El poder omnímodo
El poder bien usado
Usar bien el poder es magnífico y requiere oficio, sirve entre otras cosas para poner límites, establecer el orden y hacer cumplir la ley.
Saberlo usar depende del dominio de sí mismo en las tormentas, en la capacidad de escucha, abrir la inteligencia para valorar las opiniones contrarias y lo más difícil: someter la soberbia para no perderse.
Soberbia y poder caminan juntos. No es fácil encontrarse a un dirigente humilde, abierto a la verdad y no centrado en sus intereses. El ego inflado todos los días por zalameros hace estragos, lo vemos en todos los sexenios. Ellos aprovechan esta debilidad para su beneficio, son los mismos que aprueban las decisiones que atrasan al país.
El dirigente genuino fundamenta su autoridad en la congruencia, el malo se vuelve autoritario: él mismo se convierte en su propia referencia. Entonces tiene que violentar a los demás para imponerse a través del chantaje, mentir, manipular, usar la ley, comprar y negociar.
Vulnerabilidades de fondo.
Mencionaremos algunas. La ley y las instituciones en los países avanzados cuentan. Boris Johnson el primer ministro inglés fue presionado para dimitir por cosas que aquí resultan irrisorias; en Francia el expresidente Nicolás Sarkozy fue juzgado 2 veces en 2021 y declarado culpable por corrupción y tráfico de influencia a 3 años de prisión, aunque esta se modificó.
Aquí por cosas más serias no pasa nada, botones de muestra: la “casa blanca” y “la casa gris”, las entregas de dinero ilegales de los hermanos. El manto de la complicidad cubre a los presentes y venideros gobernantes para cuidarse las espaldas aunque sean de otros partidos. Lo importante es que la fiesta de la corrupción y el “show” sigan funcionando.
Se castiga con la ley a los enemigos por razones políticas no por aplicar la justicia. La lealtad y el sometimiento importan más. El negocio está primero.
La “licencia para robar” permeó la corrupción de arriba a abajo. Esta grave vulnerabilidad impide una certeza jurídica para fortalecernos e integrarnos.
¿Equilibrio de poderes?
Otra vulnerabilidad es la falta de balanza de los 3 poderes, Morena está sometido y el poder judicial simula autonomía, aunque frenan algunos abusos presidenciales y de las cámaras. Hacen mucho bien cuando favorecen al país y mucho mal cuando favorecen los intereses ajenos.
La inversión extranjera se ha vuelto suspicaz por la falta de certeza jurídica, los tratos no se respetan, esto afecta seriamente la economía.
Asimismo la impunidad y la violencia manifiestan con hechos un estado fallido.
Los políticos gobiernan para sí mismos haciendo de la política un club provocando la indiferencia electoral debilitando la democracia: el poder del pueblo para el pueblo.
Los legisladores preocupados por el país crecen y nadan contra la corriente en las asambleas, pero para cambiar las cosas se requiere barrer las escaleras desde arriba, no simular como sucede.
Gasto público a discreción.
La discrecionalidad del gasto público es otra vulnerabilidad, este depende más del presidente en turno y sus caprichos. Los diputados aprueban el presupuesto nacional pero la mayoría de ellos lo ignoran o no están conscientes de vigilar su justa y correcta aplicación y se someten a sus jefes olvidando a sus votantes.
Heredamos un fuerte presidencialismo por las 8 décadas del PRI con su herencia militar, nos acostumbrados a la “dicta blanda” y se avecina pronto una “dicta dura”, quienes no vean como se acrecienta el peso del poder en el presidente deberían de leer o ver cosas más serias.
Alianzas con los narcos
Sucede una cosa bastante grave: el estado ha dejado de usar deliberadamente todo su poder por sus alianzas y por ser coaptados por los narcos, en varios estados ellos son los amos y señores.
Las entregas de capos, las pesquisas de laboratorios y de cargamentos se deben más a las presiones de los EEUU. “El Culiacanazo” fue un parteaguas donde el poder del narco empezó a pisotear al militar, la mala planeación, deliberada o no se hizo en pleno día, causó estragos a la población que “justificó” la decisión de liberarlo. A Caro Quintero y al Chapo los sorprendieron quirúrgicamente, saben cómo hacerlo cuando quieren.
Sin embargo muchos siguen votando favoreciendo el narco estado, otros fueron presionados por las armas y han matado a muchos candidatos.
El negocio ya no son solo las drogas, es el usufructo del poder que tienen en su territorio afectando las gasolinas, los inmuebles, los limones, aguacates, amenazando a los pequeños empresarios pagando piso.
El más grave problema es que la descomposición del poder arrastra y desordena todo espiralmente como un torbellino, corrijámoslo ahora antes que sea demasiado tarde.
¿Qué puedes hacer para evitar el punto de no retorno?