Ser madre en medio de la pandemia
La pandemia de Covid-19 ha dejado una huella imborrable en todos los sinaloenses, pero sobre todo en aquellos que conviven día a día con el virus.
Una de esas personas es Ninfa Ekaterine Sajaropulos Heráldez, enfermera que trabaja en el Hospital General de Eldorado.
Ninfa celebrará hoy 10 de mayo el Día de las Madres con sus tres hijos, Axel, Azul y Mateo. Este último lo dio a luz cuando la pandemia estaba azotando a Sinaloa, sin embargo comparte que nunca dejó de trabajar. Le dieron esa opción, pero ella se negó.
“Fue más estresante, porque pues ya enterarme del embarazo, me agarró cuando más fuerte estaba la pandemia, fue algo muy muy estresante, porque no se sabía nada de la enfermedad, si me daba y si podía contagiar al bebé, bendito Dios no pasó nada de eso, para mí sí fue muy estresante”, comparte.
Entre sus labores en el Hospital General de Eldorado, está el atender pacientes, desde poner venoclisis hasta ayudar al paciente sobre todo en lo sicológico, ya que para ella el factor emocional es clave a la hora de enfrentar el virus.
“La gente tiende a no aceptar el diagnóstico de que tiene covid, se rehúsan, dicen ‘no’ es una negativa. Por eso entra a uno la labor sicológica, platicar, explicarles, no es que se vaya a morir, está a tiempo, se va a atender. Es la segunda pandemia, me tocó la de la influenza, que no fue tan fuerte, pero esta sí ha sido muy desgastante sobre todo emocionalmente”, explica.
“Tiene que ver mucho lo emocional, que no presentan síntomas graves, pero están con que ‘me voy a morir, porque estoy enferma de eso’, se les dice que están bien, pero ellos dicen que se van a morir, se sienten solos, mucha soledad, mucho miedo. Me contagié, sí me vi contagiada también, sí fue algo difícil”, añade.
La trabajadora de la salud, quien tiene más de 20 años de experiencia, detalla que es la segunda pandemia que le toca, pero que a diferencia de la influenza AH1N1, que surgió en México en 2009, el Covid-19 es más oportunista, además, nunca esperó ver tantas personas que perdieran la vida.
“Fue un bombazo de información, porque te decían de muertos, en China, ‘aquí, allá y acullá’, fue de ‘me enfermo y me voy a morir’, nosotros como personal de salud en frente, éramos los primeros contactos”, recuerda.
“En enero ya que se supo de España, de Italia, porque ya mucha gente de aquí del país tiene la oportunidad de poder viajar a esos lugares, y entonces fue cuando ya vimos que nos iba a llegar, ¿por dónde? Quién sabe”, expresa.- ¿Se llegaron a imaginar esta cantidad de muertos?La verdad que no, no tiene uno ese alcance de imaginación para decir ‘va haber tanta muerte’ y menos en las condiciones en las que se dio, porque la desinformación y el miedo influyó desde un principio, la negativa de la gente, de no aceptar el diagnóstico.
“Aquí en Sinaloa se nos da mucho el ‘ah no pasa nada’, el que ‘cuando toca toca’, y nosotros así de que, ‘no, nada de si te toca te toca’ a lo mejor si a ti no te da fuerte, pero la familia a lo mejor sí. Para mí sí fue muy estresante de llegar a casa, con mis hijos, de hecho yo les dije que se fueran de la casa, me quedé sola por un tiempo, los primeros meses, por el mismo miedo de contagiarlos”, menciona.
Ninfa, de ascendencia griega, platica que su familia está llena de doctores.

Su bisabuelo, cuando fue la Batalla de San Pedro, era médico y apoyaba al ejército francés, pero decidió retirarse junto con otros compatriotas debido a que no comulgaron con las ideas de los franceses.
Desde ahí viene ese chip de querer ayudar a las personas.
Sostiene que Axel, su hijo de 23 años, es quien más le ha pedido que no trabaje, sin embargo ella sigue vistiendo su bata blanca y acude al hospital pues sabe que se necesita.
Azul, su hija de 17 años, es más tranquila, pero todos se preocupan por ella.
“Mi hijo mayor, como buen hombre que es, con mucho miedo también, ‘mamá no vayas’, fue el que tuvo más miedo, la del medio no, ella estaba más tranquila, estaba más ‘tranquilona’, más de desearme suerte, me preguntaba cómo era todo, cómo se veían los pacientes, que presentaba, y pues le platicaba”, dice.
“Es el interés profesional de poder atender, y conocer en sí la enfermedad, qué es lo que presenta, sí nos dimos cuenta de que en el día a día que había personas que se complicaban mucho en cuestión de horas, que llegaban, se diagnosticaban, ya con el diagnóstico, y a las horas, ya estaban complicados, muy muy complicados, en una etapa crítica, cuando momentos atrás no se veían así de mal”, añade.
Ella tiene 47 años. Ve poco a su esposo, ya que él trabaja en el Municipio de Choix. Suelen verse cada 15 días, por lo que el hecho de ser madre, y estar en la primera línea contra el Covid-19 ha sido muy complicado.
Recuerda que cuando recién inició la pandemia se separó de sus seres queridos, pero al final del día, ya que se conoció más el actuar del virus, pudieron vivir de nuevo juntos, eso sí, tomando medidas.
“Dejé de visitar a mis papás por un lapso de tres meses, fue un aislamiento total el mío, sin estar contagiada, pero por el miedo de ser un medio de contagio para los míos, duré tres meses de trabajo-casa, sola, ya después me animé que se vinieran de nuevo, las medidas siempre pero pues para el ser humano es muy complicada la soledad”, cuenta.
Ya a estas alturas, Ninfa cree que el Covid-19 se quedará por siempre en nuestro alrededor, sólo hay que ser precavidos, tener cuidado y sobre todo, para ella lo más importante, es lavarse las manos continuamente.
“Siento que va a ser algo del día, cómo decir una tuberculosis, que es altamente contagiosa también, pero tomas las medidas y puedes convivir con esa persona tomando tus debidas medidas, así el coronavirus es muy parecido, muy similar, pero uno debe tener más cuidado, por el riesgo que se corre con ese virus, que es más oportunista”, detalla.
“Lo principal fíjate que es lavarse las manos, porque tocas todo, yo veo gente en los supermercados con guantes, pero eso no es lo más recomendable, porque se meten al súper, agarran todo y así, y van al carro y se suben con los guantes, ya contaminaste el carro, la manija de la puerta”, añade.
“Llegamos y a rociar bolsas, la fruta y la verdura lavarla de una vez. Es lavar todo y ya después guardarlo, entonces eso creo que es lo esencial, más que andarte rociando de todo, es el lavado de manos, es muy, pero muy importante, nosotros en el hospital en cada cambio de paciente, tenemos que lavarnos las manos”, profundiza. La enfermera bromea cuando habla de Mateo, el más pequeño de sus hijos.
Comparte que su embarazo fue una “travesura de pandemia”, no fue planeado como tal.
Este 10 de mayo señala que lo pasarán en casa.
Ella trabaja 4 días por semana desde las 20:00 a las 8:00 horas. Su turno es nocturno.
Comparte que es difícil estar lejos de su pequeño de tres meses de edad por su horario de trabajo, pero sabe que es algo que se tiene que hacer, todo por el bien del pequeño.
“Sí es miedo con él, de hecho ahorita no lo tengo porque mi hermana me lo cuida, yo trabajo ahorita en la noche, y mi hermana me lo cuida los días que yo trabajo, entonces yo voy por él los sábados a mediodía, ya que limpio, rocío, me baño y todo”, dice.
“Fue más estresante, porque pues ya enterarme del embarazo, me agarró cuando más fuerte estaba la pandemia, fue algo muy muy estresante, porque no se sabía nada de la enfermedad, si me daba y si podía contagiar al bebé, bendito Dios no pasó nada de eso, para mí sí fue muy estresante”.
“Aquí en Sinaloa se nos da mucho el ‘ah no pasa nada’, el que ‘cuando toca toca’, y nosotros así de que, ‘no, nada de si te toca te toca’ a lo mejor si a ti no te da fuerte, pero la familia a lo mejor sí. Para mí sí fue muy estresante de llegar a casa, con mis hijos, de hecho yo les dije que se fueran de la casa...”.
Ninfa
Enfermera y madre