"En Culiacán, hermanas que crecieron en el basurón arman escuela para que niños estudien durante la pandemia"

"Esmeralda, Patricia e Irasema, tres hermanas pepenadoras con vocación para la docencia, instalaron un centro educativo para brindar apoyo a niños de escasos recursos que durante la pandemia se educan en casa"
05/11/2020 16:36

CULIACÁN._ Se vive una pandemia. Y aunque se pudiera pensar que todas las escuelas están cerradas, hay una que tiene puertas abiertas, justo en el punto más cercano al basurón municipal, donde se encuentra un asentamiento irregular denominado extensión Bicentenario.

Bajo un tejabán rodeado de malla ciclónica y sobre un suelo de tierra, hay un grupo de niños que, uniformados y con cubrebocas, toman clases a través de contenidos transmitidos por televisión, cuando todos los niños aprenden en casa.

Los casi 80 estudiantes son atendidos en un centro educativo informal, que fue instalado en la Colonia Bicentenario desde el viernes 30 de octubre.

La Escuela Extensión Bicentenario es una iniciativa de tres hermanas, pepenadoras y con vocación para la docencia, para apoyar a los estudiantes que no cuentan en sus hogares con las herramientas para apegarse a la educación a distancia que ha implementado el sistema educativo local durante la pandemia por coronavirus.

"Estamos apoyando a los niños, ya que la mayoría no tienen lo que es televisiones, teléfonos, ni tablets en sus casas, muchos ni siquiera tienen el número celular de la maestra, ni nada", explica Esmeralda Núñez Terán, quien funge como la encargada de la mencionada escuela de apoyo.

Pero no es una escuela, corrige Esmeralda, funcionan como tutorías basándose en las clases que son impartidas por la Secretaría de Educación Pública a través de televisión, la mencionada estrategia Aprende en Casa.

"Hay dos muchachas que están estudiando Ciencias de la Educación, ellas son las que están al frente, ya que ellas tienen más conocimiento que nosotros, y nos guiamos en el Aprende en Casa", cuenta.

Las dos tutoras son también hermanas de Esmeralda: Patricia e Irasema. Las jóvenes han pagado sus estudios universitarios con ayuda de su trabajo como pepenadoras en el basurón.

"Mis hermanas están estudiando Ciencias de la Educación y son pepenadoras, trabajan en la pepena. Están haciendo todo lo posible por salir adelante", asegura.

"Somos voluntarias, no cobramos un sueldo ni nada, ni lo pedimos".

Desde el mes de marzo, la pandemia por coronavirus obligó apegarse al distanciamiento social, y por ende que las clases se desarrollaran a distancia y cada estudiante se mantuviera confinado en su hogar. Las autoridades educativas establecieron mecanismos de difusión de contenidos educativos, siendo la televisión pública y la comunicación vía telefónica con docentes los pilares de estas estrategias.

Pero en la Ampliación Bicentenario no hay internet en todos los hogares, tampoco televisiones, y en algunas ocasiones no existen los teléfonos celulares.

Casi todos los colonos del asentamiento son pepenadores que caminan unos metros para llegar a su centro de trabajo. El basurón municipal se encuentra a la vista de cada casa, de cada calle, de cada espacio de esta colonia.

Las casas de ladrillo no están pintadas, muchas veces no están enjarradas, y otras más son de una combinación de madera con lámina negra.

Es por ello que Esmeralda, madre soltera con 4 hijos en edad escolar, buscó con urgencia el apoyo de Gobierno estatal en el mes de mayo, para conseguir los medios con los que los alumnos de la Bicentenario se apoyarían en este periodo de educación a distancia.

Pero esta ayuda no llegó por parte del Gobierno.

"Hace como 5 meses le pedí el apoyo al Gobierno si podía ayudarme con unas pantallas, yo ya tenía pensado hacer algo así; estaba la petición pero que no había recursos", dice.

"La hicimos con Ricardo Madrid (titular de la Secretaría de Desarrollo Social de Sinaloa), porque ellos nos han apoyado en otras ocasiones, estaría mal decir que no porque no es el caso", aclara Esmeralda.

"Eran 50 niños, que eran los que nosotros pensábamos ayudar a doble turno, pero resulta que son más, son como 70 u 80 niños que necesitan ayuda".

Incluso, han llegado a las puertas del centro educativo jóvenes con el deseo de aprender a leer y escribir, más allá de la necesidad de apegarse a un programa académico.

"Tenemos casos de niños de 12 o 15 años que no saben leer, que se les tiene que apoyar diferente. Hay varios casos de niños aquí que no están estudiando", comenta.

Aun en la pandemia, la necesidad de una educación era evidente.

"Sabemos que está la pandemia y que la salud es lo primordial, pero que los niños no sigan estudiando es un crimen", dice.

"Ahorita seguir estudiando es un privilegio para los que tienen internet, un privilegio que los niños en extrema pobreza no pueden tener".

En estos días, esta "escuela" se hizo notoria en medios locales e incluso nacionales porque recibió apoyos que supuestamente provenían de los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán.