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Columna

Descubre y cambia tus paradigmas

Hay dos fronteras que resultan fascinantes: cruzar los límites de lo conocido y de lo imposible ¿Qué lo detona y qué lo impide?
FACTOR HUMANO
18/12/2021

Vino nuevo en odres nuevos

Los nuevos problemas exigen nuevos planteamientos. No podemos resolverlos pensando igual. Cuando la humanidad y las personas dan saltos de alguna manera rompen sus viejos moldes. Justo de esto se tratan los paradigmas.

En griego “paradeigma” significa “modelo” o “patrón”, a medida en que se conoce la realidad y se adapta a sus nuevas exigencias se rompen los patrones mentales que ya no sirven para entenderla ni funcionar en ella. En efecto “el vino nuevo se echa en odres nuevos”.

Por lo tanto bendigamos nuestros obstáculos y no nos desesperemos ante los retos que parecen imposibles... por el momento, mientras no descubramos nuestros paradigmas.

Para asimilar mejor esta lectura empecemos rompiendo un paradigma educativo: lo más importante no es conocer ni saber, menos acumular conocimientos que pronto se olvidan. Es necesario tener hambre de aprender e incorporar lo aprendido a nuestra manera de ser, a nuestras actitudes y conducta; de otro modo se almacena como información, o algo útil que se utiliza solo cuando se necesita. Tu intención es una condición detonante aprender, nada entra en una mente indiferente o cerrada.

Detonando paradigmas

Algunas condiciones personales que detonan los saltos de paradigmas, si tienes otros ponte en contacto, nos ayudarás:

- Elevar el nivel de conciencia. No puedes romper los moldes si antes no te das cuenta de que moldes tienes y cuales sí funcionan y cuales ya son obsoletos. Esto requiere un ejercicio muy reflexivo y distante para examinar tus rutinas, ahí subyacen puntos ciegos, romperla y enriquecerla incluyendo cosas y actividades cambia, vencer la inercia ayuda como descubrir grandes cosas. Sal, ayuda mucho ver los toros de lejos. La asesoría externa ayuda a ver la pecera en donde nadas, metido dentro imposible.

El golfista Tiger Woods campeón mundial confesó que su secreto para dar “saltos cuánticos” era su coach que lo observaba jugando, haciéndole ver cosas que él no podía ver ni imaginar. Enriquece tus juntas de consejo con gente externa que cuestione proactivamente y enriquezca tus ideas.

El nivel de conciencia intensifica y potencializa lo que sabes y descubres elevándolo a otro nivel, el mismo requerido para resolver los nuevos problemas y la humildad aterriza, y pide consejo.

- Cambio de enfoque. Si no cambias tu percepción, en realidad no cambias nada. Los pilares de los paradigmas se sustentan en la percepción. Lo que sabes, crees y supones está basado en ella. Ampliando tu percepción amplías tu realidad, empiezas a distinguir entre lo que creías, suponías con lo cierto. La verdad nos libera.

- El afán de certeza. Paradójicamente los paradigmas se anclan más en las certezas, éstas impiden ver lo desconocido. Quien siempre cree tener la razón por su éxito pasado, por su jerarquía o conocimientos puede estar ciego... sin darse cuenta. La soberbia ciega.

Se trata de descubrir lo insospechado como Marcel Proust “el verdadero viaje del descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”, y nosotros agregamos: nuevos ojos y nuevos paisajes.

- Centrarse en los demás. ¿Qué prefieres, verte con nuevos ojos o examinar tu pasado, descubrir traumas, analizar conductas, emociones, y el misterioso subconsciente?

Ayuda mucho conocerse, pero demasiado análisis desgasta; es más práctico verse con nuevos ojos amorosos y esperanzadores.

Centrar la realidad en sí mismo, saca de la realidad, ella está en los clientes, en el mercado, en el cónyuge, en los hijos, los amigos... afuera de la subjetividad. La adulación vuelve ególatras a los presidentes.

- La adicción a pensar. La meditación es necesaria para aclarar la mente y sedimentar las ideas valiosas. Creer que basta para mejorar es quedarse a la mitad: los pensamientos no suplen los actos. Los pensamientos se justifican a sí mismos. Esto crea la trampa mental que produce una de las peores adicciones de las que menos conciencia tenemos: la adicción a pensar. Justo porque la adormece. En la medida en que estás consciente dejas de pensar. Pensar mucho distrae y enajena.

- No te defiendas. El afán de certeza acomoda y justifica lo conocido para reafirmarlo. Así la gente se casa con sus métodos exitosos. Aprendamos del genial físico Heisenberg “lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de investigación”. Solemos ver la playa, sin ver el inmenso océano enfrente.

- Sigue tu intuición. La confianza en uno, la intuición razonable, conectarse interiormente, las ganas de servir y ser audaces, siempre reditúan. La comodidad, la rigidez mental, los conocimientos y la inteligencia pueden estancar dando palos de ciego. Entre más se sepa y se intente más frustración.

Colón confió en su intuición y se arriesgó a descubrir una nueva ruta desafiando el sentido común y entonces el mundo cambió. “La lógica te lleva del punto A al B, la imaginación a donde quieras”.

paulchavz@gmail.com

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