"Espléndido Trío Tico Tico, en Casa Haas"
MAZATLÁN._ Tres músicos de excelencia llenaron de magia la Casa Haas, con su interpretación. Trío Tico Tico, integrado por el clarinetista concordense Jesús Portillo, la fagotista Natalie Rose Zemba y la pianista Laura Haver, los tres pertenecientes a la OSSLA, entregaron con generosidad su talento, para dar vida a un concierto que exaltó, sobre todo, la creatividad de compositores latinoamericanos.
El Festival Profest, que es parte del Festival Cultural Mazatlán, buscó programar eventos, en donde brillantes patasaladas, que son artistas profesionales que están destacando en diferentes partes de México, ofrecieran, algunos de ellos, por primera vez, su arte, para que los porteños tomen conciencia de la gran cantidad de valores artísticos que se han formado en el Centro Municipal de Artes y que son un motivo más del orgullo de ser de Mazatlán.
Uno de ellos es el clarinetista Jesús Portillo, de los primeros sinaloenses que por la calidad de su ejecución llegó a ser miembro de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes.
Los tres músicos, desde febrero, decidieron formar un trío muy especial, porque no es fácil encontrar reunidos como grupo de cámara a un fagot, un clarinete y un piano.

Como obertura dos europeos
El programa que armaron los tres artistas fue exquisito, para dejar claro que las obras de los compositores europeos fue determinante para definir la música, creada por compositores latinoamericanos.
Tocaron una obra del francés Francis Poulenc y una más de Ludwig Van Beethoven.
El preámbulo europeo del concierto inició con el Trío para piano oboe y clarinete de Poulenc, una pieza en tres movimientos que le permitió al público probar con sus oídos y sus ojos, el virtuosismo de los tres músicos, sobre todo de la oboísta y el clarinetista, que en el movimiento andante consiguieron crear una textura de terciopelo, con los delicados sonidos que extrajeron de sus instrumentos.
El dramatismo inscrito en la partitura de esta pieza espléndida del compositor francés fue llevado a su clímax por los músicos, que ofrecieron uno de los momentos sublimes de la mágica y musical noche.
Beethoven siempre exige maestría en sus obras, el Trío Tico Tico tocó el Trío 38 del gran maestro del clasicismo, una pieza con una estructura tradicional.
Las dos piezas dieron paso a las obras del argentino Astor Piazzolla, del estadounidense Daneil Baldwin, el uruguayo Miguel del Águila, el cubano Paquito de Rivera y el brasileño Zequinha de Abreu.
Astor Piazzolla consiguió que la música popular argentina por excelencia, el tango, tuviera una estructura y una forma que la convirtieron en música de concierto, que es tocada por las grandes orquestas sinfónicas del mundo. Trío Tico Tico escogió una obra que hace un paralelismo con Las Cuatro estaciones de Vivaldi, él hizo Las cuatro estaciones de porteñas. Tocaron los movimientos Verano y otoño.
De Daniel Baldwin interpretaron Awatovi, un homenaje al pueblo Hopi de Arizona, que defendió valientemente su tribu contra la destrucción y el intento de aniquilarlos de los occidentales, la obra describe con sonidos la defensa que hicieron de su aldea que quedó destruida.
Del uruguayo Miguel del Águila tocaron su Tango trío, una forma contemporánea de tratamiento del tango que exige un alto grado de virtuosismo de los ejecutantes, para crear las atmósferas sensuales de este estilo de música.
Otro de los momentos clímax del concierto fue la interpretación del Danzón de Paquito de Rivera, una pieza espléndida, desbordada en ritmos cubanos, llevados a la exquisitez en la partitura de este autor, que lleva en la sangre esos sonidos que seducen, que hacen que el cuerpo se mueva en la sensualidad, motivado por los sonidos.
Ecogieron para cerrar el Tico Tico de Zequinha de Abreu, que despertó el espíritu bailador del auditorio.