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Columna

El deleite cognitivo

Hay cosas que entre más las entendemos más las disfrutamos. El entendimiento y el deleite caminan juntos, pero hay algo que los detona
FACTOR HUMANO
18/06/2022

Abrir los ojos

Disfrutar de lo bello es fundamental, si profundizamos en la conducta a lo bello suele darse más prioridad de lo sospechado; las muchachas pagan fortunas por las cirugías estéticas arriesgando su salud; a la belleza se le asocia con poder, el poder de atraer, de elegir, de influir, de imponerse.

Asimismo el gusto es un factor decisivo ¿Cuántas cosas compramos más por gusto que por necesidad? piensa a la hora de elegir un auto, de comprarte ese vestido, de decorar tu casa, el gusto pesa, tanto que “mi gusto es y quién me lo quitará”.

Ahora bien ese gusto puede educarse y obtenerse así más gozo. Podemos disfrutar de la belleza en todos lados, basta abrir los ojos y dejarnos cautivar por ella, no sucederá si vamos ocupados.

Mis atardeceres preferidos están sucediendo ahora, entre junio y julio, con esos tonos amarillos y ocres luminosos, van desde el color de una nieve de vainilla, hasta los tenues rosados de los algodones y la mantequilla escocesa.

En esta época el preámbulo de la puesta de sol merece festejarse por su esplendor de larga duración, al sol le cuesta despedirse, en invierno en cambio se esconde furtivo.

Cada mes el cielo se pinta de matices distintos, ahí está para nuestro deleite, gratis. El contacto con lo bello suaviza el alma y la abre en flor disponiéndonos al gozo, recordándonos que nuestra misión es ser feliz haciendo felices a quienes nos rodean.

Así de simple, olvidarlo nos complica. Por eso el arte importa y mucho: nos contacta con lo bello y lo bello está ligado con la felicidad.

El deleite cognitivo

Aparte del disfrute natural de las cosas, hay un deleite que requiere de la educación no solo del gusto sino del conocimiento: le llamaré el deleite cognitivo.

Al ampliarse la capacidad de análisis a través de incorporar nuevos elementos de juicio a lo observado, el intelecto capta y discierne más cosas encontrándolos armónicos y proporcionados, justo esto produce lo bello. Un puente no solo es bello, también su ingeniería, igual un auto. Lo excelso requiere talento, seso y creatividad.

El deleite intelectual combinado con el de los sentidos amplifica el deleite. Por un lado se siente por el otro se conoce. Júntalos y verás.

La crítica

Cuando criticamos juzgamos, así intentamos dar las razones de por qué no nos gusta, entre más empeño más se cierra la cabeza.

La crítica es necesaria en parte para perfeccionar, pero es enemiga o frena el deleite que suele ponerles lupa a los detalles y aparecen los peros que arruinan.

Las obras de arte en efecto sobre todo las muy avanzadas fueron muy criticadas, justo esto las hizo más incomprensibles.

Más adelante alguien se dejó cautivar por ella y se corrió la voz. El disfrute de una obra de arte nueva requiere primero de nuestro permiso, nada entra a fuerzas. Al principio puede parecerte chocante, es el combate entre los prejuicios que filtran o impiden las novedades.

Si algo cuesta es despojarse de los gustos. Para comprender lo inédito hay que atreverse a explorar nuevos gustos, justo lo que hacen los jóvenes con mente abierta.

Alguien quería regresarse pronto de Italia porque extrañaba la comida mexicana, no quiso abrirse a nuevos aromas y a nuevos sabores. En vez de entregarse comparaba y criticaba.

Algo memorable

El concierto del jueves 16 de junio sintetiza lo que he dicho. Miguel del Real, el director, y la Sinfónica de Sinaloa, la OSSLA, se lucieron mostrándonos su virtuosismo con 2 obras innovadoras: “La Mer” de Claude Debussy, 1905, y “Un concierto para orquesta” de Lutoslawsky, 1954.

Ambos buscaron nuevas formas estéticas, el primero cambió la música cambiando las tonalidades y las armonías para dar la sensación de los pincelazos impresionistas franceses, asociando los sonidos con los colores, como arriba asocié colores con sabores.

El segundo hace lucir a toda la orquesta con nuevos sonidos, ritmos cambiantes, variedades tonales y frenesí, la melodía desaparece.

Miguel para introducirnos nos explicaba haciendo tocar los instrumentos cómo contribuyen a las sensaciones del viento y las olas del mar. La obra que conocía hace mucho de pronto ganó más atractivo por esto.

Esto nos abrió la mente para el desconocido Lutoslawsky, quizás no lo hubiésemos valorado más. Nos dejamos llevar por su encanto... y se lo encontramos.

Miguel acertó al inicio: nos abrió la mente dándonos elementos de juicio. Como lo hacía Leonard Bernstein en N.Y. con los niños.

El público los ovacionó de pie, se lo merecieron por el virtuosismo mostrado. Nos gustaría ver CD’s de Miguel con la OSSLA en las serias estaciones del streaming musical.

Hoy no dejes de festejarte, repetirán el concierto en el Pablo de Villavicencio, llega antes de las 12:30.

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