Violencia en Sinaloa ha dejado una profunda huella en la vida de niños y jóvenes: Óscar Loza
CULIACÁN._ La crisis de violencia en Sinaloa ha dejado una huella difícil de superar, especialmente en los niños y jóvenes, que ha impactado en su desarrollo social y bienestar emocional, el cual es urgente reparar, opinó Óscar Loza Ochoa.
El defensor de derechos humanos apuntó que el problema no solo se limita al municipio de Culiacán, sino que ha trastocado a Elota, Mazatlán, Cosalá y Eldorado, principales zonas de conflicto en los más de cuatro meses de violencia.
“Eso impacta y queda ahí un daño que difícilmente la gente puede superar. La huella de la violencia permanece con esa generación de niños y jóvenes, por lo que es necesario trabajarlo. Hoy, este asunto va más allá; no es solo un problema del municipio de Culiacán, sino que también afecta a Elota, Mazatlán, Cosalá, Eldorado y otros municipios. Creo que es crucial evaluar y trabajar con esos niños y jóvenes también”, aseguró.
El activista advirtió que los conflictos actuales cuestionan los valores y prácticas previamente respetados y reflejan un tejido social cada vez más descompuesto.
“No hay que reclamar escala de valores para la gente que comente crímenes, pero sí decir que esta es expresión de un tejido social que cada vez está más descompuesto”, abundó.
Loza Ochoa destacó que la violencia no solo afecta a las víctimas directas, sino que también conmueve a la comunidad y genera un impacto emocional similar al de una pérdida familiar.
El problema de la violencia, expresó, no se resuelve solo con un aumento de policías, ya que la situación va más allá de un tema de seguridad pública, sino que habría que buscar soluciones que involucren a la sociedad.
En ese sentido, criticó que el gobierno no dé espacio para escuchar inquietudes y propuestas de la sociedad civil, pese a que estas pudieran incluir reclamos y críticas esenciales para que las autoridades trabajen de la mano con la comunidad para encontrar soluciones efectivas a los problemas sociales y de violencia.
“Cuando hablamos de los extremos, el caso de esos niños que fallecen nos pone la piel chinita, porque podría ser no solo ellos, sino gente que hemos conocido antes, como la familia de uno. Aquí no hay diferencia, por eso impacta y duele, y por eso debe mover a la autoridad. No es un asunto de simplemente aumentar el número de policías, porque no solo se trata de un problema de policías y delincuentes”, subrayó.
“Nosotros hemos estado explorando propuestas y hemos señalado que el gobierno, o mejor dicho, la autoridad, no ha convocado a la sociedad para sentarse a dialogar con ella. No se trata de escuchar solo lo agradable, sino que la gente va a reclamar, como lo ha hecho en eventos públicos. Sin embargo, al escucharlos, se van a encontrar con propuestas”.