"Las paredes deben hablar cuando la sociedad calla: Dr. Feis, muralista sinaloense"

"El artista visual compartió sus experiencias y reflexiones ante los asistentes al evento Proyectos de Vida Alternativos"
28/01/2019 12:17

Heriberto Giusti Angulo

Saber pintar a la perfección no es tan importante como tener muy claro lo que se quiere comunicar, y aprovechar esa ocasión creativa para "cambiar el chip" y mover la conciencia de la sociedad, consideró "Dr. Feis", muralista grafitero de Culiacán.

El artista visual urbano estuvo presente este viernes en el conversatorio Proyectos de Vida Alternativos, compartiendo el micrófono con figuras como el rapero Dirty, el youtuber Pitter, y el ex pandillero y ahora Diputado local de San Luis Potosí, Pedro César Carrizales Becerra, "El Mijis".

Tras irse a vivir de pequeño a Tijuana y a sus 15 años regresar a Culiacán, Dr. Feis narró ante los asistentes del evento los sucesos que lo condujeron a ser un artista del graffiti.

"En Tijuana era bien extraño porque vivía en un barrio, la 'Muerte 13' le decían, cerca de la colonia Buenavista. Mi hermano pertenecía como a un club de cholos, que eran los de 'La Muerta', y yo era como que el 'hermanito' del cholo que lo acompañaba a las pintas y todo. Me gustaba mucho ver cómo pintaban las letras", recordó.

"Cuando me vine a vivir a Culiacán sentí como esa nostalgia, se me apachurró el corazón. Dije, '¿Qué pedo con esta ciudad? Está como muy limpia, ¿no?'. Y empecé a caminar; yo vivía acá en la colonia Rafael Buelna, y me venía en la bici a ver graffitis nada más. Me compré mi cámara Kodak, de esas desechables, y me iba a fotografiar las pintas... Estuve yendo, yendo, yendo, yendo, y en un mes ya no había nada que fotografiar. Y dije, 'Bueno, voy a ser graffitero'", expresó.

Compartió que en cierto punto de su vida decidió incursionar en el ámbito de la pedagogía artística, lo que le ha permitido influir en la manera en que ven la vida muchos jóvenes del país.

"Como a los 3 ó 4 años dije, 'Bueno, quiero hacer más que solo pintar, pintar'. Me metí a la escuela de artes de la UAS, estuve dos años, y me fui a la Ciudad de México. Hice el examen para Bellas Artes: obviamente no lo pasé. Luego hice el examen para la UNAM: tampoco lo pasé. Y me regresé a Culiacán. Pero ya cuando regresé, como ya había estado en talleres de artistas de otras partes de la república, dije: 'Bueno, pues puedo empezar a dar tallercitos'... Cobraba 100 pesos el taller, por morro, con material incluido", comentó.

"Siempre llego con los morros y les digo, 'Hey, vamos a pintar', (ellos me dicen) 'Yo no sé pintar', (y les respondo) '¿Cuánto a que sí sabes pintar?'. Y al final, los resultados son estos: son trabajos de 6 horas de morros que 'no saben pintar'... Y les digo, bueno, no es importante que sepas pintar, que sepas usar el aerosol, sino qué es lo que vas a decir: yo no enseño a pintar a los morros en las escuelas; yo lo que hago, o intento hacer, es que utilicen esa herramienta del poder hacer para hablar de cosas que sean como de impacto. No que vayan y pinten los alcatraces o la guacamaya, sino que muevan un poquito más el chip y estar cambiando esa onda de conciencia", manifestó.

A pesar de no considerarse un activista del aerosol, el Dr. Feis recalcó que hay ocasiones en que es muy necesario hablar de los temas que le duelen a la gente, en particular cuando no hay nadie que se anime a alzar la voz.

"En el trabajo que realizo, regularmente me gusta la onda del activismo. Me gusta la onda de la protesta y todo, pero sinceramente no es algo que a mí me caracterice. Si yo me levanto y quiero pintar una fresa o un chile o un ejote, lo hago. Si quiero hablar de algo que denuncie, lo hago. Osea, no me clavo con la onda de 'Sí, yo soy el graffitero contestatario'", dijo.

"Sin embargo, hay cosas de las que tienes que hablar. En una ocasión pinté a una activista que es Sandra Luz Hernández. Y cuando la pinté, a mí me hablaron como preguntando, '¿Quién te contrató?, ¿la conocías?, ¿quién eres?, ¿a qué te dedicas?'. Y a fuerzas creían que a mí me habían pagado para hacer eso, y querían saber quién. Yo en ese momento le hablo a Javier Valdez y le dije 'Güey, la neta tengo un chingo de miedo'. Y esta frase me dijo Javier: 'Que las paredes hablen, vato, cuando la ciudadanía calla'".