"'La pandemia no pudo rendirnos' peregrinos serán recibidos por una Lomita cerrada"

"Johana camina al lado de su hermana, y a escasos pasos delante va su esposo. El destino de los caminantes es el templo Nuestra Señora de Guadalupe, o La Lomita, ubicado en la ciudad de Culiacán"
12/12/2020 00:14

Es difícil identificar al contingente de tres personas que camina por la carretera Navolato-Culiacán durante la fresca noche del 11 de diciembre.

Sus siluetas fácilmente se confunden con las sombras de los arboles que adornan los contornos de la vialidad. Y aunque sus espaldas son iluminadas con las luces de los automóviles que les pasan por un lado, cada miembro de la peregrinación lleva una mochila con una pequeña luz estridente en un intento de ser identificados por los conductores.

Johana camina al lado de su hermana, y a escasos pasos delante va su esposo. El destino de los caminantes es el templo Nuestra Señora de Guadalupe, o La Lomita, ubicado en la ciudad de Culiacán.

"Esta manda que nosotros realizamos es de una operación que le van a hacer a mi mamá", dice Johana, haciendo una pausa y dirigiendo la mirada al oscuro y largo camino que le queda por delante.

"...le pedimos a la Virgen que nos ayude a que salga con bien"

En vísperas del Día de la Virgen, Johana, Esmeralda y Esteban realizan una peregrinación de casi 30 kilómetros, pero debido a la contingencia sanitaria por coronavirus el templo al que se dirigen se encuentra cerrado por disposición de las autoridades municipales.

"Ni la pandemia ni nada puede rendirnos de la manda, es una promesa que nosotros hicimos", asegura la creyente.

Hace dos años, a Gloria de 48 años de edad, y madre de las jóvenes, le fueron localizados cuerpos extraños en sus pulmones.

"Pues unas bolas", los describe Johana.

Desde entonces espera ser operada, pero el procedimiento no se ha realizado debido a su delicado estado de salud.

Johana, en busca de un milagro para sanar a su madre, le prometió a la Virgen de Guadalupe recorrer cada noche del 11 de diciembre los 30 kilómetros que separan a su hogar de la Lomita.

Hace frío, pero llevan amarradas las chamarras a la cintura.

Salieron de la cabecera municipal de Navolato a las 6 de la tarde, esperan llegar a la Lomita cerca de la 1 de la madrugada.

"Nomas llegamos, cumplimos, y ya nos regresamos", dice.

Mientras la salud de la propia Johana lo permita, aunque su madre mejore y pasen los años, ella seguirá recorriendo los 30 kilómetros.

"Mientras yo pueda voy a seguir", promete.