"El Octavo Día: Dos grandes novelas, dos grandes series españolas"
¿Tiene síndrome de estar viendo lo mismo y lo mismo en su pantalla?
Yo acabo de repasar “La Regenta” y “Fortunata y Jacinta” en Prime Video: las vi por primera vez en los 90, en Canal 11, cuando no llegaba a Mazatlan el 22.
Recuerdo que don Antonio López Sáenz y yo nos llamábamos seguido por teléfono, para avisarnos cuando había algo bueno en la televisión y él me recomendó “Fortunata”: un nombre quizá no muy afortuno para el público de antes, forjado en el canon de los Videocentros y el cable agringado.
Ambas series están basadas en dos clásicos de la novela española, libros aquí en México lamentablemente poco leídos y que tienen personajes femeninos, construidos con soberbia y profundo conocimiento de alma.
Fortunata y Jacinta es de Benito Pérez Galdós.
Al verlas hoy retomé este pensamiento: cómo sorprende para bien cuando los personajes de una historia se mueven tal como es la realidad y no atrapados en el melodrama previsible que hemos visto toda la vida o lo “políticamente correcto”, que se dan como plaga en el cine y las series, impidiendo verse el mal a plenitud.
Encontramos en ambas series, interesantes notas sobre lo complejo y cerrado del mundo de la mujer de aquel tiempo de sacristía, tías con chocolate y Rosario; caballeros con bastón, puro, barba en punta y mujeres secretas en alguna cuartería del Madrid de cajas de Mazapán.
Hay una escena, sin dar mucho spoiler, en donde un tipo justifica ante su esposa -¡en plena luna miel y yendo en el ferrocarril,- que tuvo una amante, pero que ella no debe preocuparse porque no será un peligro para ese matrimonio, que no se trata de una “cortesana” parisiense.
“Tú estás equivocada: te la has figurado a ella como un monstruo de seducción y artimañas que enloquece a los hombres, pero esta casta de perdidas, que abundan en Francia, apenas existen en España: tendrían que venir como los ferrocarriles o cualquier otra cosa... Ella no es así. Nació para la vida oscura, para hacer calceta y criar un montón de niños”.
Por supuesto, no solo la sigue frecuentando, sino que cuando ella se casa, se consigue un departamento en su barriada y soborna a su criada para acecharla de vuelta.
También hay detalles sorprendentemente actuales... eso de que manden a la Fortunata tres meses al Convento de las Micaelas antes de casarse con el señorito farmacéutico, es algo similar a las actuales clínicas de desintoxicación, nada más que aquí era una mujer con pasado.
Pero lean las novelas y para completar el cuadro vean las series en Prime Video o YouTube, TVE Española ha dejado libres muchos contenidos que antes solo se podían ver en el Viejo Continente. El orden de los factores no altera el producto.
Bajé la novela de Fortunata a 15 pesos en internet y apenas estoy releyendo el comienzo, fascinado como la tienda de importación, casi se va a la ruina porque se deja de usar en Madrid el mantón de Manila y tienen las bodegas llenas de seda, pero por fortuna, un cantante pone de moda varias zarzuelas de ambiente chino y ya vuelven a sacar los géneros para que las damas se vistan con una tela algo parecida al kimono. (Es curioso confirmar que las clases populares gustan de los brillitos, como el arte buchón de ahora, en uñas, bolsas y maquillajes, y cuando quieren demostrar seriedad, se pasan a los grises del norte de Europa como el “traje sastre”).