¿Tu niño o niña está muy inquieta? Así puedes acompañarle en el proceso de aislamiento por la pandemia

El proceso de aislamiento por Covid-19 ha afectado la forma en cómo las personas se relacionan, y en el caso de niñas, niños y adolescentes requieren de acompañamiento para poder llevar a cabo el proceso de adaptación.

La convivencia de infantes y adolescentes con sus iguales es importante porque sin ella no desarrollan las mismas habilidades para desenvolverse en distintas situaciones.

“Ahorita la pandemia lo que nos reduce espacios, y con eso nos reduce los escenarios donde el niño se va probando a sí mismo y con ello, nos reduce las habilidades que el niño está desarrollando, o las oportunidades para desarrollarlo”, explicó la sicóloga infato-juvenil Paola Rodríguez Coronel, del Centro de Salud Emocional, CRECE, del Sistema DIF Sinaloa.

“Entonces, claro que hay afectaciones porque muchos niños no se están pudiendo reflejar en otros niños de la misma edad que ellos y al mismo tiempo, los papás tampoco pueden compararlo con otros niños, incluso los maestros, como tú lo dices, por la atención en línea, incluso los maestros no están pudiendo comprar ciertas habilidades de unos niños a otros y eso está reduciendo, o relentizando los procesos de desarrollo para muchos niños”, advirtió.

Sin embargo, la niñez tiene habilidades de resiliencia y se adaptan para salir adelante de las situaciones, dijo, habrá niños que muestren severas afectaciones y en otros no sean realmente visibles. Por lo que madres y padres de familia deben estar pendientes de los indicadores o alertas que presenten los infantes.

“Lo más común o lo que más se ha visto en consulta en este momento son síntomas de ansiedad y de depresión”, expuso la sicóloga.

“Niños que no pueden estar tranquilos, que están teniendo problemas para comer, problemas para dormir, niños que no pueden sin aburrirse un ratito que, por ejemplo, no pueden estar sin el teléfono, la pantalla, el celular, la televisión, los videojuegos un ratito porque ya están desesperados”, añadió.

También niños que, por ejemplo, quieren estar comiendo todo el día; están aburridos todo el tiempo y no tienen la capacidad de estar tranquilos un rato.

“Son estas señales que vamos a empezar a ver y que tal vez no se presenten de manera abrupta sino que vayan de poco en poco”, explicó.

Por ejemplo, en el caso de los niños que comen todo el día, primero los padres pueden notar que consume alimentos a deshoras, y piensan que es normal, pero después antes de dormirse quiere volver a comer, o incluso a veces en la noche quieren levantarse a hacerlo.

“Y es ahí donde decimos que ya el síntoma está avanzando, es decir, no lo está pudiendo manejar la ansiedad, la inquietud, la incertidumbre va a empezar a expresarse en alguna de las conductas que el niño presente”, señaló Rodríguez Coronel.

¿QUÉ PUEDEN HACER LAS MADRES O PADRES?

Las madres y padres de familia o tutores a cargo de los menores no pueden sustituir la convivencia con otros niños porque no son su iguales, es decir, no pueden proyectar con su hijo lo que otro infante haría, pero pueden buscar qué sí pueden hacer.

“A lo mejor buscar hacer videollamadas, creo que la tecnología nos ha salvado mucho en ese sentido durante la pandemia, entre primitos, entre amiguitos”, sugirió.

“Buscar escenarios donde pueda convivir con los otros, respetando medidas y respetando espacios para evitar contagios, eso siempre va a ser la prioridad, cuidar la parte física”, agregó.

Pueden buscar qué herramientas utilizar para darle a los infantes esos momentos de salida para que tengan contacto con otros.

Otra acción que los adultos acompañen a los niños en este proceso y validen las emociones que les expresan.

“Es muy, muy, muy común que nos lleguen a la consulta niños deprimidos, niños ansiosos que la frase que te dicen es que ‘mis problemas no son importantes’”, lamentó la sicóloga.

En ocasiones los infantes expresan sus sentimientos como extrañar a sus amigos, y es algo que los padres y madres no pueden arreglar pero sí pueden acompañarlos.

“Sí puedo aceptar tu emoción y acompañarte, ‘bueno, hijo, siento mucho que no puedas ir ahorita con tus amigos ¿se te ocurre algo que podamos hacer tú y yo?’ y entonces estar en ese acompañamiento constante con el niño para que dentro de ese proceso que no puede llevar con normalidad, al menos no se sienta solo, al menos que no sienta que está a la deriva y que no tiene con quien platicar”, expuso.

“Porque a lo mejor él nos dice que extraña a sus amiguitos y nosotros le salimos con problemas económicos o con cosas que a lo mejor para nosotros son más importantes pero hay que entender que para el niño es de verdad importante y no nada más por una necesidad emocional, incluso hasta por desarrollo”, señaló.

Además del acompañamiento y validación de los sentimientos, los adultos deben aprovechar espacios para hacer cosas con ellos y jugar.

ADOLESCENTES

En la adolescencia la necesidad de convivir con iguales es más fuerte que la infancia, informó Paola Rodríguez Coronel. Pero en esta etapa el joven ya tiene habilidades desarrolladas que le permiten hacer adaptaciones más maduras.

En el caso de las actividades en línea, se les ha facilitado más que los adultos, y les ha permitido tener espacios ahí con los que pueden amortiguar la falta de convivencia.

“Pero hay una alerta que tenemos que tener muy presente en estos espacios y es que muchas veces no existen diferenciaciones de edad, no hay marcadores de quienes son mayores de edad y quienes son menores de edad”, advirtió.

“Por ejemplo, los chats de juegos, en las redes sociales, todo este tipo de no filtros y de apertura al mundo en general la realidad es que pone en riesgo a los adolescentes, y no podemos nosotros esperar que el adolescente tenga una capacidad completa de control porque está en desarrollo todavía, es impulsivo y puede ponerse a sí mismo en situaciones de riesgo”, añadió.

Padres y madres de familia sí pueden darles la oportunidad de tener ese espacio pero supervisarlo al mismo tiempo para asegurarse que no sea de riesgo. Puede ser revisando los mensajes que le llegan a redes sociales o preguntarle qué hace.

También hay otra sección de adolescentes que no están teniendo habilidades de adaptación y sí se están aislado, observó la sicóloga.

“Estos chicos lo más recomendable es que acudamos a terapia porque a veces ya es una cuestión que se venía cargando desde antes de la pandemia y que al agravarse o al intensificarse con la falta de convivencia ya podrían estar presentando algún tipo de sintomatología o afectación en el área social que muy probablemente requiera apoyo”, detalló.

Los padres deben observar si existe una dependencia de los jóvenes a estar en el teléfono, o del otro lado si hay aislamiento social, ambos son considerados focos rojos en las actitudes en adolescentes, informó Rodríguez Coronel.