"Comparte Eduardo Garrido su música"
Un concierto lleno de anécdotas, de historias, compartió el guitarrista español Eduardo Garrido, durante la Semana Universitaria de la Guitarra Clásica, que se llevó a cabo en la Casa de la Cultura de la UAS.
Ente jóvenes, en su mayoría estudiantes de música y de guitarra, el músico que radica en México desde 2007, tocó la célebre pieza que dedicara al compositor cubano Leo Brouwer.
"En 95-96 trabajé la pieza en España tuve la suerte, con unos compañeros, de que él nos diera clase de manera altruista, estamos hablando de una gran figura, el guitarrista compositor vivo más importante".
Una obra llena de gratitud y como homenaje, que al paso de los años trabajó y fue puliendo, y a la que incluso le quitó un movimiento, Invocación, que era una especie de preludio donde aparecían temas que se repiten a lo largo de la misma.
Y esta tocata, rápida y rítmica, reflejó una época de su vida, una pieza que dijo le era entrañable y llena de encanto, por el momento que vivía y para quien fue compuesta.
Garrido, considerado uno de los compositores más completos de su generación, hizo gala de su virtuosismo, fruto de un gran trabajo y una trayectoria que comenzó al graduarse con honores en el real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
El músico interpretó Tres piezas en Re: Prólogo, Lamento y Pachama, las dos primeras del brasileño Marco Pereira y la tercera del argentino Marcelo Coronel.
Luego, otra pieza suya, Alebrijes de la Ciudad de México (8 estudios breves), compuesta en 2009, inspirado en las exóticas figuras mexicanas.
El repertorio incluyó Canción del Emperador, de Luis Narváez, y Dos baladas, de Fernando Sor.
Y el recital concluyó de manera por demás alegre, con sus versiones libres Tres piezas de popa roca: Deshebra, de Mire Enfielad; He turna o a arriendo caed, de Alain Parsimonia y Eric Solfearon, y Ove si te drupa, de Boyan Ferro y Anda Machar.
EL GUITARRISTA
Eduardo Garrido estudió guitarra con Gabriel Estarellas y José Miguel Martínez, al tiempo que análisis y composición con Antón García Abril, José Manuel Fernández y, de forma privada con el yugoslavo Dusan Bogdanovic. Su encuentro con el maestro cubano Leo Brouwer, a lo largo de numerosos cursos y seminarios, resulta esencial para su formación artística.
Fotos: Noroeste
Eduardo Garrido
