|
Literatura

‘Arriba’ Estela González a un Mazatlán que ya no existe

Impulsada por sus recuerdos, la escritora residente en Estados Unidos presenta en Mazatlán un libro donde la nostalgia y su amor por el puerto entretejen varias historias

¿Se puede rescatar a un pueblo de la memoria? ¿Se puede pelear a favor de conservarlo como fue? Con todas sus maravillas. Estela González asegura que sí, por lo menos en un libro.

La escritora, Estela González, regresó a Mazatlán como regresa la marea, una y otra vez, en el vaivén de su vida azarosa que finalmente la ha llevado a vivir en Estados Unidos, pero que nunca la ha podido arrancar del puerto, donde vivió una maravillosa infancia.

$!‘Arriba’ Estela González a un Mazatlán que ya no existe

Y regresa al puerto, donde asegura que vivirá el último trecho de su vida, con un libro bajo el brazo, Arribada. Una historia que son muchas historias juntas, todas bajo el marco de un Mazatlán que vive el fracaso de sus éxitos, la pérdida de sus maravillas arquitectónicas y, quizá la peor, la de sus maravillas naturales.

En su libro, Mariana, la protagonista regresa a un puerto sin nombre, a una vida de ficción que está repleta de las vivencias de la autora, y regresa para ver cómo su propia familia desarrolla proyectos turísticos que van degradando las playas que tanto amó.

$!‘Arriba’ Estela González a un Mazatlán que ya no existe

Y en el centro de la historia, las tortugas marinas arriban a depositar sus huevos, como un símbolo de la vida que siempre ha prosperado en estas costas, pero que de pronto se encuentran con la mano del hombre cambiándolo todo.

La novela de González está escrita en inglés, aunque asegura que pronto la editará en español, ella es catedrática en el Middlebury College, una universidad del estado de Vermont, donde enseña literatura latinoamericana. De pie, en la vieja casona de El Recreo, la escritora presentó su libro frente a un puñado de estadounidenses que se atrevieron a desafiar los riesgos de la pandemia y ante una familia mexicana.

Leyó las penurias que la embargaban de adolescente, cuando veía que Mazatlán perdía su barrio antiguo y sus playas ante el empuje del desarrollo turístico, pero se maravilla por el rescate que consiguieron hacer los mazatlecos para que ella pueda seguir soñando que por lo menos un pedazo del puerto de su memoria todavía existe.

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!