Adela y Emily celebran a San Judas Tadeo en Rosario por favor recibido

EL ROSARIO._ La devoción de Adela Elizabeth Morales Canizales en San Judas Tadeo le fue heredada por su mamá, pero se consolidó al peligrar su vida y la de su pequeña Emily durante la labor de parto, por lo que hoy la tradición de celebrarlo tuvo el motivo especial de agradecer su intersección para salvarles.

Adela relató que el año pasado, durante la labor del parto en septiembre, ambas tuvieron complicaciones, ella por una hemorragia y su bebé ingresada de urgencia a una incubadora, por lo que recordó al patrono de las causas difíciles o imposibles.

“Este año es especial porque mi bebé cumplió un año y nos vimos muy malitas las dos. Es una promesa por mí y por mi bebé de celebrarle de esta manera”, expuso.

Mencionó que en aquellas circunstancias se comprometió a celebrar en el mural de San Judas creado por su mamá en la casa paterna, ubicado en colonia Potreritos.

Al vivir en Estados Unidos, este año regresó a la ciudad que la vio crecer con Emily en brazos vestida con el atuendo de San Judas Tadeo, una túnica blanca y un manto verde para así recoger la palabra empeñada.

Ante este favor en particular, además de “Mañanitas” y convivencia se decidió velar la noche previa así como realizar la quema de un castillo de pirotecnia.

Adela reconoce que su mamá, Irma Emilia Canizales Carrillo, fue quien le inculcó la devoción de San Judas Tadeo ante múltiples favores obtenidos para ella y su familia.

“No recuerdo en qué año mi mamá se vio muy malita de un accidente que tuvo, creo que fue regresando de Huajicori, se cayó del baño y quedó inconsciente y ella le prometió hacerle un mural si todo salía bien con ella. Y así conforme se fueron presentando distintas circunstancias de nuestras vidas cada vez fuimos debiéndole más favores”, precisó.

La fiesta que desde hace años se realizaba con “Mañanitas” interpretadas por la banda se vieron truncadas por la muerte de su madre durante la pandemia, pero la familia retomó en su memoria la tradición.

“Ella quería una banquita y le cumplí el sueño, y pues desde que ella se fue pues seguimos celebrándolo cada 28 de octubre”, concluyó.