"Malverde, el santo terrenal"
Esta es la historia del santo terrenal, la de Jesús Malverde.
Su nombre verdadero fue Jesús Juárez Mazo, pero le conocen como Malverde. Se ganó el mote porque se escondía en el monte, en lo verde, para robar el oro a los ricos y dárselo a los pobres. Era un Mal Verde, así le decían, hasta que se entregó al Gobierno, que ofrecía 10 monedas de oro por su cabeza.
Francisco Cañedo era el Gobernador de Sinaloa en esa época. Él puso la recompensa, porque el Mal Verde le había robado.
El 3 de mayo de 1908 lo "cazaron" y le dieron con una bala en una de sus piernas, entonces él le dijo a uno de sus compadres que lo entregara al Gobierno, que cobrara la recompensa y se la diera a los pobres. La condena al ladrón fue la horca. La condena al Gobernador fue ser señalado como un rico que rechazaba a los pobres.
El bandido cayó y se tenía prohibido enterrarlo, pero los pobres no querían verlo derrotado, por eso lo sepultaron con piedras en un lugar que ahora está a 100 metros del Palacio de Gobierno.
La leyenda cuenta que quien le echaba piedras a Malverde, este podía pedirle un favor y este otro hacerlo realidad con el fin de que no lo olvidaran. Si la historia no es real, la fe de sus seguidores podría romper con ese paradigma.
A él lo llaman santo, pero según la Iglesia Católica no lo es, porque no cumple con los estándares impuestos. Para ellos es difícil ver a una persona como santo si fue un ladrón, lo opuesto a la doctrina cristiana respecto al ideal de arrepentimiento.
Si Malverde fuera un santo católico, entraría en la escala de mártir, pero no lo es, salvo para sus seguidores.
La figura de Malverde ha sido construida a partir del contexto de pobreza, del más necesitado, que al mismo tiempo le rinden un tributo significativo.
Por ejemplo, las personas que le piden compañía para cruzar la frontera con Estados Unidos de manera ilegal con bien, y si así sucede entonces guardan el primer dólar ganado para pegarlo en la capilla que se construyó en la década de 1990.
Lo mismo ocurre con las personas que les piden por la salud de sus familiares. La ofrenda o manda, como también se le conoce, regularmente es asistir a la capilla a darle gracias.
El señor Maurelio es un caso de esos, él es del pueblo Cora, de la región serrana entre Nayarit, Durango y Jalisco.
En 2013 uno de sus hijos, el mayor, nació con una malformación en su mano izquierda, y cuenta que al decirle su preocupación por el resto de su decendencia a uno d sus compadres, este lo trajo a Culiacán, le presentó a Jesús Malverde y le dijo que le pidiera que le ayudara.
"Yo le dije que me ayudara, porque de donde yo vengo la manera de sobrevivir es del campo, de las artesanías. De eso vivimos y mis hijos tienen que estar sanos para sacar a sus familias", dice.
Desde 2014 a la fecha Maurelio viene a dar gracias, porque asegura que Malverde le ha ayudado a que su familia crezca sana. Después de venir la primera vez tuvo dos hijos más. El último apenas tiene 8 meses y todos, dice, están muy sanos gracias a Malverde.
Maurelio da las gracias al traer a su familia, pero hay más ofrendas, otras que explican lo terrenal que puede ser este santo, el "Santo Bandido" como le dice Jesús González, el encargado de la capilla levantada a Malverde.
"A él se le conoce como el 'Santo Bandido', porque le robaba a los ricos para dárselo a los pobres, por eso los pobres o los que fueron pobres son los que vienen, le vienen a dar gracias porque los ayudó en algo que le pidieron", dice.
Las ofrendas no siempre es dinero, hay otros que le llevan flores, que le llevan la banda sinaloense para que toque corridos, otros llevan donaciones para dárselas a personas de escasos recursos, otros más instalan placas o fotografías.
En la capilla se puede leer agradecimientos oraciones, peticiones. Se puede leer nombres de personas originarias de Culiacán, de Nayarit, del Estado de México, de Baja California, y de otros países, principalmente Estados Unidos que se quedan en la capilla como testigos de los "favores" que les ha hecho Malverde.
También se puede ver inscripciones con hojas de mariguana, porque se cuenta dentro de la capilla que hay personas que se dedican al narcotráfico y que le piden a Malverde que los cuide, que los ayude a mejorar el "negocio", que les ayude a no ser capturados ni asesinados.
Esos agradecimientos le han dado la referencia mediática a ser también el "santo de los narcos". Pero eso no puede ser asegurado porque nadie de los que van a visitar la capilla dicen dedicarse a esa actividad.
A esa capilla llegan personas todos los días, no hay uno solo en que quede vacía. Jesús González dice que la gente siempre le busca a Malverde porque lo necesita, por eso que siempre esté abierta.
Es probable que esa capilla tenga más visitas que cualquier otra capilla en Culiacán, no se sabe, no hay un registro oficial ni por Jesús Gonzáles ni por la Iglesia Católica, que aunque lo desconozca, el colectivo le ha dedicado ya un día para recordarlo con una fiesta: el 3 de mayo.
La fiesta la inició Eligio González, padre de Jesús, el fundador de la capilla. Fue en 1980 cuando pensó que era necesario hacer una fiesta por el aniversario luctuoso, una que se asemejara a una fiesta patronal. Y así parece.
Normalmente, las fiestas patronales que tiene la Iglesia Católica contienen simbolismos propios de cada santo. Por ejemplo, a la Virgen de Guadalupe se le acostumbra llevar rosas, porque la tradición establece que cuando tuvo su aparición, lo hizo en un ayate que portaba el santo Juan Diego donde cargaba rosas.
Con malverde pasa algo similar, pero esos símbolos son diferentes a lo que la doctrina católica podría aceptar.
A Malverde se le honra bañando su imagen con Whisky no con agua bendita, porque las personas que lo hacen aseguran que su santo era una persona de pueblo, con gustos humanos, amante de la carne, de lo terrenal.
A Malverde no se le prende incienso, sino cigarros de tabaco o mariguana. Las personas que lo siguen los fuman y le avientan el humo, porque creen que eso le hubiera gustado a él.
A Malverde no se le cantan canciones religiosas, se le lleva la banda para que interprete El Sinaloense, El Niño Perdido o corridos.
A Malverde se le hace procesión, pero ésta es bañándolo con alcohol y bailando a música de banda.
Es una figura completamente fuera de lo que la Iglesia Católica llamaría digno de ser seguido o benerado, pero al mismo tiempo es una figura que dado un refugio de fe a los que se saben indignos como lo fue Malverde.