Músicos ambulantes buscan a quién cantarle entre las tumbas
CULIACÁN._ Don José Luis sostiene al mismo tiempo una guitarra y una Tecate roja, que rápidamente posa sobre la lápida de un joven antes de darle un trago. Mientras, espera al último integrante del trío que, como cada año, recorrerá el panteón 21 de marzo, en Culiacán, tocando sobre las tumbas de quienes puedan pagarles una canción.
Frente a él, se encuentra su compadre, y tocayo, don José de la Virgen. El acordeonista del grupo y amigo de toda la vida.
Ambos tendrían al menos unos ochenta años y más de 40 unidos por la música.
“Andamos echándole tres [canciones] por 200 pesos”, dice el tocayo.
Recuerdan que en sus inicios cobraban diez pesos por canción, y que hasta para comprar ropa les alcanzaba.
Ahora, con cincuenta pesos apenas da para un refresco.
Aún no llega el tercer músico, el más joven del grupo. Para que no se le caliente la cerveza, don José Luis da otro sorbo.
En las primeras horas de este Día de Muertos cuenta a su compadre que ya rasgó la guitarra a petición de unos dolientes.
Ambos aprendieron solos a tocar. La primera vez que se animaron a hacerlo fue en la sindicatura de Quilá, hace ya varias décadas.
Hoy, con bisnietos, se describen como músicos ambulantes, pues recorren panteones, bares o negocios tocando por unas monedas.
“Ya no es como antes”, reconocen.
Casi es mediodía. El sol empieza a calentar, el camposanto se llena de dolientes y la cerveza se acaba.
Los dos don José se levantan, afinan sus instrumentos y siguen su camino bajo la sombra de los árboles que bordean las lápidas.