"La paz en Sinaloa es posible y hay métodos para conseguirla: especialista"

"La paz en el estado sólo se alcanzaría si se utilizan las metodologías de justicia restaurativa y geografías de paz, así como con un radical reenfoque de los policías y con la regularización de la mariguana, considera experta"
22/02/2019 23:40

Heriberto Giusti Angulo

 A pesar del profundo deterioro social que sufre Sinaloa debido al crimen organizado y la narcocultura imperante, es muy factible alcanzar un estado de paz si se siguen las metodologías adecuadas, aseguró la especialista en resolución de conflictos Luz Paula Parra Rosales, en entrevista para Noroeste.

 

Tras 25 años de experiencia en este ámbito, la experta considera que el caso de Sinaloa requiere una acción conjunta de todos los actores de la sociedad y asegura que se trata de un proyecto a largo plazo.

 

“En Sinaloa hay una carencia de cultura de paz, y hay predominio de una cultura de guerra y de violencia. Entonces el trabajo en contextos de violencia crónica tan fuertes como en Sinaloa sí requiere un esfuerzo adicional. No basta la buena voluntad ya sea de las autoridades o de la sociedad civil: se necesita de un esfuerzo conjunto que va a ser de muy largo plazo porque hay unos déficits de diálogo, de cultura de paz, de siquiera espacios para sentarse de forma tranquila, segura y confiable a iniciar el diálogo y el perdón y la reconciliación”, comenta.

 Luz Paula Parra Rosales cursó la licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y la maestría en el mismo ámbito en la Universidad de Columbia, en Nueva York; posteriormente completó un doctorado en Paz y Conflictos en la Universidad de Bradford, en Reino Unido, y desde 2016 es profesora investigadora de tiempo completo en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de Estocolmo, Suecia.

 Ella asegura que la única manera de alcanzar la paz es incluyendo en la toma decisiones a las personas que han cometido crímenes, por poco intuitivo que parezca.

 “Si realmente queremos un Culiacán y un Sinaloa en paz, tiene que haber un proceso bien incluyente porque obviamente los que pensamos que no nos merecemos esta violencia crónica, esta delincuencia brutal, no podemos solos. Hay que reforzar a los liderazgos locales, hay que reforzar los esfuerzos de paz, pero también para que sea de verdad y de largo plazo la construcción de paz positiva, tenemos que incluir a los que nos han fallado: no puede ser un proyecto excluyente donde entonces 'No los narcotraficantes, no los sicarios, no los que nos han fallado'... sino con ellos”, explica.

 “Y eso va a ser lo más difícil porque es muy fácil ponernos de acuerdo entre las víctimas, entre los que padecemos la violencia; pero va a ser bien difícil, y todavía creo que no estamos preparados para, incluir a los que nos han fallado”, añade.

 Parra Rosales indica que hay dos términos clave para empezar a integrar a estas personas a la sociedad y, por lo tanto, para comenzar a bajar la violencia que se vive en la región: se trata de la justicia restaurativa y las geografías de paz.

 “La justicia restaurativa, si tú me dijeras 'A ver, sintetízala en una palabra', es la reconexión. Esta violencia crónica que se ha esparcido por el tiempo en diferentes espacios de socialización, nos ha afectado a todos: ha separado y desconectado a familias y comunidades”, asegura.

 “Y lo que hace precisamente es el reconocimiento del daño por parte del ofensor, la reparación del daño, la reconciliación, y la no repetición a través de la reinserción social. Entonces, lo que hace la justicia restaurativa, y sería maravilloso para Sinaloa y para Culiacán en particular, es que nos re conectaría como sociedad porque estaríamos rompiendo el ciclo de violencia”, explica.

 El segundo de los elementos para empezar a restaurar el tejido social, según la especialista, es el trazado de geografías de paz.

 “Geografías de paz es un término tan bonito porque es una aproximación a conflictos que se dan en espacios determinados. La geografía tiene que ver con territorios y los recursos humanos y materiales que existen en ese espacio. Entonces, las geografías de paz ayudan con diferentes metodologías a entender qué elementos existen en ese territorio que puede ser micro, puede ser una calle, puede ser una escuela, puede ser una vecindad, puede ser una comunidad, puede ser un municipio o un Estado”, comenta.

 “Las geografías de paz te ayudan a tener bien claro qué hacer con los elementos y recursos que tienes para fortalecer lo que nos conecta, como escuelas, centros comunitarios, espacios públicos; y encapsular, quitar fuentes de poder, a aquellos que te desconectan. Pero si no tienes claridad en esos recursos que tienes, no puedes empezar a construir las geografías de paz”, menciona.

 Por otro lado, lamenta que muchos jóvenes vean en el narcotráfico una fuente de inspiración, de “salida fácil”, pero confía en que ellos se darán cuenta de que este camino no conduce a nada.

 “El narcotráfico se convirtió para muchos jóvenes en aspiración porque veían tan lejano ser un universitario; en cambio, al ser narcotraficante sólo tomas el arma y te metes a un grupo criminal. Pero lo que ha pasado con el Chapo es para ver de qué te sirve entrar al narcotráfico, entrar a la delincuencia, si te va a durar muy poco y el dinero lo va a gozar tu viuda, tus 'chapitos', y no lo vas a poder tú disfrutar”, reflexiona.

 

Regularización de drogas, un gran primer paso

 

La especialista en resolución de conflictos asegura que la regularización de las drogas es otra manera de lograr la paz.

“Yo estoy a favor de la regularización. Que sean los Gobiernos los que regulen el narcotráfico porque le quitas a los criminales la regulación, que es vía la violencia. Yo lo veo en Suecia, que es un país en donde el alcoholismo ya era una pandemia, un problema de salud pública, y el Gobierno sueco regularizó el alcohol. El que vende el alcohol en Suecia no es la iniciativa privada, no son los comercios, es el Gobierno. Entonces ahí tienen control de quién está consumiendo, qué se está consumiendo, a qué horas y, por supuesto, no se lo venden a menores. Y así se redujo el nivel de alcoholismo en Suecia”, asegura.

 

“Yo empezaría por la marihuana, pues para dosis personales incluso ya salió una resolución por la Corte de que la marihuana para consumo personal puede ser. Y ahora ya salió que puedes plantarla. Bueno, yo creo que son primeros pasos. Uruguay es un país que ya el Estado la regula y ha sido un éxito porque porque hay un control”, explica.

 

Policías ciudadanos, no robocops

 

A pregunta expresa, Parra Rosales comparte que si estuviera en sus manos el construir la paz en Sinaloa, el día de mañana comenzara por enseñarle a los policías las nuevas metodologías que existen para conciliar la paz.

 

“Mi primera acción sería impulsar estos conectores, estos saberes, estas organizaciones que están trayendo estas metodologías, para que juntos con el Estado se fortalezcan los esfuerzos conectores. Policías más orientados al ciudadano, que se conviertan en mediadores comunitarios”, considera.

 

“Hay otras formas de entrenar a los policías, otras formas de entrenar a los jóvenes: estas metodologías existen ahí. ¿Como entrenamos, en el caso de los policías, a que en lugar de que sean robocops y sean otros agentes de violencia con su simple presencia armada, se conviertan en agentes de paz? Por ejemplo, entrenarlos en mediación comunitaria, en justicia restaurativa”, opina.