Don Ismael necesita un tanque de oxígeno pequeño para acudir a su cita anual con el mar
ESCUINAPA._ Don Ismael Arenas Quevedo está yendo a pagar los últimos gastos de las playas, esperando que la cita que ha tenido con el mar durante más de 75 años pueda darse.
“El momo” Arenas como es conocido en el municipio, tiene un temor este año y es no asistir a su enramada número 25, pues no ha conseguido un tanque de oxígeno pequeño que pueda asistirlo mientras esté en su enramada.
“Siempre he ido a Las Cabras desde que tengo uso de razón, tenía cinco o seis años cuando empecé a ir con una tía... quiero de corazón ir, pero ando buscando un tanque de oxígeno chico, que pueda llevarme”, explica.

Sus hijos han intentado conseguir ese tanque de oxígeno, pero no lo han encontrado, por lo que su visita a las fiestas del Mar no es tan certera, tendría que quedarse este año en casa, algo que no desea.
Menos ahora que, en el escenario principal de la fiesta, el cual se ubica a unos metros de su enramada, estará Julio Preciado ‘el Gigante de las Bandas’ su sobrino.
“Es mi pariente Julio Preciado, es mi sobrino, la mamá de él y mi madre eran primas hermanas, su mamá se llamaba Estela y la mía María Elena Quevedo”, expresa.
Son casi 81 años los que tiene de vida, mientras relata su cita con la playa por más de 75 años, su mente parece divagar al mar, ese mar que ha sido testigo de tantas cosas en su vida.
Desde que con 5 años veían pasar el carro del señor al que llamaban ‘Tereque’ que era como una pulmonía que era el único vehículo de transporte público, hasta el que iba con sus tías para atravesar las marismas y el cerro de las cabras.

Llegando a disfrutar de ver esas 100 enramadas que se instalaban sobre el cerro, iluminadas con una planta de luz rústica, mientras comían de todo, desde tamales hasta pozole.
La comida sigue siendo su parte favorita de estar en la playa, indica, pues se ahorra para eso todo el año, para tener chorizo, tamales, pozole, camarón para ceviche, pescado, entre otras cosas, la arena es la culpable de que les de hambre y que coman todo el día, expresa sonriendo.
El estar con su familia, las 20 personas que ocupan las enramadas y mientras se divierten ver como el atardecer llega y va cayendo el sol, entre el barullo y el sonido de las olas del mar, es algo que disfruta intensamente, indica.
Espera disfrutar de mucha fiesta, que Dios se lo permita, aunque ahora lo que ansiosamente espera es que su familia logre conseguir un tanque de oxígeno pequeño pues, aunque les ha dicho que puede estar conectado 3 horas y luego irse a su enramada, ellos prefieren conseguir un tanque de oxígeno que garantice que su salud estará bien, señala.
“Ya fuimos a ver las enramadas... a mi hija mayor la llevé de 2 meses de nacida, siempre he ido a las Fiestas de Las Cabras, espero este año también”, señala.