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"Columna semanal"

"El Octavo Día: La musa mazatleca de Ramón López Velarde"

"La maestra Margarita Quijano, hermana de Alejandro Quijano, era su amor platónico"
EL OCTAVO DÍA
16/02/2020 14:23

Uno de los más grandes misterios de la literatura mexicana es la identidad de la musa secreta del poeta Ramón López Velarde. Él le llamaba Fuensanta, nombre que provienen de la Virgen de Murcia, España.

La devoción del pueblo murciano por la Virgen de la Fuensanta data de la Edad Media, a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo.

Cuenta la leyenda que en esta sierra y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la ", fuente santa", que dio nombre a la advocación.

El manantial aún hoy riega aquel paraje, una ermita en su honor acorona el lugar.

Siendo Lopez Velarde un católico zacatecano, formado en las aguas bravas del Porfiriato y la Revolución, que de haber vivido más tiempo hubiera sido quizás un ideólogo o hasta mártir cristero, me llama la atención la elección de ese nombre para una mujer de la que aún se discute exactamente quién era.

A la Virgen de Fuensanta le fue otorgado el rango militar de ", Generala del Reino", a raíz de la invasión napoleónica, apelativo con el que muchas veces se refieren a ella sus fieles... algo similar a la Virgen de Zapopan, a quien aún se le llama así y desfila cada año con un ejército de charros.

¿Qué habrá impulsado al atildado escribiente y abogado de provincia de bigotito, recortado a nombrar a su musa con un nombre poco común en México?

Otra candidata a ser la musa invisible de López Velarde es la mazatleca, pero nacida en La Paz, Margarita Quijano, hermana de muy mazatleco, ese sí, nacido en la ciudad de Mazatlán, Alejandro Quijano, cuya breve calle es una de las más reconocibles, ¿quién no conoce ese rumbo a la hora de ir a un funeral o a comprar camarones?

Margarita Quijano nació en La Paz, Baja California, el 11 de marzo de 1878, 10 años antes que López Velarde y dos antes que Josefa de los Ríos, la posible primer Fuensanta, quien vivió de 1880 a 1917.

Margarita, a los 21, recibió su título de maestra y Justo Sierra la nombró titular de las cátedras de francés, literatura universal y lengua y literatura castellanas en la Escuela Normal.

Las desempeñó con excelencia hasta su jubilación, en 1935. Entre sus amigas y discípulas figuraron Palma Guillén de Nicolau y Carmen de la Fuente.

Nunca publicó un libro. Fue amiga de escritores y se movía con su hermano en el ambiente cultural de aquella época.

Parece ser que don Ramón López Velarde nunca se animó a hablar de derecho. Varios meses la siguió en el tranvía y se sentaba atrás de ella, viéndole la blanquísima nuca.

Cuando al fin ya fue su amigo, curiosamente se le acercó, más ella bajó un invento reciente que estaba de moda: el teléfono. Le llamaba en la noche y hablaban de literatura, pero el poeta falleció de un enfriamiento repentino, antes de animarse a invitarle un café en el antiguo Jockey Club.

Margarita jamás se casó, pero tampoco quiso asumir el papel de la viuda invisible de don Ramón López Valverde. Contaba que fueron grandes amigos y que la gran pasión del poeta zacatecano fue un amor platónico que nunca se animó a ser salvaje. Solo y solo en la poesía.