Heydi y Esaú ya descansan en paz, dice mamá de la joven de Culiacán que murió junto a su hijo en accidente en Sonora
CULIACÁN._ El miércoles 1 de septiembre, Heydi Mariana Aguilar Nieblas salió de Culiacán rumbo a Mexicali junto a su hijo Esaú, de 4 años. La joven madre iba en busca de ayuda o tratamiento para el pequeño, quien tenía autismo.
Ambos salieron del ejido Mezquitillo, en municipio de Culiacán, y en la ciudad abordaron un autobús.
Ella y su hijo iban muy contentos, pero no pudieron llegar a su destino, ya que a la altura del kilómetro 39 en la autopista Sonoyta-San Luis Río Colorado, Sonora, la unidad en que viajaban se estrelló contra un tráiler, dejando un saldo de 13 muertos y varias personas heridas.
El sueño de Heydi de darle una mejor calidad de vida a su hijo quedó sin realizarse y ahora sus cuerpos volvieron a Culiacán y descansan en paz en el ejido Leopoldo Sánchez Celis.
Maribel Nieblas, madre de Heydi y abuela de Esaú, con tristeza relata que los cuerpos de su niña y de su bebé, como los llama, ya descansan en paz después de haber tenido que atravesar por el proceso de identificarlos y lograr que volvieran a su tierra.
Por eso agradece todo el apoyo que la población le brindó a raíz del trágico suceso.
“Así como públicamente se enteraron todos de la tragedia de mi niña y mi bebé, ellos ya se encuentran descansando en paz, hoy fue el último día de mi niña aquí en casa, ya ahorita les dimos santa sepultura y también quiero agradecerles a todas y cada una de las personas que estuvieron apoyándome”, comenta.
“Se los agradecerá infinitamente y que Dios los bendiga, no tengo palabras para agradecerles, pero quiero que todo mundo se entere que ya mi hija está descansando en paz y decirles muchas gracias por todo”.
La madre de Heydi, entre tristeza y llanto, describe a su hija como una “niña” muy alegre, sociable y que desde muy chiquita era muy amiguera.
Relata que la joven se casó a los 16 años con un hombre de su misma edad, y tuvieron a Esaú.
“Mi bebé nació con autismo y mi niña luchó como una guerrera incansable, ella luchó y no había obstáculo que la detuviera para sacar a su bebé adelante, también trabajaba en el campo, estudiaba su preparatoria, ella luchando para salir adelante”, explicó.
“Mi niño era muy travieso, muy sonriente, él siempre tenía una sonrisa alegre, su miradita de ángel, él era mudito, pero sí emitía sonidos con su vocecita de ángel, pero no salía palabrita de su boca”.
Es por ello que Heydi iba rumbo a Mexicali con su hijo, para lograr darle una mejor atención y calidad de vida; en el viaje no iban solos, relata su mamá, ya que la abuela paterna de Esaú los acompañaba.
“Iba a buscar ayuda para mi niño, para seguirlo apoyando, con la esperanza de que mi niño algún día llegara a valerse por sí solo. La acompañaba su suegra, la cual arribó al autobús dos ejidos antes que Heydi”, detalla.
La señora Maribel recuerda qué fue lo último que platicó con su hija, antes del fatal accidente.
“El día que ella se fue, se fue un miércoles y ese día platiqué con ella en la tarde, siempre me decía: ‘Mamá, mi niño va comiendo en el autobús, todo me pide’, y pues él así era, él no sabía de nada, él en su mundo de autismo, pero la gente lo miraba con felicidad, le compartía de lo que ellos comían”, comenta.
“Mi niño muy alegre, todos lo miraban con mucha ternura, como si fuera un angelito, con mucha ternura”.
La mamá de Heydi cuenta que le preguntaba a su hija cómo iban en el camino y ella le contestaba que todo bien, que Esaú iba comiendo en el trayecto, muy feliz.
“Esa fue la última vez que hablé con ella”, dice. “Al día siguiente, pues le marqué y su teléfono ya no sonaba”.