando el respeto a la misa claro, no nos dormíamos en la misa", secunda Teresa Morales, quien se trasladó a Culiacán, para la misa y el sepelio.

 

Adelita Carrillo narra que el "Padre Pepo" bromeaba con el dicho de que él toda su vida arreó borregos, chivas y vacas, desde niño, desde Jamay, su pueblo, donde su familia tenía ganado. Y acá, en Sinaloa, seguía arreando borregos, chivas y vacas.

 

El Obispo Jonás Guerrero Corona, quien ofició la misa, también hace alusión al modo humorístico del "Padre Pepo".

 

"Era un padre que sabía compartirlo y alegraba mucho", dice el jerarca de la Iglesia católica, quien cuenta que Jiménez Briseño se jubiló en el año 2011, aunque estaba adscrito al templo de la Sagrada Familia, donde ejercía su ministerio en calidad de emérito.

 

Con su partida, la Diócesis resta un sacerdote: quedan 185 "siervos de Dios" para servir a su pueblo. Aunque a partir de ahora, muchos seguramente extrañarán las bromas, las risas del "Padre Pepo"...