Comparten sus inicios como lectores
A la lectura se puede llegar de muchas maneras: porque vimos a nuestros padres leer, nos contaban historias, nos regalaron un cómic, un libro, una enciclopedia, o porque en la primaria nos resultaban fascinantes los libros de texto.
Esas experiencias compartieron integrantes del club de lectura Efecto Tequila, al presentar el libro “Leemos libros aquí, allá y en todas partes”, que publicó El Colegio de Sinaloa.
Se trata de 34 ensayos breves, en los que los autores, todos ellos integrantes de diversos clubes de lectura de Los Mochis, Culiacán y Mazatlán, en los que relatan el inicio de sus experiencias lectoras.
Ahí describen sus prácticas de lectura, su acercamiento a los libros a partir de cuentos de hadas, cómics e historietas, libros de textos gratuitos, enciclopedias y algunos clásicos de la literatura.
- El público escuchó atento a las expositoras. ( )
- Élmer Mendoza coordinó el libro ‘Leemos libros aquí, allá y en todas partes’. ( )
- El libro. ( )
La bienvenida al público la dio Concepción Celaya, secretaria de El Colegio de Sinaloa, quien destacó que este proyecto de libro surgió hace un año.
El escritor Élmer Mendoza, presidente de El Colegio de Sinaloa, y coordinador del libro, comentó que este libro surgió a partir de la idea del Consejo colegiado de celebrar un congreso que reuniera a clubes de lectura y compartieran todo sobre sus inicios como lectores.
Invitaron personas, les pareció bueno platicar sobre lo que cada que hacía al elegir libros que leían en el año, las veces se reunían, dónde se reunían y hasta qué beben o comen cuando se reúnen, dijo en tono de broma.
“Invitamos a Jaime Labastida, miembro del Colegio de Sinaloa para dar una conferencia llamada Lección poesía, yo hice una especie de Lección de narrativa y el grupo creó un club aquí que llamó Efecto Tequila, como una de mis novelas”.
Crearon un modelo de club en el que además de leer, tienen acercamiento con los autores, con quienes se conectan a través de zoom.
“Nos organizamos, leemos sus novelas y en verdad se hace una charla muy amena porque es una especie de presentación especial, particular, para nosotros, para el club. Y eso funcionó muy lindo”.
La emoción fue tanta que decidieron ir a Los Mochis, con apoyo de la Corresponsabilidad del Seminario de Cultura Mexicana, que también se hicieron convocatorias y se empezó a narrar cómo empezaron a leer, con textos que salen del corazón. Y posteriormente se sumaron lectores de Mazatlán.
“Son confesiones, textos completamente confesionales y muy íntimos, llegadores... Entonces, el libro está formado con textos de tres ciudades, que tienen clubes de lectura”.
Y fueron Blanca Rosa Alarid, Blanca Castañeda, Raquel Cota, Mary Valdez y Margarita Vélez quienes compartieron sus experiencias como lectoras.
Mary Valdez comentó que sus primeras lecturas fueron durante la adolescencia, por los años sesenta, con las historietas gráficas semanales que circulaban por su rancho de origen. Luego leyó una biografía ilustrada de Joseph Fouché, que le regaló un familiar, con la condición de que se lo comentara, pero fue finalmente Gabriel García Márquez, con “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”, la que novela que la enganchó en la lectura.
Raquel Cota dijo que leer para ella fue una necesidad desde que era niña y las lecturas de los libros de texto le parecían fascinantes. A través de sus páginas leyó canciones, rimas, fábulas, poemas, cuentos y a grandes autores como Esopo, Amado Nervo, Hans Christian Andersen y Federico García Lorca. Se convirtió en maestra y a la fecha la lectura es su lugar seguro.
Blanca Rosa Alarid compartió que su madre fue quien la inspiró a leer, pues cuando ella y sus hermanos eran niños, les compraba cuentos. Gracias a ella le gustó la poesía y los libros históricos cuando iba en secundaria. Leyó “La Ilíada” y “La Odisea” y obras que les acercaron sus padres, de autores como Dostoievski, Tolstoi y Víctor Hugo, entre otros.
Blanca Castañeda expresó que su gusto por la lectura empezó a los 8 años, por una tía que compraba todas las revistas populares de la época y en secundaria la maestra de literatura la acercó a libros como “El principito”, “El diario de Ana Frank”, “Don Quijote de la Mancha” y “El milagro más grande del mundo”, entre otros. Hasta que llegó al club de lectura Sor Juana Inés de la Cruz y hoy en el club Efecto Tequila, que le ha dejado muchas enseñanzas.
Margarita Vélez destacó que fue en primero de primaria cuando se encontró formalmente con un libro y en él, un poema de Rubén Darío: “Margarita está linda la mar”, y sus papás le decían que ellos lo habían escrito para ella.
Pero su encuentro real con la literatura fue cuando leyó “Corazón diario de un niño”, de Edmundo de Amicis.