"Exhibe diario español El País la inseguridad en Rosario"
"Describe cómo la gente ha quedado atrapada en el pleito por el control de los territorios de la zona serrana"
13/07/2016 22:38
El Pueblo Mágico de El Rosario es, a su vez, un territorio en disputa por los cárteles de la droga que operan en la zona sur de Sinaloa, en particular “Chapos” y “Beltranes”, publicó ayer el diario español El País.
Apenas la semana pasada, el mismo medio de comunicación con influencia internacional enfocó sus baterías sobre Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, director de la Policía Ministerial del Estado, al señalarlo como el policía más peligroso de Sinaloa.
En su edición de ayer, la nota titulada “Pueblo mágico, pueblo maldito’, firmada por Zorayda Gallegos, inicia con la historia de los siete leñadores de la comunidad El Palmarito que fueron mutilados y decapitados en la zona de Cacalotán.
En el reportaje cuenta sobre la esposa de uno los siete leñadores asesinados.
“Irma dice que su esposo siempre había cortado leña en esa zona sin problemas. ‘Sí me contaba que veían hombres armados, pero nunca se metían con ellos’. Recostada en una hamaca resume las últimas semanas sin su marido: ‘yo ahora trabajo en unas parcelas y la niña se hace cargo de sus hermanitos. El otro niño tuvo que dejar la escuela para irse a trabajar al campo cortando mangos’. El más pequeño no soporta escuchar el relato de la desaparición de su padre. ‘Ya amá, cállate’, le dice mientras se tapa los oídos y se envuelve en la hamaca, donde se queda adormecido por la tristeza”, señala el País.
Destaca que en este municipio existe una pugna entre el Cártel de Sinaloa y el grupo de los Beltrán Leyva por liderar esa zona de ruta para traficar enervantes, de acuerdo a los expresado por Rogelio Terán Contreras, comandante de la Novena Zona Militar, a los medios locales en febrero pasado.
“El fiscal de la zona sur, Jesús Antonio Sánchez Solís, ha dicho que es ‘un foco rojo’ de violencia”, agrega el escrito.
También ahí cuenta cómo en 2012, gracias a su riqueza cultural, Rosario fue denominado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo, para darle un valor agregado y convertirlo en referente turístico de Sinaloa.
Incluso, refiere que los turistas de cruceros tienen prohibido viajar a Rosario.
“En 2012 El Rosario fue nombrado pueblo mágico por acumular una riqueza cultural de 350 años y haber sido una de las vetas mineras más ricas del mundo, pero la violencia no lo deja repuntar”, indica.
“La dirección de Turismo local ni siquiera tiene cifras de la derrama económica ni de los visitantes que llegan a la localidad en cada periodo vacacional. ‘Nuestro principal turismo es nacional’ se limita a decir la titular Daniela Niebla. Los hechos delictivos, asegura, no afectan la llegada de visitantes. ‘Sabemos que son hechos aislados (los episodios de violencia), Sinaloa siempre ha sido polémico en ese sentido, pero a pesar de eso vienen las visitas’, afirma la funcionaria”.
Sin embargo, agrega el reportaje, los comerciantes y pobladores entrevistados aseguran que la violencia sí ha afectado al turismo.
“Los extranjeros que llegan en los cruceros a Mazatlán —ubicado a 70 kilómetros de ahí— tienen prohibido viajar a El Rosario. ‘Les piden no venir para acá, años atrás venían canadienses y estadounidenses, ahora nos llega uno cada tres meses’, expone un locatario que pide no revelar su nombre.
“El panorama es devastador: los comerciantes no venden, los lugareños no pueden andar en las calles después de las 9.00 de la noche y muchos están huyendo y abandonando sus casas, cuenta otro lugareño”.
Desplazamiento
forzado de familias
La publicación de El País también da cuenta de cómo Rosario ha vivido el desplazamiento forzado de personas a consecuencia del pleito por el control de los territorios en la zona serrana, donde se focaliza la violencia.
Esto ha orillado a decenas de familias a migrar hacia la cabecera del municipio, o a municipios como Mazatlán, situado a 70 kilómetros al sur.
Los testimonios —todos bajo anonimato— de los pobladores de Cacalotán, añade la nota, coinciden en que hay un asedio de grupos del crimen organizado hacia ellos, pero ninguna autoridad interviene.
“‘Cuando sube el Ejército porque matan a alguien estamos tranquilos, pero esa paz sólo dura tres días, luego volvemos a lo mismo’, dice una habitante de la localidad. Hace un par de meses desaparecieron dos hermanos que vendían pan. Según cuentan los vecinos, los sicarios quisieron a obligarlos a vender droga en sus triciclos, pero uno de ellos se negó y nadie los volvió a ver. ‘Allá en el monte aparecieron las bicicletas tiradas, de ellos no hay rastro’”, señala El País.
“En los caminos vecinales de Picachos, otra comunidad de Rosario, trabajaban los siete leñadores decapitados hace un mes. El poblado fue invadido meses atrás por hombres armados. Una noche llegaron a sacar a todos los habitantes del pueblo porque los delincuentes se instalarían ahí y tomarían las casas de guarida. La gente tuvo que caminar varias horas por los caminos sinuosos de la sierra para llegar al poblado más cercano. En Cacalotán arribaron algunos de los desplazados. ‘Dicen que los sacaron Lo Zetas, no traían ropa, nada. Llegaron con lo puesto, dejaron sus animales, sus casas’. Ahora esas familias buscan un lugar donde volver a empezar”.