"FACTOR HUMANO: Construyendo Catedrales"
¿Qué construyes?
Un curioso observaba los cimientos enormes de una obra, intrigado se acerca y le pregunta al que pasaba con una carretilla de escombros ¿Oiga usted, qué hace?
El hombre sorprendido le responde - ¿Yo?, ¡Me gano el pan! No satisfecho se le acerca a otro que excavaba y le pregunta ¿Qué hace? El hombre voltea y le responde – Yo… hago un hoyo ¿no lo ve? Más intrigado se acerca a uno atareado, le brillaba el sol en su espalda sudorosa y le dice ¿Usted, qué hace?, el hombre para, secándose el sudor cansado, le responde sonriente -Yo, construyo una catedral.
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Justo Gallego, de 94 años de edad, lleva 59 construyendo una catedral con sus propias manos.
¿Y tus ideales?
El año nuevo nos impulsa con optimismo a renovar los bríos, a sacar fuerza de las debilidades, a obtener sabiduría de los errores, a obtener inspiración del amor y desamor, a perdonar continuamente, a emprender ¿Cómo cumplir los propósitos? Pregúntate mejor ¿Qué te mueve interiormente? Las respuestas están adentro no afuera. Es fácil perder la perspectiva al caminar entre escollos; si solo vemos las dificultades y las urgencias tropezaremos, olvidando la razón del viaje: esto agobia más que el cansancio. Hay algo que nos inspira a todos: hacer que la vida tenga sentido. ¿Qué ideales te honran? Puedes construir una catedral partiendo de tus circunstancias, aprendiendo del pasado.

¿Festejamos la barbarie?
Agradecidos porque se nos regalan nuevas oportunidades celebramos la vida. Por cierto aquí se hace demasiado estridente y sumamente peligroso, con una absoluta falta de respeto a la vida ajena, mueren inocentes accidentalmente por la barbarie desatada por un júbilo irracional presumiendo su estupor colectivo. Ahora más que nunca en gran parte de la ciudad muchos empuñaron lo que los hace sentir poderosos y notoriamente dispararon al aire mucha de la pólvora emocional contenida, esa que quema por dentro; otros por la costumbre sierreña.
Inusualmente se extendió copiosamente cerca de una hora y como si no fuera poco los cohetes continuaron toda la noche acompañados por ráfagas de trasnochados. Era de esperarse después del jueves 17 de octubre 2019, un punto de inflexión nacional. La ciudadanía amedrentada escuchaba lo que ha permitido y omitido, la autoridad resguardada de las balas, se manifestó quien manda.
¿Quién manda?
En medio de una endeble e hipócrita ‘pax narca’ negociada, se evidenció lo que la gente intenta ocultar: el lavado de dinero que manifiesta una prosperidad falsa, el abismo social creciente y resentido por los bajos sueldos, la falta de oportunidades por poca inversión, la falta de confianza para invertir, la impunidad, la corrupción, la ineficacia gubernamental, las ansías del poder a toda costa, el derroche para hacerse notar y sentirse distinguido, la evasión y la euforia que disfraza la tristeza, sentirse superhombres drogándose, muriendo lentamente o de sobredosis; el odio al hermano que lo convierte en enemigo sumando las tristes estadísticas del crimen que se intentan mejorar superficialmente.
¿Quién manda? Manda el materialismo exagerado de la gente, el dinero su máximo instrumento consiguiéndolo tramposamente; los nuevos templos son los magnos centros comerciales donde la gente circula en torno al consumo, en cambio las actuales iglesias parecen bodegas, algunas. Manda la estulticia. El odio asesino. La indiferencia a tomar responsabilidad social y a exigir cuentas a los responsables. Parecen ganarle a la mayoría silenciosa que se esfuerza honradamente: son los que sostienen al país.
El espejo social
Los narcos evidencian el nivel de descomposición social creciente y no terminamos de asimilarlo ni resolverlo al abrirles la puerta y pactar con el diablo. Son un espejo social: quieren su dinero tolerándolos ¿Hasta cuándo? Hasta que ordenemos la casa y el país. Hace lustros que sufrimos una intensa guerra sorda con cifras colosales, las ráfagas nos hicieron sentirla. Protestamos por la muerte de cercanos, las del resto: son estadísticas.
Ellos intentan ocultar su dolor con tamboras y ostentosidad, asiduos a los velorios donde sepultan sus vacías esperanzas, llenos de miedo presumen su valentía intentando ser recordados por sus corridos pagados. Muertos en vida matan a otros tantos cada día, diariamente… y nos hemos mal acostumbrado justificándolo. Guardan una distancia con la sociedad, ésta se rompió en octubre. Cuánto talento desperdiciado, algunos jefes como empresarios harían mucho bien. Me duele que mis hermanos hayan tomado la ruta ‘fácil’ que conduce al infierno en vida. Nadie somos mejor que otro.
Respetarse paga
La frustración de las aspiraciones, la falta de valores, la vanagloria, los complejos, el vacío, la evasión de la realidad lo fomenta. Cualquier cosa resulta buena para salir del hoyo de la desesperación. El hambre y la ambición desmedida son malas consejeras. El alivio temporal de vender el alma a cambio de lentejas. Duele el hambre, pero duele más traicionarse a sí mismo. Ser fiel y respetarse paga.
Se deja de ver la belleza de la vida al dejar de ver el cielo. Desatemos la imaginación para resolver problemas. Qué esquizofrenia: Navidad para la familia y el niño Dios; el Año Nuevo para la euforia desmadrosa.
Año Nuevo esperanza nueva. Crecemos superando nuestra debilidad y cumpliendo las pequeñeces ordinarias amorosamente. Buscar la grandeza en lo material nos cosifica. Descubrir y recordar para qué vivimos vigoriza: es el motivador perenne. Logra una meta sencilla, las demás vendrán solas.
No podemos cambiar el pasado pero si empezar un buen futuro. Construyamos nuestra catedral. Esos albañiles que cantan trabajando son felices: le encuentran sentido a su vida.