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Columna

El poder de las creencias

Hay algo fascinante que nos detona o impide dar saltos de conducta: las creencias. Desenmascararlas nos libera
FACTOR HUMANO
20/11/2021

Son poderosas

“Las creencias son ideas interiorizadas”, normalmente inconscientes, “que nos impulsan a actuar de una u otra forma sin que, en el fondo sepamos por qué”. “Son contratos sentimentales que has firmado de niño con tu familia”, contigo mismo, con otros, que marcan lealtades y pautas de conducta. Nos moldean, refuerzan la conducta porque la experiencia parece confirmarlas.

También se adquieren cognitivamente. Estas ideas –ya sean falsas, ciertas parcialmente o verdaderas- ganan poder en la medida en que creemos en ellas, tanto que tus creencias transforman tu realidad. “Tu mente quiere que el mundo se guíe por lo que conoce y predice”... por sus creencias. A ella le encanta reafirmarse, tener razón y salirse con la suya. Es el premio a su subjetividad. Asimismo las creencias pierden su poder cuando descubrimos que son falsas, con la luz del sol desaparece su encanto.

Las recetas de conducta tan comunes e ingenuas se estrellan ante las creencias ocultas; en realidad si no cambiamos nuestra percepción no cambiamos nada, ahí subyacen los paradigmas conductuales. Los cambios de conducta van precedidos por cambios en la realidad, si esta se enriquece mejora la conducta.

Cuando algo nos impide cambiar estamos ante las fuerzas ocultas de las creencias: la frontera entre poder y no poder. Aunque Don Willy decía que no hay que confundirse “no es lo mismo dormirse en el acto, que dormirse inmediatamente”.

La jaula

Cuando no podemos salir de la jaula donde nos metemos, sabiendo que la puerta está abierta, hay un gato encerrado llamado “Credencio” impidiéndolo. Ese gato negro son los sentimientos, actitudes y ese caudal de hormonas circulando, afectándonos. Parece imposible salir de ahí. El miedo, la culpa, la ansiedad, la depre, la enfermedad, lo dificultan; si queremos el dolor nos ayuda a salir justo porque duele.

Esta jaula nos da la oportunidad de ser libres, mostrándonos como un espejo que somos víctimas de uno mismo, de nuestros sentimientos y de responsabilizarnos, o pagamos las consecuencias al resignarnos, posponer o acobardarnos; descubramos a “Credencio” pidiendo ayuda.

Por más mal que nos sintamos nada ni nadie puede impedirnos ser libres. Decía Viktor Frankl que uno puede entrar a la cámara de gas nazi rezando o maldiciendo, uno elige.

Recuerda y siempre tenlo presente y aplícalo: tú tienes el poder. Tómalo. No lo pierdas. Esta es una creencia real y ¡liberadora!

Eligiendo bien fortalecemos la voluntad. Eligiendo mal la debilitamos, y entonces las circunstancias pesan. Los hábitos nos dan forma, nos vuelven ágiles o torpes. Sócrates afirmó que el hombre virtuoso es feliz por el hábito de elegir el bien, “hábitus reditur bonus”, el hábito suma el bien decía Sto. Tomás. Las creencias positivas y negativas se manifiestan entre lo que hacemos, queremos, podemos, creemos, debemos y no hacemos, cuando uno crece o se enterca.

El poder de la visión

Podemos enfocamos más en esfuerzo que en lo deseado, viendo más el costo que el beneficio. No olvidaré que para huir de la prisión dos tipos tenían que caminar por una cloaca, uno se quejaba, el líder le decía “el olor de la libertad está cerca”.

Quien ve en lo ineludible lo posible se convierte en empresario. Quien descubre una bendición en el dolor se agiganta aunque esté postrado. Quien en la adversidad ve cosas buenas ganas fuerzas para soportarla. Quien tiene más fe se hace más poderoso.

Ubicarnos nos ayuda, aceptarnos nos da paz, el conflicto mengua fuerzas, visionar lo que queremos nos empodera y encamina. Cuando partimos de lo actual a lo deseado nos enfocamos en la meta, así nos enfocamos en los resultados no en los problemas. Creer en tu visión la empodera y la facilita.

Definir la visión de una empresa es algo muy serio, debe ser inspiradora, retadora, flexible y medible. Creíble. El rol del director es contagiar su visión, formular con ellos su estrategia empresarial, inspirar compromisos con su ejemplo. Cuando logra que los demás quieran lo que él quiere, la visión se vuelve de todos y aportan soluciones y se comprometen para cumplirla, consiguiendo los recursos, así se avanza en la misma dirección.

Un sistema exitoso

Allen Carr dejó de fumar 100 cigarrillos diarios asustado al ver su sangre y creó un método para de dejar de fumar súbitamente y otras adicciones, desenmascarando las creencias de las supuestas bondades de fumar, comer, beber, convenciéndolos sin miedos, ni fuerza de voluntad, en total libertad.

“Cuando la nicotina abandona el cuerpo se crea un sentimiento de vacío e inseguridad, que desaparece al encender otro cigarro. Una vez que el fumador asimila que el tabaco no produce placer, sino que causa un sentimiento negativo al no fumar, y lo acepta, la mayoría encuentra relativamente fácil dejarlo”.

He visto gente dejar de fumar de una leyendo “Es fácil dejar de fumar si sabes cómo” al tomar conciencia de sus falsas creencias y aprendiendo a manejar su ansiedad y vacío.

paulchavz@gmail.com

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