"¿Por qué la población de Culiacán no tiene la cultura de respetar la Ley y las normas sociales?"

"El psicólogo social, Tomás Guevara explicó que en la sociedad sinaloense lo normal es no respetar la Ley"
05/05/2020 08:19

El 30 de abril una gran cantidad de culiacanenses rompió la regla de 'Quédate en Casa' y la recomendación de sana distancia, al aglomerarse en pastelerías y pizzerías con motivo del Día del Niño, pese a que se ha difundido a través de diversos medios de comunicación y canales institucionales que la ciudad es de las más afectadas por la pandemia en el País.

En este sentido, el psicólogo social, Isaac Tomás Guevara Martínez advirtió que en Sinaloa la sociedad está atrapada en una cultura de la transgresión, proclive a no respetar la Ley y a no practicar una cultura del respeto.

Ayer domingo el titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, en la Secretaría de Salud Federal, Hugo López-Gatell Ramírez, informó en conferencia de prensa que los casos de contagio de Covid-19 en Culiacán tienen poca relación con un punto remoto, o sea que se deben más a las relaciones sociales, económicas y familiares; es decir, como los ciudadanos no han respetado la norma de quedarse en casa, se ha propagado el contagio entre ellos mismos multiplicando el número de casos.

Guevara Martínez explicó que en las sociedades la civilidad es algo que evoluciona, es decir, que no es algo natural, es algo que se adquiere con el tiempo, que tiene un carácter progresivo, y que también puede tener un retroceso, pero lo normal es que a la larga hay un producto de transitar hacia condiciones de civilidad mayor.

“¿Por qué no tenemos la cultura de respetar la Ley?, porque ni siquiera (respetamos) las normas sociales de convivencia en la vida cotidiana; es común encontrarse a la gente en doble fila parado platicando, pasarse el alto, en fin. El problema es que no hemos recibido una cultura de respeto a la Ley, a las normas y a los valores sociales”, señaló.

Dijo que no es un tema reciente, que se analiza desde los años 50 por diversos intelectuales que han identificado que la sociedad sinaloense se encuentra ante un fenómeno cultural en donde la norma es la transgresión.

El especialista refirió que un momento histórico que marcó el progreso de Sinaloa es sin duda el fenómeno del narcotráfico, que detuvo prácticamente la civilidad, “porque no es solo sembrar, vender, hacer rutas para el tráfico de la droga, comprar policías y autoridades”, sino que en el estado se convirtió en una forma de cultura, que es a lo que actualmente se llama como narcocultura.

“En la narcocultura no existe mas que la cultura de la transgresión, es su naturaleza, entonces, ahí está el problema de que lo que debiera ser una cultura que transite hacia un fortalecimiento de la civilidad, en realidad no hemos podido deshacernos, aunque se han hecho intentos serios, de esta cultura de la transgresión que está implícita en la narcocultura".

"Es un proceso de naturalización, para nosotros no nos sorprende que en la mañana salga el sol porque es natural, es un ejemplo absurdo pero es para mostrar la idea de lo que implica la naturalización de algo, que nos parezca que es normal, ya tuvimos un gobernador que dijo que 2.8 homicidios en Sinaloa era normal, !lo dijo un gobernador¡ al periodista de Televisa en el horario estelar”, criticó.

El psicólogo social explicó que cuando algo se va naturalizando adquiere un estatus de familiaridad, por eso causa sorpresa cuando en otra parte del país o en otro país se mira que las cosas no son igual que aquí.

Señaló que “el famoso jueves negro” es un fenómeno importante, porque de ahí para acá se ha empezado a poner en tela de duda y se ha cuestionado el rol de estos grupos en la sociedad, porque ya hay un cambio de generación que está exigiendo cosas que aquí no se dan porque no las permite esta cultura de la transgresión que contiene la narcocultura, como lo son los eventos culturales, un buen concierto, no hay salas de arte, las librerías no tienen libros especializados, no hay buen cine, no hay una sociedad culta, civilizada, que demande productos propios de una sociedad civilizada.

“Mientras no haya un proyecto serio, profundo, de los Gobiernos locales, una política interior de cultura, que no convierta la cultura solamente en las presentaciones de la orquesta sinfónica para unos cuantos conocedores que viven en la exquisitez de la música clásica, sino una cultura para la gente, que nos lleve a un proceso de civilidad. Eso es lo que tenemos que hacer, reactivar el proceso de civilidad y eso no se puede echar a andar mientras no se cuestione la cultura de la transgresión que produce la narcocultura”, explicó.

Destacó la importancia de deshacerse de la cultura de la transgresión que está implícita en la narcocultura; elaborar proyectos de civilidad que van a traer consigo implícita una culturan de la paz, ya que no se trata de andar “cacaraqueando 'nosotros promovemos la paz', no”, la paz va a llegar sola si se logra golpear, disminuir y minimizar el efecto de la narcocultura en la sociedad, porque la violencia, inseguridad e incertidumbre están implícitas y eso conduce a una sociedad que no le importan las leyes.