|
"El adiós a una víctima inocente"

"Mari Carmen, un crimen sin respuesta"

"Un papá espera que el Gobierno dé respuesta a su exigencia de justicia, ante asesinato de su hija"
11/02/2017 17:46

Abren el ataúd y una voz pide a don Ramón dar el último beso a su hija María del Carmen.

 

El papá que por unos años vivió en Estados Unidos, donde se casó con una estadounidense que dio a luz en Culiacán a Mari Carmen no dudó en acudir hasta el féretro donde se acababa de separar.

 

Don Ramón, vestido de pantalón y camisa negra, camina unos pasos al féretro, se pone de frente al cristal, la toca con sus manos, se agacha y le da el último beso a su niña.

 

Después del beso, levanta su dorso, se sale de la carpa y pausadamente camina con la mirada perdida hacia una camioneta, dejando atrás el ataúd con el cuerpo de su hija.

 

A metros de distancia observa cómo el resto de su familia también besa a su niña de nueve años de edad que fue enterrada de blanco y corona, como una princesa.

 

El féretro se cierra. Adentro, junto con el cuerpo van dos osos de peluche, una muñeca, muchas rosas blancas, un uniforme completo de futbol, con todo y taquetes.

 

Dos balones de futbol, uno de color lila y otro blanco, fueron depositados en la caja metálica de color blanco. En las pelotas mensajes de cariño, de afecto y de amor, para la pequeña.

 

Después del beso, don Ramón ya no se acercó y a distancia vio cuando enterraban a su niña de nueve años de edad que el domingo 22 de enero recibió un disparo en el pecho mientras se encontraba en el abarrote que está al dar la vuelta de su vivienda.

 

Antes de despedir por última vez a su hija, don Ramón, que estaba a un lado de su hermana Rosa, que fue como una madre para Mari Carmen, tenía en sus manos un balón blanco y un plumón negro.

 

A la par que un sacerdote agradecía por las sonrisas que en vida dio Mari Carmen, el papá con un plumón negro dejaba un mensaje en el balón.

 

"Te quiere mucho tu papá", fue el mensaje que escribió en el balón que la niña se llevó.

 

 

 

La tragedia

 

 

 

La tarde del domingo 22 de enero una amiguita fue a casa de María del Carmen, a quien invitó al abarrote a comprar un litro de leche. Su abuelo le dio el permiso.

 

Carmelita y la menor llegaron al abarrote y a la par, una motocicleta con dos personas a bordo.

 

Uno de ellos sacó un arma y empezó a disparar. Una bala calibre 22 pegó en el pecho de la niña que cayó al suelo. Se habló de una persona más herida, no de gravedad.

 

El abarrotero sale y le pide a la niña que se levante, pensando que estaba asustada. "No puedo, no siento mis piernitas", le respondió la pequeña.

 

Un vecino corre a la casa de don Ramón donde grita, saliendo Rosa, la tía, tutora y "madre".

 

Menciona que la niña estaba caída, que le habían dado un balazo. El esposo de Rosa sale corriendo y minutos después regresa con Mari Carmen en los brazos.

 

Sacan un carro y de prisa llegan a la estación de una Cruz Roja que se encuentra a poca distancia de la vivienda. Suben a la niña a la ambulancia y con sirena encendida se abren paso al hospital del IMSS en Culiacán. Al llegar al hospital perdió la conciencia.

 

La bala perforó sus dos pulmones, quinta columna vertebral y arteria carótida.

 

El pronóstico es que la niña podía quedar sin movilidad de la cintura hacia abajo. La noticia fue un duro golpe, debido a que a Mari Carmen le gustaba jugar futbol.

 

El pasado 2 de febrero por la noche a la niña se le diagnosticó muerte cerebral, falleciendo a las 22:00 horas del miércoles pasado.

 

Don Ramón, el papá, espera que el Gobierno dé respuesta a su exigencia de justicia, ante el crimen de su hija.

 

 

 

El futbol, su pasión

 

 

 

Antes de enterrarla, a la menor se le hizo un homenaje en el campo Plutarco, donde entrenaba futbol los días lunes, martes y miércoles, de 18:00 a 20:00 horas.

 

Cecilia Quiroa, su entrenadora, mencionó que la menor jugaba futbol, debido a que sus primos lo practicaban. Un día le preguntaron si la niña podía entrenar con los niños, respondiendo que sí.

 

Aun cuando estaba en un equipo donde era la única mujer, los niños siempre la trataron con respeto, le dieron su lugar. Ella ocupaba la posición de contención en un juego.

 

"Ella recibía los pelotazos igual que cualquier otro niño, le echaba ganas, y aunque le pegaran, nunca lloró por un pelotazo, le iba a las Chivas", narró.

 

Su tía, que era como su madre, la llevaba a los entrenamientos.

 

 

 

Su madre murió

 

 

 

El padre de Mari Carmen vivió en Estados Unidos, donde se casó y en Culiacán, tuvo a su hija.

 

Su esposa estadounidense a los tres meses de haber dado a luz a María del Carmen, se fue a su país, y él se quedó con la menor.

 

De acuerdo con el papá, la mamá regresaría después, pero no pudo porque meses después murió. A su hija Mari Carmen la registró con sus dos apellidos.

 

Don Ramón recuerda a su niña, que bautizó en el hospital, como una persona noble, sensible, solidaria, alegre.

 

Ayer, en la escuela, se le dio su último pase de lista donde todos sus compañeros de 4 B gritaron ¡presente!, las tres veces que su maestra Mar mencionó su nombre.

 

"Gracias María del Carmen por compartir con nosotros tantos y tan bellos momentos, te recordaremos siempre", manifestó su maestra en el homenaje que realizaron en la escuela Felipe Ramírez López.