La vida de María Alicia permanece en el recuerdo de su familia
Por 15 años, Guadalupe y Carmen celebran a su madre entre sonrisas e historias memorables en el Parque Funeral San Martín.
Sentadas en un tapete de yoga y con los pies descalzos, las hermanas pasaban un rato de reflexión frente a la lápida de su madre.
El lugar lucía con dos ramos de flores de varios tipos y colores, así como globos que flotaban en el aire en los que se podía leer ‘Te amo mami’ y ‘Tú eres nuestro ángel cuidándonos desde el cielo’.
Guadalupe y Carmen tenían 47 y 45 años, respectivamente, cuando su madre dejó este mundo tras una larga batalla contra el cáncer de colon.
La madre de seis hermanos, quien fue bautizada como María Alicia Higareda, gozaba de un espíritu libre que disfrutaba de la música, la comida, la danza, entre otras bondades de la vida.
“Le encantaba, era una mujer de mucha vibra positiva, muy energética, muy trabajadora”, recordó Carmen.
La enfermedad, así como llegó, desapareció y le dio una segunda oportunidad de aprovechar todo aquello que María Alicia amaba; hizo nuevas amistades y salió a la calle a vivir su vida.
“Iba a bailar y participó con ellas en bailables, en la plazuela, en concursos, viajó por toda la República, disfrutó mucho hasta que le volvió a llegar el problema”, contó Guadalupe.
Años más tarde el cáncer regresó con fuerza, afectando otras partes de su cuerpo que complicaron la situación.
“Se le dijo ‘si no le regresa en cinco años, ya la libró’. Le regresó a los cuatro años con 364 días, ahí le llegó la metástasis”, explicó Guadalupe.
Durante esta última batalla, los hijos de María Alicia estaban entre la espada y la pared, pues no querían que siguiera sufriendo, pero tampoco querían perderla.
“Ella dijo ‘no me voy a llevar nada de las joyas, de lo que tengo, lo único que me voy a llevar es lo que comí, lo que viví, y las cascadas hermosas de Chiapas’”, narró Guadalupe con una voz firme que representaba la pasión que su madre le tenía a la vida.
A los 67 años, María Alicia perdió la vida y, según sus hijas, pese a ser de carácter fuerte, su funeral se llenó de personas que velaron su muerte con el mismo cariño que le mostraron en vida.
“Cuando fue su funeral, nombre, estaba tapizado de flores y yo le decía ‘mira el arreglote que le traen’... tuvo flores y gente que fue una barbaridad”, detalló Guadalupe.
“No te perdonaba ni una mala mirada, la quería mucho la gente y era muy solicitada, a parte de que ya sabían que era muy claridosa pero se iban a reír mucho con ella”, describió Carmen.
Después de 15 años de su partida, la familia continúa extrañando a la mujer que dejó esa huella en sus corazones y les enseñó la importancia de amar, valorar, disfrutar, pero más importante, vivir.
“Duele su ausencia porque siempre hace falta, siempre nos reunimos en su casa, toda la bola, y todavía nos seguiremos reuniendo, yo digo que en honor a ella”, manifestó Carmen con voz quebradiza y una mirada melancólica.
Rindiendo honor a su madre, Carmen y Guadalupe celebrarán en compañía de su familia que ahora suma los 17 nietos de María Alicia, quien dedicó su existencia a formar buenos seres humanos y a recordar el valor de la vida.