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"EL ROSARIO"

"Sueña Érika con tener su panadería para sacar adelante a su familia"

"Desde enero pasado solicitó en la dirección de Desarrollo Económico Municipal de El Rosario el apoyo para convertir su anhelo en realidad"

EL ROSARIO._ La bandeja para sus creaciones ya está chica, por lo que Érika Rojas Pérez, tiene la ilusión para establecer su panadería.

Desde enero pasado solicitó en la dirección de Desarrollo Económico Municipal de Rosario el apoyo para convertir su anhelo en realidad, por lo que se encuentra a la espera de una respuesta favorable.

"Ojalá y me llegue y pongo la panadería para que mis hijos me ayuden y ahí enseñarlos a ellos", expresó.

Pan de elote, empanadas de piña, cajeta, leche, coco, cortadillos, coricos, pastel de queso, tres leches, chocoflan, entre otras cosas son las que cocina para ofrecer.

Érika mencionó que sabe preparar una gran variedad de panes, pero prepara los que más le requieren sus clientes, ante la falta de recursos y capacidad en su canasta.

"Yo hago de todo y me gusta, donas, semitas, pero poco hago porque está la bandeja chica", dijo.

En su bandeja color rojo, refirió, que si acomoda todo bien le caben de 80 a 90 postres y otros pocos en su bolsa, en busca de captar más recursos para su hogar.

La vecina de la sindicatura de Agua Verde, expuso que siempre le ha gustado la panadería, pero al tener que ayudar para sacar adelante a sus cuatro hijos, desde hace quince años en la medida de los posibilidades prepara algunos postres para vender en la cabecera municipal.

"Todo lo hago yo, me enseñé con una tía y la necesidad me hizo enseñarme. Siempre me ha gustado el hacer pan, de aquí he mantenido a mis cuatro hijos", dijo.

Luego de atender el hogar y preparar su canasta, en punto de las 11:00 horas sale de su casa con dirección a la cabecera municipal.

Pero a pesar de las dificultades se ha generado estrategias para generar mejores ingresos, como ofrecer capirotada los viernes de cuaresma, e ir los domingos a la playa para venderle a los turistas.

Asegura que no conoce el cansancio, ya que hasta la tarde antes de que deje de haber transporte a su pueblo recorre la cabecera en busca de acabar todo su producto.

Mientras acomoda todos los postres, señala que no teme exponer cada día al trasladarse en un viaje de 16 kilómetros, para sostener a sus hijos.

Con algo de suerte regresa a su casa sin nada, pero en los días flojos regresa con 10 o quince bolsitas, motivo por el cual, refirió que espera una respuesta positiva de la autoridad para tener un patrimonio para sus hijos.

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