"Mueve a Martha Díaz el amor por sus 'viejitos'"
El amor y la nostalgia por sus bisabuelos quienes fungieron como sus padres, han sido el motor que impulsa a Martha Díaz para ayudar y rescatar a quienes quedan en el abandono. A través de la Asociación en Acción Sólo por Amor, además de techo y comida, les da el cariño necesario para que vivan en paz esta última etapa en sus vidas.
Todavía recuerda como si fuera ayer la inocencia con que creció al lado de sus viejitos en un pueblo de Concordia. Ellos eran Santiago Castillo y Gregoria Zamudio, quienes de tierna manera le inculcaban las buenas costumbres y le daban el cariño que no recibió de sus padres, lo que antes ya habían hecho al criar también a su madre.
Es por eso que en la memoria de ellos, fundó esta asociación hace siete años a través de la que rescata, rehabilita y da un hogar a adultos mayores que se encuentran en la calle o abandonados en sus casas por sus propias familias.
"Mi mamá tenía una enfermedad severa de alcoholismo crónico, entonces estaba incapacitada mentalmente para cuidarnos, por lo que a mis hermanos y a mí nos repartieron entre la familia y por fortuna a mí me tocó con mis bisabuelos, de 80 ella y mi bisabuelo de 83, quienes vivieron hasta 104 y 109 años (respectivamente)", expresa.
Martha creció entre el olor a naftalina y a ungüentos, saboreando los atoles que su bisabuelita le preparaba y ayudando en lo que de niña podía, donde su principal tarea, admás de ir a la escuela, era darle de comer a las gallinas e irse en un burro "a la labor" como su bisabuelo le decía, lo que para ella también era una diversión.
Pero con el tiempo, esos recuerdos se han ido reviviendo y tomando conciencia de que aquel panorama era también de pobreza y abandono en el que sus formadores luchaban día a día para darle a ella lo mejor que podían, sin permitir que se diera cuenta de esa realidad.
"Mi bisabuela me hacía mis vestidos, los uniformes, ¡tenía una 'muñeca' pues!, dormía entre sus enaguas y curaba con sus remedios mis enfermedades; y mi abuelo era mi juguete siempre nuevo, era divertirme", destaca.
"Es por eso que para mí el amor tiene que ver con las arrugas, con la piel ajada, tú me dices amor y yo luego pienso en viejitos", señala.
De manera precoz, Martha entró a la primaria antes de los cinco años y para los 14 ya estaba en la preparatoria, edad a la que tuvo que dejar a sus viejitos para venirse a buscar a su madre a Culiacán, donde vagaba por las calles embarazada.
"A mis bisabuelos se les acaba el mundo, ya que ellos sólo tuvieron dos hijos, mi abuela materna y otra tía, y pues me tenían sólo a mí, y les hice un juramento de volver y ponerles una casa; yo creía todo eso, pero entonces no entendía que ellos ya no iban a estar", recuerda.
"Mi mamá vivía en Catedral, vagaba y limpiaba vidrios embarazada; viví un año ocho meses con ella en la calle, yo sé lo que es el hambre, el frío, pero me levantaba con la idea de irme a la prepa, con la esperanza de trabajar", dijo.
Y cumplió ambos propósitos. Le dieron trabajo los fines de semana en una zapatería para darle de comer a su mamá y entró a la preparatoria, ayudó a que su hermanito naciera con bien, internó a su mamá en un centro de rehabilitación, y empezó a trabajar en su juramento.
Un hogar basado en el cariño y amor al prójimo
Martha Díaz se casó a los 18 años, pero no dejó de trabajar en su promesa.
"Cuando me avisan que mi bisabuelo Santiago murió de un paro cardiorrespiratorio, lloro, me frustro, porque no les cumplí aparentemente", cuenta.
Después de estudiar Psicología Clínica, se especializó en Gerontología con este mismo propósito y empezó haciendo servicio en el asilo del estado, para luego iniciar con su primer grupo en Issstesin con la ayuda de jóvenes estudiantes, dando asilo en una casa a 4 adultos.
Actualmente da asilo a 29, pero su sueño es llegar a contar con 100.
"Ahora que me acuerdo del olor, cuando llego a una casa de un adulto como vivían mis bisabuelos, recuerdo, así vivían y yo no me daba cuenta, ¡huele a abandono, yo no entendía que ellos vivían por mí!", mencionó.
"Hasta que yo deje de respirar, esto va a estar; en cada uno de estos viejitos veo a los míos, el amor puede con todo, me han mandado a viejitos que están a punto de morir y aquí siguen porque aquí además de cuidados, enfermeras las 24 horas y doctores, tiene amor", comentó.
El proceso, dice, es acudir personalmente hasta donde está un adulto mayor, lo baña, le pone ropa limpia y se lo lleva a la fundación.
En su mayoría, los adultos rescatados han sido de sus propias casas en extrema pobreza, y otros tantos que eran indigentes, además del caso especial de Elisa, una persona con síndrome de Down que no es adulto mayor, pero que se pudo quedar en el asilo porque no es agresiva.
A excepción de la demencia senil y el alzheimer, cuida que no sean personas con esquizofrenia ni otros problemas mentales que puedan afectar a los demás inquilinos, llevándolos a otras instituciones de salud.
La directora de esta asociación destaca que son el asilo que menos decesos tiene a nivel estatal, lo que lo atribuye al buen trato y a la técnica de la risoterapia, en la cual una de sus hija es especialista, quien en equipo también con ella, se coordinan también para ir a los hospitales a dar alegría a los enfermos.
"Llego, los beso, se sienten amados, aquí ya saben que están seguros y de ahí a quien se atreva a dañarlos; no les doy lujos pero tienen todo el amor", expresó.
Martha Díaz, fundadora de este espacio, puso los nombres de sus bisabuelos a los pabellones de esta casa que invita a la sociedad en general a conocer y a contribuir para seguir apoyando esta causa.
INVITAN A BAZAR
Hoy y mañana, invitan a ayudar a esta asociación a través de un bazar en la explanada del Centro de Ciencias, donde estarán ofertando ropa de C&A que les fue donada y zapatos, todo nuevo. De 9:00 a 17:00 horas ambos días.
EL LUGAR
En Acción todo por amor, está en Ciudades Hermanas 213, colonia Guadalupe. Teléfonos 712 76 33, o al celular 6673 90 20 37
Martha Díaz funda esta asociación en memoria de sus bisabuelos, que fueron como sus padres.
Foto: Noroeste/Luis Brito