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"DANZA"

"Ballet, todo un deporte de alto rendimiento"

"Romper con prejuicios sociales, una ardua labor para la Escuela de Ballet Municipal"
11/07/2017 13:50

MAZATLÁN._ Durante años no se inscribió en la Escuela de Ballet Municipal ningún varón, aunque siempre estuvieron abiertas las puertas para los niños y se trató, desde su inauguración, de estimular su ingreso ofreciéndoles becas de 100 por ciento. Ninguno se inscribió en los primeros siete años.

Zoila Fernández, actual directora de la Escuela Municipal de Ballet, recuerda que en las dos décadas que lleva enseñando en esa institución se han realizado esfuerzos para acabar con los prejuicios sociales que mantuvieron alejados a los varones de sus aulas.

“Durante 20 años ha sido un trabajo muy arduo tratar de conquistar a la población masculina para que estudie ballet, esto es producto de los prejuicios sociales que subsisten en este País. En Cuba, en este momento, están erradicados los prejuicios de la sociedad y de los varones contra el ballet, la sociedad se ha dado cuenta de que quien se dedica a este arte debe ser una persona inteligente, deportiva, disciplinada, con mucha voluntad, es como un deporte de alto rendimiento”, comparte la maestra.

“Los antropólogos dicen que una clase de ballet de hora y media equivale a cuatro rounds de boxeo, el ballet es agotador en cuanto a gasto de energía de un bailarín, por eso es muy importante la alimentación, debe ser muy sana y verdaderamente nutritiva, necesitan mucha proteína animal y vitaminas de los vegetales, igual que los deportistas de alto rendimiento”.

Comparte que iniciaron un trabajo intenso para captar varones que estudiaran en la Escuela de Ballet.

“Al principio nos fuimos a las escuelas públicas de Mazatlán, les ofrecimos una charla y cuando les preguntábamos a los niños si les gustaría estudiar ballet, contestaban afirmativamente, se levantaban muchas manos. Cuando íbamos con los papás para decirles que sus hijos tenían cualidades para desarrollarse en el ballet, muchos de ellos se reían y simplemente no aceptaban, las causas son prejuicios sociales basados en la falta de información”.

En 1968, en Cuba, Alicia y Fernando Alonso tenían muchos problemas para que se inscribieran varones en la Escuela de Ballet de Cuba, ellos se fueron a los orfanatorios para revisar las aptitudes físicas de los niños, cuando descubrían cualidades medias y máximas, internaron a esos niños en la Escuela de Ballet y ahí estudiaban primaria, secundaría, ahí dormían, comían y se preparaban como bailarines profesionales.

“Ellos fueron las primeras generaciones de estrellas varones de la Compañía Nacional de Cuba que brillaron en el mundo: Jorge Esquivel, Pablo More, Orlando Salgado, entre otros que fueron niños que sus padres habían abandonado en los orfanatorios”, comenta.

“A partir de esa experiencia, nosotros en Mazatlán, en el año 2000, nos fuimos a la Ciudad de los Niños y seleccionamos a un grupo de pequeños para que asistieran a clases, lo hicieron durante un año. Los encargados del orfanatorio nos dijeron que no tenían dinero para mandarlos en camión y se perdió esa generación, a veces me los encuentro en la calle y cuando los veo pienso qué diferente hubiera sido su vida si hubieran seguido en la Escuela de Ballet”.

El bullying

“Siempre he pensando en la necesidad de tener varones en la escuela, para lograrlo se nos ocurrió convencer a maestras y compañeros de trabajo, hermanitos de alumnas. Estuvieron un tiempo estudiando, pero cuando se enteraron sus compañeros de primaria o secundaria que estudiaban ballet, les hicieron bullying. El resultado fue que renunciaron a estudiar en la escuela”, menciona Zoila Fernández, actual directora de la Escuela Municipal de Ballet.

“Hace siete años llegó a Mazatlán el maestro Guillermo Carrillo, que estudió ballet en Cuba. Con él conseguimos empezar un trabajo más especializado con los varones en la escuela, es una figura masculina que imparte las clases especiales de varones. Hemos conseguido que algunos de ellos ya hayan cumplido seis años en la escuela”, expresa.

“En las clases especiales para hombres, como la de Dúo Clásico, aprenden a cargar a las bailarinas, tienen que conseguir levantar a las muchachas con una técnica especial. Hemos logrado que se mantenga un grupo de ocho niños y jóvenes en la escuela. Los estudiantes varones que tenemos se han enamorado del ballet, son muy solidarios con sus compañeros y muy dedicados al estudio”.

Dos piedras angulares en la enseñanza del ballet que definen a la institución son los valores del respeto y la solidaridad.

“La escuela siempre ha trabajado el respeto y la solidaridad como cualidades importantes en el desarrollo espiritual de los niños. Está comprobado sociológicamente que los niños que están en contacto con el arte van creciendo con más confianza, son más sensibles, tolerantes y menos inclinados a la violencia.

“Esos valores se fomentan en esta escuela, además de la importancia de la disciplina y la cultura del trabajo y el esfuerzo: que vengan limpios, con su uniforme, que solamente con trabajo y esfuerzo se consiguen los sueños y las metas que se pongan en la vida, eso también les cambia la mentalidad a los padres.

“Yo les pediría a los padres que traigan a sus niños a las funciones de ballet para que se den cuenta de la calidad de formación que ofrecemos aquí, sin exagerar, es de primer mundo. Estudiar ballet en el Centro Municipal de Artes es como si fueran a ser futbolistas, nadadores, beisbolistas, de nivel profesional. Ademas se les da francés, literatura, historia de la música, de la danza, son muchas asignaturas que los nutren desde el punto de vista cultural, que es un antídoto contra la violencia”.

 

Edyan Zataráin

- 19 años

- 8 años estudiando ballet

“Siempre me ha gustado bailar, lo que sea, hasta break dance, cuando lo hago se me olvidan todos los problemas, me siento muy relajado. Tanto le insistí a mi mamá que quería estudiar danza que, cuando tenía 8 años, me trajeron a la audición de la Escuela de Ballet; me aceptaron, pero necesitaba entrar con beca y no podían dar dos a una familia, mi hermana ya la tenía”, compartió.

“Me esperé un par de años y logré entrar. Durante mucho tiempo fui el único hombre en la escuela, pero no tenía ningún problema con eso, yo lo veía natural, después se formó la Compañía de Ballet y entraron hombres. Eran bailarines profesionales, y aunque tenían nivel más alto, compartíamos clases”.

Edyan Zataráin en este momento está en el primer año del nivel medio de ballet, ha bailado en cuerpo de baile del ballet Alicia en el país de las maravillas, Paquita, hizo el personaje de Pedro en el ballet Pedro y el lobo, entre muchos.

“Mi abuelo fue bailarín profesional de mambo y mi mamá también fue bailarina profesional de danza folclórica. Mi mamá platicó conmigo antes de que entrara a la escuela de ballet, me dijo que iban a burlarse de mí mis compañeros de la escuela, porque estudiaba ballet y que no les hiciera caso, como si no me dijeran nada, yo a nadie le contaba que estaba en la escuela”, comentó.

“Un día vieron fotos de una función en el periódico y ahí empezó el bullying, pero no me afectaba, me sentía protegido con lo que me decía mi mamá. Me daba pena, pero no lo sentía como un insulto, me quedaba claro que no entendían que me gustaba bailar. Ellos me decían que me iba a hacer niña y a mí me queda claro que eres lo que eres y nada cambia eso”.

Edyan jugó mucho tiempo beisbol y actualmente pertenece a un equipo de futbol.

“Es más fuerte como ejercicio el ballet que el beisbol y el futbol, porque en la danza es indispensable la fuerza, la elasticidad, la coordinación, es más completo que muchos deportes. Me gusta mucho bailar coreografías neoclásicas que son más flexibles, porque combinan la danza contemporánea y el ballet; también estoy estudiando la Licenciatura en Animación y Arte Digital en el Itesus, me gustaría mezclar la danza con la cinematografía”.

 

Derek Gael Villasana Alvarado

- 10 años

- 3 años estudiando ballet

- Cuarto grado en el Colegio Pacífico

“Mi hermana estudiaba ballet y me trajeron a una función en el teatro, y como son profesionales, son muy bonitas, la maestra Zoila me dijo que viniera a hacer un examen de admisión. Me gusta el ballet porque se ve muy bonito, he aprendido cómo tener más disciplina, los maestros me han enseñado a poder tener los brazos firmes, desarrollar empeine y tener mucha fuerza en los pies para poder hacer grandes saltos”, compartió.

“Es como un deporte. Yo juego futbeis todos los días en mi escuela primaria, y es más fuerte el cansancio con el ballet que con el futbeis. Me gustaría bailar El cascanueces. Mis compañeros de la escuela primaria me dicen que qué ‘chido’ que baile, y a veces me preguntan que cómo le hago para bailar así”.