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"LEGADO DE UN MÉDICO UNIVERSAL"

"Esto fue lo que Jesús Kumate heredó a los sinaloenses"

"Médico de altos vuelos, es considerado el artífice de las más importantes instituciones de salud de Sinaloa y creador de programas y políticas públicas, que elevaron la calidad de vida de millones..."

Una petición a manera de reto lanzó el médico oftalmólogo Humberto Gómez Campaña a Francisco Labastida Ochoa, a fines de los años 90.

Y ésta tenía que ver con un amigo en común, con otro sinaloense: con el doctor Jesús Kumate Rodríguez.

El ex Gobernador de Sinaloa despachaba en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, de la que fue titular de 1995 a 1998, en el sexenio de Ernesto Zedillo.

“Nada más vengo a pedirle esto”, le dijo Gómez Campaña a Labastida Ochoa, “que haga en el campo, en la agricultura, el equivalente de lo que el doctor Kumate ha hecho por Sinaloa”.

Así reaccionó Labastida Ochoa:

¡N´hombre, me la pones demasiado alta!”, respondió al galeno, quien había sido su titular de Salud, en sus años de Gobernador, al tiempo que Kumate era Secretario del ramo en el mandato de Carlos Salinas de Gortari, de 1988 a 1994.

Con esta anécdota, Gómez Campaña dimensiona el legado de Kumate, en la tierra de de los once ríos.

Para que se dé cuenta de la obra majestuosa del doctor Kumate; humano, íntegro, científico, orgullo de Sinaloa”, recrea el ex Diputado local, ex Diputado federal, ex Alcalde de Culiacán de 1993 a 1995, y cercano a la familia Kumate Rodríguez.

 

El artífice

Protagonistas de un episodio clave en la historia de los servicios de salud en Sinaloa, Gómez Campaña y el propio ex Mandatario Labastida Ochoa recuerdan para Noroeste los aportes, la herencia, de este mazatleco universal, nacido el 12 de noviembre de 1924.

Y que ayer partió a la edad de 93 años, para cerrar el ciclo de uno de los sinaloenses más admirados y galardonados. Y que entre sus últimas distinciones recibiera la condecoración oficial de Caballero de la Legión de Honor de Francia y la medalla Belisario Domínguez, el máximo galardón que otorga el Senado de la República a un mexicano, y que le fue conferida en 2006.

Además de su legado para el sistema de salud nacional, a través de la implementación de las campañas universales de vacunación, y su contribución científica a través de más de 367 artículos y 19 libros, Kumate Rodríguez contribuyó a edificar las instituciones de salud en el Estado.

Y desde una máxima plataforma: la Secretaría de Salud federal.

Yo quise mucho, respeté y admiré al doctor Kumate. El Doctor Kumate fue pieza clave en la construcción de la infraestructura hospitalaria del estado”, evoca Labastida Ochoa.

Y es que debe recordarse que en este periodo que Labastida gobernó, de 1987 a 1992, se crearon en Sinaloa tres hospitales de tercer nivel, llamados “de especialidades”.

Ello en buena medida a la visión y el apoyo de Kumate Rodríguez, desde el Gobierno federal.

Gómez Campaña, titular del área, detalla la creación de instituciones y de políticas públicas en este renglón.

Sin el doctor Kumate yo no concibo a Sinaloa en materia de salud en un nivel digno; con él se hizo el hospital 'Martiniano Carvajal' en Mazatlán, el 'Bernardo J. Gastélum' en Culiacán, el Hospital General de Los Mochis, el de Guasave, el de Guamúchil”, acota.

 

Brindis y deuda

Médico de altos vuelos, Kumate Rodríguez salió de Sinaloa para irse a estudiar la Ciudad de Médico y concretar sus sueños desde niño. Así ingresó a la Escuela Médico Militar, de la que egresó a los 22 años, según cita la “Biografía de un Hombre Excepcional”, rescatada por la Fundación IMSS.

Su incesante interés por conocer los misterios del cuerpo no terminaron ahí, y siguió una larga trayectoria académica y científica, tanto en instituciones del país como el extranjero.

Así logró escalar las posiciones más altas para un médico, hasta llegar ser presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, la OMS, y obtener diversos galardones de la Academia Nacional de Medicina.

Pero nunca se despegó del terruño. Y supo pagar la “cuota de paisanaje”, cuando la vida le dio la oportunidad de hacerlo.

De su anecdotario, Gómez Campaña saca este momento:

La fecha: 15 de junio de 1989, un día antes de la inauguración del Hospital General “Doctor Martiniano Carvajal” de Mazatlán. Al día siguiente, visitaría el puerto Salinas de Gortari.

Kumate había venía en la avanzada presidencial, para ultimar los últimos detalles.

“Nos fuimos por el Malecón (de Mazatlán) platicando, me dijo ¿Cuáles son los problemas?”. Yo le respondo 'nos falta personal, equipo, camiones, esto y lo otro. Y ya en la noche cenamos el oficial mayor de Salud, él y yo en un restaurante. Fue cuando alzó la copa y nos pidió brindar 'por la época que se inicia en materia de salud para Sinaloa'”.

Y así fue.

“Imagínese la emoción que sentí”, recrea el oftalmólogo, quien estrecharía fuertes lazos de amistad con Kumate.

Por esa confianza mutua, éste le encomendaría a Gómez Campaña una misión íntima, personal: la cirugía de ojos de su madre, la maestra Josefina Rodríguez.

Yo había tenido el privilegio que el doctor Kumate confiara en mí, en la salud de su madre, doña Josefina Rodríguez de Kumate, la operé de cataratas, me hice muy amigo de él, y de José, su hermano, la esposa de éste (Rosalba Rogers) y las hijas de José, Katia y Lorena, como una familia los vi”.

En la cartera de salud de Sinaloa y Kumate en la federal, Gómez Campaña se encontró en un aeropuerto a José Kumate, hermano de Jesús, quien le dijo: “Doctor, yo nunca creí que la vida nos diera la oportunidad de pagar, a usted correspenderlo, por todas las atenciones que tuvo para mi madre; hoy Jesús se va a dedicar a corresponderle”.

Pero Gómez Campaña le regresó el cumplido, recordándole que no había deudas pendientes.

Lo cierto es que Kumate siguió “pagando deudas” a los sinaloenses.

Y es que llevaba tatuada en la mente, un compromiso que le hiciera a su padre, Efraín Kumate, un emigrante japonés que llegó a Sinaloa por el puerto de Mazatlán, y ahí echó raíces.

El doctor Kumate fue un ejemplo a seguir, de amor a la tierra. él siempre me contó que su padre (Efraín Kumate) le había pedido que sirviera a Sinaloa en todo lo posible para corresponder a las atenciones que México había tenido con él”, resalta Gómez Campaña.

 

Lucha contra cáncer y trasplantes

Entre los programas implementados en la época en que Kumate fue Secretario federal y Gómez Campaña estatal, se echaron a andar también programas de salud en municipios de la sierra, para atender a los jornaleros del campo, y un área poco atendida hasta esa fechas: la salud mental.

Se manejaron todos los apoyos de salud en municipios de los altos también; él se preocupaba mucho por los trabajadores estacionales del campo, de que tuvieran una atención adecuada; un gestor para que los agricultores hicieran equipo y apoyaran a trabajadores del campo”, añade Gómez Campaña.

Otras instituciones creadas fueron el Hospital Psiquiátrico de Sinaloa y el Laboratorio de Salud Pública, este último considerado como “radar de la salud” de los sinaloenses.

También en este lapso se fortalecieron programas para la atención del cáncer. Y un renglón en el que Sinaloa brillaría a nivel nacional, en las décadas por venir: los trasplantes.

Labastida Ochoa rememora estos instantes:

Recuerdo que cuando yo le plantée la posibilidad de que en el Hospital de Culiacán se hicieran transplantes de órganos, él me dijo: 'bueno, no se están haciendo ni el el IMSS ni en el Issste”. Entonces Labastida acotó que Sinaloa no tenía por qué quedarse atrás ni tener eso como freno, para poder avanzar.

Solícito, Kumate echó a andar su conocimiento y relaciones.

Entonces me dijo: 'bueno el Gobierno del Estado hace las inversiones y yo me encargo de conseguir el equipo que lo pueda manejar, no es fácil, pero yo me encargo de hacerlo. Tiene que ir un cirujano en jefe, dos o tres cirujanos que lo acompañen, dos o tres enfermeras especializadas, y tiene que haber uno o dos anestesistas especializados; yo me encargo de conseguirle todo el equipo".

Y fue así como se “importó” un “buen equipo” para hacer realidad los primeros trasplantes, entre los que venían algunos sinaloenses excepcionales.

Sin él”, evoca Labastida Ochoa, “no hubiera sido posible esto. Sin él, y el apoyo de él, para el desarrollo de la red hospitalaria del Estado no hubiera sido posible”.

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